Tendencia laboral

Los nuevos 'coworkings' pospandemia triunfan en Barcelona como espacios de trabajo y socialización

Nómadas digitales: una ciudad como base y el mundo como oficina

Zona de comedor y descanso en el edifico de Aticco en Bogatell.

Zona de comedor y descanso en el edifico de Aticco en Bogatell. / Jordi Otix

Patricia Castán

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Combatiendo la rigidez de las oficinas y centros de trabajo clásicos y las incomodidades o carencias de trabajar en casa, los 'coworkings' de Barcelona han salido reforzados del azote de la pandemia que durante meses los dejó casi desiertos. Estos espacios de trabajo flexible, donde conviven distintas empresas y emprendedores sin largas ataduras contractuales, viven una segunda juventud tras poner en valor los (ahora) preciadísimos espacios comunes y de socialización, y las actividades que enriquecen el día a día de los trabajadores, mucho más allá de su ordenador o su mesa de trabajo.

Las principales firmas de este ámbito abren centros cada vez más modernos y polivalentes que se ocupan a toda velocidad, asentando el llamado formato de trabajo híbrido. En la capital catalana, el 22@ del Poblenou concentra la mayor cuota de espacios de 'coworking', aunque estos se expanden cada vez más por el Eixample y la zona alta.

Centro de cCoworking' de Spaces Universitat, en la Gran Via.

Centro de 'coworking' de Spaces Universitat, en la Gran Via. / Jordi Otix

Fuentes del sector estiman que Barcelona suma unos 100.000 metros cuadrados de espacios de 'cotrabajo' grandes y de altas prestaciones, más allá de los pequeños centros de barrio de antaño. Aunque se popularizaron especialmente en la última década, fue en 2017 cuando vivieron una eclosión de aperturas, con edificios o locales cada vez más amplios y mejor dotados. No obstante, la pandemia marcó un antes y un después. Manel de Bes, director nacional de Oficinas de la inmobiliaria Forcadell, que ha asesorado diversas implantaciones de 'coworkings', recuerda que durante la crisis sanitaria muchos de estos cayeron hasta el 40% de su ocupación, ante la fuerza del teletrabajo. Al ser oficinas tan flexibles, muchas empresas y autónomos se desvincularon temporalmente de ellos.

No obstante, la pospandemia provocó un efecto contrario, al evidenciar "la necesidad de socialización, de sensación de pertenencia a un grupo y de reuniones presenciales", añade el experto, que constata que el modelo de trabajo híbrido encaja como un guante en la esencia de los 'coworkings'. Este paraguas hoy en día no solo dibuja cuatro paredes para la actividad profesional o empresarial, sin el corsé de un contrato de larga duración o una inversión en el diseño del espacio, como sucede en las oficinas tradicionales. También abarca tal cantidad de actividades comunes y posibilidad de sinergias laborales que el usuario puede trabajar, comer, hacer ejercicio, descansar un rato, asistir a charlas, darse un respiro en una terraza, relacionarse con otros usuarios en encuentros 'afterwork', participar en cursos y mucho más, sin desplazarse más allá del edificio, optimizando su jornada, señala Gabriel Espín, Cofundador y CEO del grupo Aticco.

Azotea comunitaria del 'coworking' de Aticco en Bogatell. 

Azotea comunitaria del 'coworking' de Aticco en Bogatell.  / Jordi Otix

Con fuerza en el centro de la ciudad

La firma Aticco Workspaces, de origen barcelonés y que en 2016 dio el gran salto con un gran espacio en la ronda de Sant Pere, suma ya cuatro opciones en Barcelona y otra en L'Hospitalet, con 30.000 metros cuadrados (además de las de Madrid) y espacios de gran éxito como el de Bogatell (Pallars, 108) que integra mil metros de zonas comunes, y donde pueden cotrabajar hasta 800 personas. Ahora ultiman la apertura de un nuevo edificio de este tipo en la derecha del Eixample, en Bailèn, 105, aún en obras, que dispondrá de 4.300 metros cuadrados y se convertirá en su nuevo 'flagship'. Integrará dos terrazas, despachos privados, salas de reuniones, auditorios, oficinas corporativas, gimnasio, cantina, salas de descanso y hasta párking para coches eléctricos, bicis y patinetes. Trabajan con unas 300 empresas de todos los perfiles y formatos, desde 600 personas a una sola, incluidos nómadas digitales.

