El problema de la vivienda

El tirón de los pisos reformados calienta los alquileres en Barcelona: tres de cada cuatro, a más de 1.500 euros

La calidad de las viviendas aumenta para optar a inquilinos más solventes

El auge del alquiler por meses impulsa edificios enteros en Barcelona

Barcelona tiene los pisos compartidos más caros y la oferta crece

Carteles de pisos en venta en una inmobiliaria de Barcelona.

Carteles de pisos en venta en una inmobiliaria de Barcelona. / RICARD CUGAT

Patricia Castán

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Poco a poco han quedado atrás los tiempos de alquilar una vivienda usada y pactar futuras mejoras con su propietario con vistas a permanecer largo tiempo. La mayoría de viviendas anunciadas en el menguante mercado de alquileres de Barcelona no solo están recientemente reformadas sino que en muchos casos han sido amuebladas y preparadas para adaptarse a las nuevas tendencias del alquiler efímero o de temporada. Este es uno de los elementos que propulsan los precios al alza, señalan los agentes de la propiedad inmobiliaria (API), además del déficit de viviendas disponibles, entre otros. Solo en ese contexto se puede entender que como mínimo tres de cada cuatro anuncios de arrendamiento en los principales portales inmobiliarios sean ya de más de 1.500 euros.

El habitual ejercicio de buscar piso de alquiler después del verano, sea por trabajo, estudios o mudanza forzosa se ha convertido este año en un vía crucis. Hacía muchos años que la oferta no era tan escasa, y los precios nunca habían sido tan elevados. El chequeo --sin afán científico-- realizado en este diario, buscando un precio a partir del cual la oferta sea amplia, constata el paulatino encarecimiento. Como se informa en otro artículo, solo dos centenares de pisos entre los anunciados esta semana están por debajo de los mil euros, lo que convierte la búsqueda en esa franja en una misión desalentadora y muy competitiva. Pero las oportunidades no mejoran sustancialmente hasta que se cruza la barrera de los 1.500.

Vivienda en alquiler.

Anuncio de una vivienda en alquiler. / EP

La mayor oferta se encuentra en 'Idealista', con 'solo' unos 4.620 pisos publicados a mitad de esta semana. Más de 3.500 (el 77%, o tres de cada cuatro) de ellos cuestan más de dicho precio. Y de hecho más de la mitad cotizan a más de 2.000 euros. En el caso de 'Habitaclia', 2.056 de sus 2.605 viviendas disponibles estaban a más de 1.500 euros (un 79% de su repertorio), mientras que en 'Fotocasa', con 2.015 de un total de 2.709 anuncios, suponían en 75,4%. Dicho de otro modo, cualquiera con un presupuesto inferior debe enfrentarse a una oferta muy, pero que muy, inferior a la demanda real.

Cóctel de causas

La evolución de los últimos meses se atribuye reiteradamente desde el sector inmobiliario a un mix de elementos. Por un lado la escasez de vivienda en alquiler, que agravada por la salida del mercado de muchos inmuebles de pequeños propietarios que han decidido vender en lugar de alquilar ante los riesgos que implica (para ellos) la nueva ley de vivienda. Por otro lado, una mayor demanda de nuevos arrendadores que no han podido comprar piso por el aumento de los costes hipotecarios y se han pasado (por fuerza) al alquiler. También la creciente población nómada en Barcelona, de estudiantes o teletrabajadores, capaces de absorber las nuevas modalidades de techo: sean habitaciones en pisos compartidos (cada vez más caras y sofisticadas) o pisos de temporada que tranquilamente pueden costar 3.000 euros al mes para un tamaño medio en un barrio no periférico. La capital catalana, pese a todo, sigue siendo mucho más económica que otras grandes urbes europeas.

Y conquistar a esa demanda implica que las viviendas sean cualitativamente cada vez mejores. También para ser competitivos y poder optar a los clientes más exigentes. El gerente de la Cambra de la Propietat Urbana de Barcelona, Òscar Gorgues, destaca que cada vez se están reformando más viviendas para mejorar su calidad, lo que se traduce forzosamente en precios de mercado superiores. De ese modo, la oferta rehabilitada incide en el incremento medio de los precios de alquiler. El propietario cree que las mejoras le permitirán llegar a un arrendador solvente.

El gran perjudicado es el inquilino de menor poder adquisitivo, no solo porque sus posibilidades se recortan, sino porque los propietarios son especialmente selectivos ante las dificultades que añade la ley para un potencial desahucio por impago.

Buscar para mejorar

Cabe destacar también que algunos arrendadores se han acostumbrado a mudarse en función de su mejora salarial o situación personal, de modo que valoran que la vivienda ofrezca desde el primer momento el máximo de comodidades dentro su umbral de precios. En cambio rechazan asumir reformas con la perspectiva de un contrato más allá de los cinco años, a sabiendas de que posiblemente cambien de vivienda.

"Perversamente, la ley de vivienda incentiva que un inquilino se mude con más frecuencia en el caso de pisos amueblados, dado que este ya no paga gastos de agencia", señalan desde una inmobiliaria con solera en el Eixample. Ahora hay quienes están dispuestos a permanecer solo el tiempo mínimo exigido en un contrato de larga duración (seis meses o un año) porque sale más barato que uno de temporada, y entran en "modo de búsqueda permanente para mejorar de calle, o de condiciones ", añade la misma fuente, porque no les supondrá costes añadidos.

Carles Sala, portavoz y director del Área Jurídica del Col·legi d'Agents de la Propietat y de API Catalunya, coincide en que habiendo "muchísima demanda se escoge lo mejor". Y enfatiza que en parte la ola de reformas y mejoras se deben a que más adelante no se sabe si se podrán imputar en las rentas. El experto lamenta "las prisas por aprobar la ley de vivienda antes de las elecciones", que cree que ha perjudicado al mercado.

Cree que se llega al "ridículo" en la consideración de zona tensionada (por parte del Govern) de alguno de los 140 municipios catalanes seleccionados. En el caso de Barcelona, con el mayor caudal de alquileres, destaca la tendencia en los nuevos contratos de incorporar de forma segregada (al margen de la renta estricta) los gastos vinculados a la finca y el IBI, por ejemplo. "Lo estamos recomendando porque si se acaban declarando las zonas tensionadas estos conceptos no se podrán incorporar y se considerará que están dentro de la renta resultante tras la fórmula que se utilice, sea en el artículo 17.6 o 17.7 de la ley", relata.

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