Pacificación

La calle de Jonqueres: de la autopista de la Casa de las Mantas a un espacio peatonal

Empieza la segunda fase de las obras de la Vía Laietana con nuevas afectaciones

Via Laietana: ¿por qué hacen falta 21 meses para urbanizar 600 metros de calle?

La calle de Jonqueres una vez remodelada, este viernes.

La calle de Jonqueres una vez remodelada, este viernes. / Jordi Otix

Toni Sust

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A falta de detalles varios, este miércoles acabaron las obras de reforma de la calle de Jonqueres, una remodelación que se enmarca en la de la Via Laietana, todavía en curso. Y para todo el que tenga un poco de edad, el antes y el después son dos mundos distintos. La calle de Jonqueres era una pequeña autopista, pese a ser tan estrecha, y era también la calle de la Casa de las Mantas.

Los conductores transitaban en masa, y a buena velocidad, por esta conexión entre Ciutat Vella y el Eixample, y los peatones hacían equilibrios para compartir las aceras, tan estrechas.

Ahora la foto es totalmente distinta. “Esta era la calle más negra de Barcelona”, afirmaba el viernes José Pérez, que algo sabrá del tema porque lleva 31 años subiendo la persiana del bar Timón, en Jonqueres, 18,  junto con su mujer, Candela Ávila.

José Pérez, delante de su bar, en la calle de Jonqueres.

José Pérez, delante de su bar, en la calle de Jonqueres. / Jordi Otix

Mejor para los clientes

“Si miras lo de antes y lo comparas con lo de ahora, es como Portal de l’Àngel”, afirma Pérez en alusión a la reforma que décadas atrás vivió la cercana vía comercial y desde la que el coche privado, más allá de carga y descarga, no puede pasar por la calle. “Quedan cosas por hacer”, constata Pérez. Las obras no le han supuesto un cambio significativo en lo que a negocio se refiere: “Tengo una clientela muy fiel”. Por el mismo motivo, no cree que vaya a ganar mucho parroquiano.

En cualquier caso, celebra el cambio: “Para nuestros clientes es mucho más cómodo esto que lo de antes. Y para nosotros es genial poder tener la puerta abierta sin escuchar el ruido del bus, de las ambulancias”, prosigue Pérez, que recuerda que a final de los 90 el ayuntamiento ya hablaba de convertir la calle en peatonal, pero subraya que aquellas obras nunca empezaron.

Coches que van demasiado rápido

Faltan detalles, afirma la pareja, como otros comerciantes de la vía. Y combatir algunas disfunciones: “Los coches que entran para ir a los párquings van demasiado rápido”, dice Candela Ávila.

Comercios en la calle de Jonqueres.

Comercios en la calle de Jonqueres. / Jordi Otix

Para Pérez, el futuro de las calles del centro “pasa por esto”, por una reforma como la de Jonqueres. Pablo Rodríguez, uno de sus clientes, que trabaja en Urquinaona, aplaude el cambio, pero lamenta que no haya ido de la mano de una disminución de los coches que pasan por la ciudad. Usuario habitual del taxi, cuenta que un recorrido que hace menudo, y que le costaba siete euros, sube ahora a 10, lo que achaca a las obras y las remodelaciones de calles. “Hay que mejorar el transporte público y colocar párquings en la entrada de la ciudad para los coches que vienen de fuera de Barcelona”, afirma.

Vestigio del colauismo

En plenas obras de reforma de Jonqueres, que se han prolongado un año y medio, los operarios encontraron restos de un antiguo monasterio que estaba en la calle y que en el siglo XIX fue trasladado a lo que hoy es la Concepció, en Aragón con Roger de Llúria.

Pero en unos años lo que puede ser un vestigio del pasado es la propia calle de Jonqueres, con su nueva cara, ya que el gobierno de Jaume Collboni ha dejado claro que no es partidario del modelo de pacificación por el que apostó Colau. Los socialistas, socio del gobierno anterior, mostraron sus discrepancias con el proyecto de los ejes verdes, pero no pudo frenar obras como las de Consell de Cent.

Según declaraba a este diario el miércoles la teniente de alcalde de Urbanismo, Laia Bonet, no tiene sentido emprender pacificaciones que acaben trasladando los vehículos a otra calle sin que el transporte público se convierta en una alternativa sólida de uso. El PSC se muestra a favor de buscar verde en interiores de manzana pero también en otros espacios, por ejemplo entre bloques. Por todo ello, reformas como las de Jonqueres podrían no verse en algún tiempo.

La casa de las lámparas

En Jonqueres estaba la Casa de las Mantas, que cerró hace tiempo, y que está en el recuerdo de tantos barceloneses. También serán muchos los que alguna vez comieron en la ya extinta Brasserie Flo. Otro vecino ilustre, que en este caso sí sigue ahí, es el Edifici Fàbregas, que va del 16 al 18 de Jonqueres y del 2 al 4 de Trafalgar. Es considerado el primer rascacielos que se hizo en Barcelona, “el segundo de España”, puntualiza Pérez. Tiene 16 plantas y fue construido entre 1936 y 1944, con un parón a causa de la Guerra Civil.

El Edifici Fàbregas.

El Edifici Fàbregas. / Jordi Otix

En la parte baja de la calle, en el restaurante chino Dafu Don, uno de los empleados, Luis Morales, ve más gente paseando y en el local desde que le han cambiado la cara a Jonqueres. En el comercio que hay algo más arriba, Hassan recuerda con fastidio las obras y celebra que hayan concluido.

Aquí ya no hay Casa de las Mantas, pero sí Casa de las Lámparas, haciendo esquina con Trafalgar. Mari Carmen Alabarce, que lleva 17 años trabajando en el comercio, comparte que las obras han sido un engorro, pero cree que al final “han valido la pena”.

La fea pared del Teatro Borràs

A primera vista, hay algo tremendamente feo en Jonqueres que antes no contrastaba con el entorno pero ahora lo hace: la pared del Teatre Borràs, al que se entra por Urquinaona.  “Eso se tendría que arreglar”, afirma Alabarce. “Antes ponían carteles de los Balañá”, recuerda Pérez, en alusión a la empresa propietaria del teatro. 

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