Barceloneando

Este ‘sextudio’ de Barcelona te monta en casa la habitación del sexo

“Diseñamos tu habitación de placer”, garantizan en Instagram. Muerdo Studio es un estudio de interiorismo “especializado en crear espacios para el sexo” 

Tarzández: un Tarzán catalán a domicilio

El Supermán de Barcelona

A1-177484346.jpg

A1-177484346.jpg / MANU MITRU

Ana Sánchez

Ana Sánchez

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Vas más tenso que Pablo Motos entrevistando a Pedro Sánchez. En cuanto ves que la barra del bar tiene argollas para que te aten. Entre obreros de aquí para allá, cajas polvorientas y botes de pintura, hay una cruz de San Andrés (en forma de equis) con sujeciones para manos y pies. Solo falta una panda de Satisfyers mirando las obras. Esta semana estaban rematándolas contrarreloj. La reforma la ha hecho un “sextudio”, así lo llaman ellos. Es un nuevo estudio de interiorismo de Barcelona “especializado en crear espacios para el sexo”, se definen en Instagram.

Muerdo Studio, lo han bautizado. “Diseñamos tu habitación de placer”, garantizan en redes. No son los primeros. Esto de hacer reformas lujuriosas tiene hasta un ‘reality’ en Netflix: ‘Cómo diseñar una habitación erótica’, de la interiorista británica Melanie Rose. Hace un año que en los medios la proclamaron “la Mary Poppins erótica”. Ella también va por el mundo con un bolso XXL, pero lleno de juguetes eróticos. Ha montado ante las cámaras desde dormitorios-mazmorra hasta escondrijos con mirilla para ‘voyeurs’

“Queremos ser la Mary Poppins del sexo”, se ríe Sara. Al hablar con ella y Carlos, te sientes más puritana que las Flos Mariae. Hablan de sexo con menos tapujos que la terapeuta de ‘Sex Education’.

Sara Vallés, 39 años, es de Zaragoza. Estudió diseño de interiores, moda e Historia del Arte. “Todo esto mientras trabajaba repartiendo periódicos gratuitos en la calle”, resopla. “La universidad de la vida”, se ríe al lado Carlos. Él es de Mallorca: Carlos Fernández, 43 años. Vino a Barcelona con 18 a estudiar Arquitectura. Se conocieron hace apenas medio año en una ‘app’ para ligar. “Ahora somos amigos y socios”, añaden. “Yo la introduje un poco en el mundillo”, recuerda él. Se refiere al mundillo BDSM. “Son unas siglas –detalla- que engloban unas prácticas: Bondage, Disciplina, Dominación, Sumisión y Sadomasoquismo”. En Barcelona –aseguran- está muy extendido. “El tema del 'shibari' -un estilo japonés de ‘bondage’- está súper de moda -añaden-. Hay mogollón de sitios donde puedes aprender y hacer talleres”. Los muy muy novatos pueden ir mientras al CCCB: explora hasta octubre el legado del marqués de Sade.  

Se tragaron el ‘reality’ erótico de Netflix del tirón. “8 episodios, uno detrás de otro”. Y se les ocurrió hacer un Instagram de broma. Pero enseguida se pusieron serios: “Vamos a hacerlo bien por si acaso –pensaron-, a ver si nos encargan algo”.

Artesanos del sexo

Apenas llevan tres meses y ya tienen los bocetos para la habitación del sexo de una pareja. Acaban de reformar un local BDSM que se inaugura hoy. “Nuestro proyecto no va de eso –apuntan-, pero pensamos que en un local de este tipo iría gente a la que le puede interesar hacer habitaciones para sus casas”. Ya les han contactado artesanos que hacen mobiliario especializado en sexo para ofrecerles sus servicios.   

Ellos están abiertos a todo. Tanto les da si eres un clásico como si usas velas con aroma a la vagina de Gwyneth Paltrow. “Te adaptas al cliente y ya está”, se encogen de hombros. A estas alturas, han visto cosas que no creería ni Nacho Vidal.

“Estamos como en una especie de Facebook de gente a la que le va el BDSM –justifica Carlos su sabiduría sexual-. Se llama FetLife”. ¿Lo más sorprendente que han descubierto? “Hay gente –explican- a la que le pone estar rodeada de globos: globos de fiesta, de los de toda la vida de colores". Looners, los llaman. "Hay gente a la que le pone colorear con Plastidecor. Sí, eso existe”, insiste al verte poner la misma cara que Feijóo al disimular que ha metido la pata. “En una publicación de Instagram –confiesa Sara- explicaba mi filia: la Elifilia, la excitación sexual por los tejidos”. “Camas con jaulas –añade Carlos: si miras en Pinterest está lleno. Es más común de lo que parece: gente que le gusta que los encierren”. “Al final –aseguran- te acostumbras a este tipo de cosas. Las respetas, aunque no las compartas”.

Su idea es llevar una maleta XXL a lo Mary Poppins. “Una maletita rosa brilli-brilli con un montón de cositas –adelanta Sara-. Y conectar con la gente: ‘Tú, de todo esto que te saco aquí, ¿qué te mola?’ Y de ahí vas cogiendo ideas”. A lo ‘tuppersex’ en versión interiorista. “Es como cuando vas a hacer una reforma normal y corriente –compara Carlos-, que le preguntas al cliente: ‘¿Cuál es tu día a día?, ¿qué haces?, ¿dónde desayunas?’. Pero vinculado a cómo follas básicamente”, se ríe.

Confesores sexuales

Da pudor, sí. “Pero a la gente le encanta hablar de sexo –asegura Carlos-. Lo que pasa que les cuesta soltarse. Tienes que darles pie a que lo expliquen y a que vean que no los juzgas”. Vendrían a ser confesores sexuales. “Un poquito –se ríen-, un poquito". 

Sara y Carlos enseñan los bocetos de una habitación del sexo que les han encargado.

Sara y Carlos enseñan los bocetos de una habitación del sexo que les han encargado. / MANU MITRU

“Ahora tenemos –cuentan- el encargo de unos amigos que quieren que les demos ideas para reformar su habitación”. Y te enseñan los bocetos con tono arquitectónico: cabecero de la cama con puntos de anclaje, pared acolchada, espejos, juego de luces... Pero no, no todo es BDSM, prometen. “Puede ser algo más sutil –apunta Sara-. Que puedas recoger. O que esté detrás de una estantería. Nos encantaría hacer esto -se ríen-: una puerta secreta”. 

Detalle de los bocetos.

Detalle de los bocetos. / MANU MITRU

“¿Expondrías tus juguetes sexuales a la vista de todos como un objeto decorativo?”. Es su última pregunta-vídeo de Instagram. La pusieron a prueba hace poco en el Ikea: se fueron un día a grabar cómo disimular objetos sexuales entre la decoración doméstica. Un gancho anal, una mordaza, un ‘plug’. “Son objetos muy bonitos. No te das cuenta de que es un juguete sexual”.

¿Algún consejo exprés para darle vidilla al dormitorio? “Tener un armario o un cajón para los juguetes –responden-. Y llenarlo”. 

Suscríbete para seguir leyendo