Aticco abrirá en breve 4.300 metros cuadrados en la calle de Bailèn para dar oxígeno a empresas que quieren crecer sin salir del Eixample, con todo tipo de servicios

Muchos eligen esta modalidad de oficinas por que les permite interactuar con otras empresas, beneficiarse de actividades que miman al trabajador... Pero no hay que perder de vista la flexibilidad que les permite crecer. En Bailèn darán cabida a clientes que querían crecer. Pero los nuevos modelos híbridos también han alentado estructuras moldeables, donde una empresa, por ejemplo, de 100 empleados alquila un espacio para 40 porque sabe que el teletrabajo llegó "para quedarse" y nunca coincidirán todos sus trabajadores a la vez en las oficinas. "A los pequeños se les enseña a conectar y crecer, a los grandes a retener talento, cuando sus empleados están a gusto". Porque la clave, resume, es crear un entorno donde "estar mejor que en casa", resume, con el foco puesto en potenciar siempre la comunidad y varios proyectos más entre manos.

Sala de trabajo abierta en Spaces Universitat.

Sala de trabajo abierta en Spaces Universitat. / Jordi Otix

Entre las muchas firmas internacionales que fueron desembarcando en Barcelona y propiciando la ampliación de miras del negocio (que cuando irrumpió incluso ocupó semisótanos que lo único que ofrecían eran mesas de trabajo), figura el gigante IWG (con marcas enfocadas a distintos segmentos como Spaces, Regus, HQ y Signature, principalmente). Desde 1989 suman 3.500 centros en 120 países. En Barcelona, 15, con un total de 35.000 metros cuadrados y un aumento de visitas a sus centros en la ciudad del 32% en lo que va de año. Preparan una gran apertura en Sant Cugat, entre otras próximas novedades.

Multinacionales y personalización de espacios

Uno de los más recientes que han creado, Spaces Plaza Molina, sintetiza ese objetivo de flexibilidad que pasa por minimizar desplazamientos y facilitar la vida del trabajador o empresario aglutinando servicios. Se llenó rápidamente de usuarios de la zona, así como de municipios próximos que valoran no tener que cruzar la vorágine de tráfico de Barcelona, y destaca por su diseño, por potenciar la socialización, los eventos comunitarios, la gran terraza de 500 metros, explica Philippe Jimenez, Country Manager de IWG en España y vicepresidente comercial para Europa del Sur, Benelux y Reino Unido.

Los nuevos centros de la marca Spaces (de IWG) se llenan enseguida con su combinación de diseño, buenas ubicaciones, zonas de deporte, de descanso, de 'networking', azoteas y mucha socialización

El experto rememora que aunque los inicios fueron con empresas pequeñas, cada vez han entrado en juego más multinacionales que quieren ahorrar costes de alquiler. La flexibilidad laboral, destaca, "permite más conciliación de la vida personal y es una oportunidad para colectivos como mujeres y jóvenes", que reducen desplazamientos, ahorrando costes y optimizan su tiempo. "El 90% de las empresas ya piensan en modelos híbridos", señala, recordando que Google ya ocupa toda una planta en Spaces Universitat (en Gran Via con Aribau).

Entre sus 14 centros locales, el situado ante la Illa Diagonal acaba de ganar una tercera planta el 1 de junio, que ya han completado con solo dos contratos. Practican el DYO o 'design your office' que permite elegir y personalizar los muebles entre diversas opciones, aportando creatividad y evitando espacios monótonos. En el Poblenou suman cuatro, cuenta.

Del tirón de esta fórmula en el distrito tecnológico da cuenta también la transformación del Student Hotel en The Social Hub, donde ahora además de pernoctar temporalmente se ha desplegado un paraíso del 'coworking' para los crecientes nómadas digitales. No solo pueden trabajar, la cartera de actividades (de la cultura al deporte o la socialización) es inabarcable.

De solo una silla a una planta completa

La flexibilidad no solo abarca a la contratación temporal de espacio. También a las necesidades de cada momento, que pueden ir modificando la contratación. La fórmula básica puede ir desde el derecho de acceso (uno se sienta en alguna mesa libre, sin poder dejar sus cosas), pasando por el espacio fijo en una mesa donde instalar el propio equipo, hasta llegar a los despachos de uso exclusivo, del tamaño que uno desee, a veces en plantas completas, relata Espín, de Aticco.

En general está incluido el uso de todos los espacios, salvo que utilice tanto las salas de reuniones que deba pagar algún suplemento, por ejemplo. Si una empresa contrata espacio solo para la mitad de sus empleados porque estos también trabajan en casa y nunca coinciden a la vez en la oficina, el control de acceso pone el límite a los que pueden entrar a diario, hasta completar su cupo.

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