Coincidencia inédita

Barça versus Mercè: el fútbol se impone a la fiesta en la montaña de Montjuïc

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Jordi Ribalaygue

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La Mercè guarda un fiel idilio con Montjuïc. La montaña alberga parte de la fiesta mayor de Barcelona en el Palacete Albéniz y el castillo. Son dos de los escenarios inherentes a los números de circo, teatro y danza, sin alteración ni traslado porque el promontorio sea el hogar provisional del Barça, siempre un imán de multitudes. No obstante, las actuaciones vespertinas han palidecido algo frente a la afluencia al Estadi Olímpic este sábado, día de partido.  

Ha sido una de las primeras ocasiones en que un evento multitudinario -como los de la Mercè- se mide con la mudanza del equipo de Xavi Hernández, aún en prueba tras cinco duelos fuera del Camp Nou mientras se reconstruye. En el pulso entre fútbol y fiesta mayor, los aficionados azulgranas se han impuesto, muchos más que los atraídos por el cartel cultural. 

Bastaba echar un ojo a los buses para certificarlo: los numerosos lanzadera para los seguidores subían hasta los topes desde plaza Espanya, mientras que en el 150 -que rodea la montaña hasta la cima, ideal para el público de la Mercè- apenas costaba hallar asiento. 

Aficionados del Barça suben por las escaleras de Montjuïc en dirección al Estadi Olímpic, coincidiendo con los actos de la Mercè.

Aficionados del Barça suben por las escaleras de Montjuïc en dirección al Estadi Olímpic, coincidiendo con los actos de la Mercè. / MANU MITRU

En todo caso, la confluencia entre las celebraciones y el encuentro se intuía en algún que otro síntoma. Unos informadores con chaleco del Barça reconocían que no han sido pocos los que les pedían cómo llegar a los recintos de la Mercè y si los lanzadera servían para desplazarse a las actuaciones de las fiestas. “Hoy nos ha pasado un poco más que otros días. La gente va algo perdida”, palpaban. Es justo lo que les ha ocurrido a Daniel y Juan, que no han sabido dar con la marquesina para tomar la línea que asciende al jardín del Albéniz. “Hemos acabado viniendo a pie, pero ha sido agradable”, se han resignado.

"¿Dónde está el estadio?"

Unos guardias cifraban que 580 personas habían atravesado una de las entradas del palacete en la última hora previa a que el Barça empezara a jugar. Eran el doble, si no más, de los que habían cruzado la reja tras la hora de comer y las cuatro, seducidos por la Mercè. “Son muchos más los que preguntan cómo llegar al estadio desde hace hora y media”, han admitido los empleados. 

De hecho, los jardines del Albéniz se han convertido en atajo para los culés en los días de partido. A menos de una hora que rodara el balón, abundaban los transeúntes que se adentraban en la pradera con camisetas barcelonistas. José Luis y Yolanda iban con sus hijos por primera vez al Lluís Companys. “No está muy masificado, pero hemos preferido subir a pie para evitar la cola de los buses”, contaban. A Miguel Ángel se le veía más desorientado en los jardines. “Hay muchísima gente. Nos ha costado un montón subir con tanta aglomeración”, resoplaba, apretando el paso a la búsqueda del Olímpic.   

Las elásticas culés predominaban al pie de Montjuïc a falta de unas dos horas del pitido inicial. “Sobre todo hay gente que va al Barça. Muy pocos preguntan por la Mercè”, ha confiado una agente de la Guardia Urbana. “Es verdad que hemos visto más gente y más coches, pero es normal. No veo problema a que el fútbol coincida con la Mercè”, ha resuelto Joan, rodeado de la familia para disfrutar del palacete. Su mujer, Carme, ha discrepado. “Tendrían que haber traslado el partido a otro día. Entre unos y otros, hay demasiado follón”, ha replicado.