Contaminación y congestión

Un estudio de la UB y Cabify defiende que taxis y VTC son "decisivos para la gestión eficiente" de las zonas de bajas emisiones

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Carlos Márquez Daniel

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Las zonas de bajas emisiones (ZBE) persiguen un doble objetivo. Por un lado, reducir la contaminación; por el otro, potenciar el transporte público y, por ende, que haya menos tráfico. La ley de Cambio Climático, aprobada por el Congreso de los Diputados en mayo de 2021, obliga a los municipios de más de 50.000 habitantes a establecer estos perímetros contra la polución. Pero solo un puñado de ciudades españolas han cumplido por ahora. Mientras se van desarrollando, un estudio de la Universitat de Barcelona (UB), en colaboración con Cabify, defiende que las VTC y los taxis pueden ser "decisivos para la gestión eficiente de las ZBE". Según los académicos, "los servicios de movilidad bajo demanda con conductor reducen un 7% la congestión y un 6% las emisiones de CO2, datos que toman como buenos pero que provienen de investigaciones ajenas.

Cartel anunciando la zona de bajas emisiones, en la Ronda Litoral de Barcelona

Cartel anunciando la zona de bajas emisiones de Barcelona, en la Ronda Litoral / Ferran Nadeu

Según el estudio, solo 14 metrópolis de todo el Estado han cumplido con la obligación de desplegar áreas libres de malos humos, mientras que las otras 135 deben hacerlo en los próximos meses. "Los servicios de movilidad bajo demanda pueden competir con el transporte público cuando este sea deficiente o complementarlo, facilitan la última milla y cubren itinerarios infrautilizados", asegura Xavier Fageda, investigador de la UB y coautor del estudio. Unos servicios, estima, que pueden reducir la adquisición de vehículos privados en un 3%.

Las cinco bondades

El objetivo final, prosigue el informe, es que las ciudades sean capaces de "absorber un gran volumen de desplazamientos con el menor tiempo", lo que puede contribuir a generar "beneficios sociales en la forma de generación de empleo, inversiones y mayor productividad de las empresas gracias a las economías de aglomeración". Las virtudes de apostar por VTC y taxis para implementar más y mejor por las ZBE las resumen en cinco puntos: porque son una "mejor alternativa de movilidad que el transporte público colectivo para algunos segmentos de la demanda", porque puede complementarse con el transporte público colectivo "alimentándolo de nueva demanda", por el "emparejamiento más eficiente que el transporte público colectivo entre oferta y demanda mediante las plataformas digitales, porque genera "una menor demanda de vehículos privados en propiedad y porque favorece "una mejor composición del tráfico también fuera de las zonas restringidas".

Hilera de taxistas, en Maria Cristina, en enero, antes de una marcha lenta que terminó en el Parlament

Hilera de taxistas, en Maria Cristina, en enero, antes de una marcha lenta que terminó en el Parlament / Ferran Nadeu

El informe, firmado por Daniel Albalate y Xavier Fageda, ambos de la Facultat d'Economia i Empresa de la UB, y por Marc Tarrés, de la Facultat de Dret, pone como referencia multitud de investigaciones previas. De las que destaca algunos extractos para blindar su tesis de que el transporte a demanda puede ayudar a gestionar mejor las ZBE.

Pero el estudio, de manera sutil, también realiza comparaciones entre las VTC y el taxi, barriendo un poco hacia la casa de los primeros. Dice así: "Los usuarios que utilizaban servicios tradicionales de taxi se benefician ahora de tiempos de espera más cortos, mayor flexibilidad y precios más bajos (particularmente en períodos de menor demanda) que los usuarios de servicios tradicionales de taxi". Una velada referencia a los vehículos de alquiler con conductor.