Urbanismo táctico

Barcelona revierte una pacificación escolar para evitar peleas, botellón e incivismo

Consell de Cent y Pelai, las dos caras del urbanismo táctico en Barcelona

Las gradas del entorno escolar pacificado del Poble-sec que se han convertido en un 'botellódromo'

Las gradas del entorno escolar pacificado del Poble-sec que se han convertido en un 'botellódromo' / Elisenda Pons

Carlos Márquez Daniel

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Semanas atrás fue muy comentada la eliminación del urbanismo táctico que, durante la pandemia, se instaló en la calle de Pelai para ampliar la acera. El nuevo gobierno municipal, con Jaume Collboni a la cabeza, consideró que esa prueba no logró su objetivo, así que repintó la vía desde Universitat hasta Catalunya para dar cabida a aparcamientos de bicis, motos y autocares. Mucho más inadvertida pasará la regresión de una zona transformada hace tan solo seis meses en el Poble Sec, un entorno escolar en la calle de la Bòbila con el que se cortó el tráfico. Al crearse un 'cul de sac' se han multiplicado los problemas de peleas e incivismo. Curioso, porque si el objetivo era pacificar, lo que ha generado es más conflicto.

El urbanismo táctico de la calle de la Bòbila, este martes

El urbanismo táctico de la calle de la Bòbila, este martes / Elisenda Pons

Será el jueves cuando el distrito informe a las entidades vecinales sobre la nueva hoja de ruta. Según ha podido saber este diario, la idea es que los coches vuelvan a circular por la calle, de manera que haya más vida y movimiento, ni que sea motorizado. Se mantendrían las jardineras y el mobiliario sito en la salida de la escuela Sant Francesc Xavier, pero se retirarán los bolardos que restringen el tráfico. Está por ver, porque no sería complicado, si se vetan los vehículos privados durante la hora punta colegial de la mañana y de la tarde.

Cuentan los vecinos de la zona que a escasos 10 metros está la plaza del Doctor Pere Franquesa, un lugar, reza un residente "en el que siempre fue habitual el botellón y los trapicheos". Con la pacificación de Bòbila, el jaleo se trasladó a las gradas situadas junto al centro escolar. "Estaban más cómodos, no hay más". En la zona llegó a registrarse a mediados de octubre, según relató Betevé, una pelea en la que se usaron palos de cricket, además de mesas y sillas de un bar cercano.

Gas de la risa

En el lugar, aseguran las mismas fuentes consultadas, es habitual encontrar botellas de alcohol y potes de óxido nitroso, el denominado gas de la risa. También, certificó la tele pública de Barcelona, se halló un cuchillo dentro de una de las jardineras colocadas junto a la entrada del colegio. "Es posible que haya menos lío al poder pasar los coches, pero lo que pasará es que los chavales volverán a la plaza. Es decir, que no se resuelve el problema, simplemente se vuelve a mover de sitio". Los afectados sostienen que el problema no se supedita a los fines de semana y reclaman que la guardia Urbana persiga el incivismo y que los Mossos se encarguen de "poner freno al trapicheo y consumo de droga en plena calle".

Un portavoz del ayuntamiento asegura que la decisión todavía no es firme y que la decisión todavía se está estudiando "si es pertinente la retirada de los elementos que forman parte de la actuación llevada a cabo en el entorno de esta escuela del Poble-sec. Sí admite lo siguiente: "El mal uso ha comportado numerosas quejas y denuncias vecinales e intervenciones de la Guardia Urbana y Mossos d'Esquadra.

La actuación en la calle de la Bòbila se anunció en enero de este año y las obras se llevaron a cabo entre el 23 de enero y finales de marzo. Coste de la transformación: 50.053 euros, lo que incluía, reza el propio ayuntamiento en una nota hecha pública entonces, "jardineras, gradas de madera, papeleras, bancos y butacas que convertirán la calzada en un espacio de juego y estadía". Entonces se decía que se dejaría una "franja central libre para el paso de vehículos, sin prioridad, pero semanas después del estreno, se colocó un bolardo y el tráfico quedó cerrado.