Hermanos y refugiados de guerra

La ONU se opone a la vuelta de niños ucranianos con sus supuestos maltratadores tras refugiarse en Catalunya

Las familias que los albergaban pidieron amparo a Naciones Unidas, pero la resolución llegó al mismo tiempo que se practicaba el traslado 

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Hermanos menores ucranianos que estaban tutelados y acogidos por familias catalanas

Hermanos menores ucranianos que estaban tutelados y acogidos por familias catalanas / EL PERIÓDICO

Jordi Ribalaygue

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El traslado a Francia de cinco hermanos adolescentes ucranianos que residían en Catalunya, supuestamente en contra de su voluntad y con la rotunda oposición de los hogares que los acogían, ha llegado a la ONU. Las familias de Barcelona, Terrassa y Ripollet que albergaban a tres de los menores refugiados de guerra -una chica y dos chicos, con edades entre 13 y 15 años- han removido cielo y tierra para tratar de evitar que fueran desplazados por dictamen de la Generalitat al país vecino. Alegan que los tutores legales que reclaman la custodia de los menores los maltrataron presuntamente mientras convivían en Ucrania. El caso se puso en conocimiento del Comité de Derechos del Niño de Naciones Unidas, que resolvió el pasado miércoles que el envío se suspendiera. Sin embargo, se practicó el jueves, tal como estaba previsto.

“Teniendo en cuenta las circunstancias específicas de estos casos, el Grupo de Trabajo sobre comunicaciones, actuando en nombre del Comité, ha decidido solicitar al Estado parte que no traslade los autores [en referencia a los menores] a Francia”, reza la notificación, fechada el 21 de junio en la sede del Alto Comisionado por los Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra. El pronunciamiento lo firma el jefe de la subdivisión de Tratados de Derechos Humanos, Ibrahim Salama. Precisa que el viaje de los menores debía interrumpirse “hasta la adopción de una decisión sobre la solicitud de medidas cautelares”. 

Sin embargo, el pronunciamiento de la ONU no impidió que los menores tuvieran que marcharse de Catalunya el 22 de junio. “La resolución llegó el mismo día del traslado, a media mañana, durante el proceso para llevarlo a cabo”, explica el abogado Albert Parés, quien representa a las familias. Opina que los niños sufrieron desamparo al concederse un margen de solo seis días entre que la Direcció General d’Atenció a la Infància i l’Adolescència (DGAIA) comunicó que serían puestos a disposición del consultado ucraniano y la fecha para ejecutar la orden. El letrado apeló a Naciones Unidas después de que un juzgado civil y otro contencioso admitiesen a trámite sendos recursos contra la expatriación y denegasen imponer la medida cautelar de paralizarla.

La DGAIA confirma que supo “de forma informal” de la solicitud a la ONU “el mismo día de la entrega de los menores a sus tutores legales en el consulado de Ucrania”. El dictamen de Naciones Unidas no sirvió para que los menores permanecieran en Catalunya, pero Parés piensa esgrimirlo para exigir el retorno de los niños. Se basa en que el documento da margen a España hasta el 5 de julio para posicionarse sobre las medidas provisionales que las familias rogaban para que el desplazamiento a Francia no se efectuara. 

“Deberían ser devueltos de forma inmediata antes de dicha fecha. Comunicaremos a la ONU que, por la información que tenemos, los menores están en Perpinyà, para instar al Comité de Derechos del Menor a que obligue a España a hacer las gestiones necesarias para que vuelvan a Catalunya”, anticipa Parés.

La DGAIA señala que el Ministerio de Justicia le informó el viernes pasado que había recibido tres comunicaciones de Naciones Unidas, con la solicitud de que los niños no fueran entregados en Francia. Justicia remitió los documentos al órgano de la Generalitat este lunes. La DGAIA redacta un informe sobre el caso de los menores para enviarlo al ministerio, quien lo elevará a la ONU.

Una salida traumática

Una de las familias recurrentes manifiesta que separarse de los niños ha sido traumático. “Los menores lo tenían claro. No querían irse. El día de la entrega, el niño que teníamos en casa estaba agarrado a nosotros, llorando. Nos lo tuvieron que sacar para llevárselo”, atestigua una de las madres de acogida, que pide guardar anonimato.  

Los hermanos están declarados huérfanos desde 2019: su padre falleció y la madre los desatendió. Hace años que los menores hacen estancias en Catalunya con las familias que los hospedan. Se establecieron con ellas tras ser evacuados en marzo de 2022 de Nikopol, al sur de Ucrania, casi dos semanas después de que Rusia invadiera el país.  

La que ha prosperado es la tercera petición sobre la custodia de los menores, tramitada por la familia de acogida que los alojó en Ucrania. La primera se cursó desde Turquía, en mayo de 2022. “Fue entonces, cuando vinieron a recogerlos, que una de las hermanas empezó a hablar de lo que pasaba en la casa en la que habían estado en su país. Después, los hermanos hablaron en cadena. La DGAIA acabó haciendo un careo con los niños y reconoció riesgo alto para dos de los menores”, asegura. 

“Los chicos manifestaron que había habido situaciones de riesgo y posibles maltratos con esa familia acogedora de Ucrania. Pero no solo es una manifestación de los menores, sino que consta en el expediente de la DGAIA”, subraya Parés. La segunda solicitud se cursó en noviembre pasado para reagrupar a los hermanos en un lugar de Ucrania cercano a Polonia, supuestamente lejos del escenario de guerra. “Pero a los 10 días bombardearon esa zona y se canceló”, comenta la madre catalana.

“Total colaboración”

A consultas de EL PERIÓDICO, el organismo de la Generalitat no alude al presunto riesgo de maltrato que advirtió un año atrás. Sí refiere que la tutela sobre los adolescentes por parte de la DGAIA “es temporal y condicionada a la situación de guerra”. 

“Cuando desaparece esta situación, ya sea porque finaliza el conflicto bélico o porque los tutores salen de la zona de peligro, los menores han de volver con sus tutores legales. Así nos lo exige el Gobierno ucraniano y nos lo ha requerido el consulado”, apunta el estamento. Agrega que existe “unanimidad” entre las autoridades ucranianas, la Fiscalía española, el Ministerio del Interior y los servicios de protección a la infancia de Francia para que los niños regresen con los tutores legales, “que tienen una actitud de total colaboración”, avala la DGAIA. 

En cambio, los hogares de acogida catalanes blanden que se ha vulnerado supuestamente el derecho de los muchachos a ser escuchados. “No ha prevalecido el bien de los menores”, reprocha la madre de acogida, que afirma que fue testigo de una desatención “brutal” a la infancia en poblaciones del sur de Ucrania cuando viajó para llevar ayuda humanitaria, años atrás. “No era normal que el niño que acogíamos llegara con los niveles de desnutrición con los que llegaba. Uno de los hermanos está diagnosticado y medicado y el mío necesita atención por un problema de salud mental. ¿Qué seguimiento van a tener esos niños? ¿Qué futuro les espera?”, se pregunta.

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