investigación judicial

La seguridad de las puertas del metro de Barcelona llega a juicio

Un juzgado investiga el accidente de una mujer en el metro de Barcelona

A una mujer se le quedó atrapada la muñeca al intentar acceder al tren cuando se cerraban la puerta y fue arrastrada por el andén

Vídeo del accidente en el metro de Barcelona investigado por el juez.

Vídeo del accidente en el metro de Barcelona investigado por el juez.

J. G. Albalat

J. G. Albalat

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Sobre las 15.41 horas del 3 de julio del 2015, Núria Carrera Altarriba, que entonces tenía 62 años, accedió a la parada del metro de Vall d’Hebron de la Línea 5. Tras llegar al andén vio que el convoy estaba parado. Las puertas empezaban a cerrarse, después de que sonara el pitido de aviso, y para impedirlo, introdujo la mano derecha o antebrazo. Quedó atrapada y el tren arrancó. Al intentar subir al estribo del vagón, la mujer resbaló y una pierna izquierda fue a parar al hueco entre el metro y el andén. Fue arrastrada unos metros, hasta que el tren se detuvo. La fiscalía sostiene que el conductor no comprobó que la usuaria intentaba acceder al vagón. La acusación particular añade que el sistema de seguridad del cierre de puertas no cumplía la normativa, al superarse el espacio que impide que el tren arranque.

Está previsto que el juicio contra el conductor del convoy y la empresa pública Ferrocarril Metropolità de Barcelona, que junto con la compañía aseguradora figura como responsable civil subsidiario, se celebre el próximo 15 de junio en un juzgado penal de Barcelona. La fiscalía reclama 15 meses de prisión para el único acusado, el maquinista, al que se le atribuye un delito de lesiones imprudentes, y el pago de una indemnización de 188.000 euros más los intereses legales. El abogado Álvaro Amigó, que ejerce la acusación particular en nombre de la mujer, solicita la misma pena de prisión, pero una indemnización mayor: 358.497 euros.

Las cámaras de seguridad instaladas en el andén grabaron el incidente y cómo la mujer era arrastrada. La afectada sufrió varios traumatismos, estuvo ingresada 330 días en un centro hospitalario, permaneció 23 días en la UCI y se sometió a 12 intervenciones quirúrgicas. Un portavoz de TMB ha asegurado que no hacen valoraciones sobre causas judiciales abiertas y que están disponibles en lo que la justicia requiere.

La polémica modificación

El convoy era de la serie 5000. En su documentación consta que el tren no se pondrá en marcha si las puertas no están completamente cerradas. El abogado de la víctima relata en su escrito de acusación que la norma de aplicaciones ferroviaria y sistema de puerta de acceso (UNE 14752 de 2005) permitió a Ferrocarril Metropolità una pequeña modificación de esta medida de seguridad, en la que el tren puede ponerse en marcha si las puertas se encuentran abiertas hasta tres centímetros de ancho y seis de largo de largo. Las medidas de la mano, brazo o muñeca de Núria Carrera, según la acusación particular, exceden de esas dimensiones, por lo que con la modificación, a su entender, “excedía los límites”, dando lugar a que el mecanismo de seguridad no se activara.

El letrado recalca que el chivato que suena cuando cierra las puertas “no impide” la entrada de personas en el interior del convoy, no hay avisos de megafonía y sólo hay algún cartel “ilegible y difícil de percibir” para la mayoría de los usuarios. El pitido, a su entender, no es “efectivo ni persuasivo” para que la gente no entre en el tren. En esa época, tampoco se habían colocado en esa estación las puertas que anteceden a la entrada en los vagones.

Núria Carrera Altarriba, con la medición de su muñeca que cuestiona la versión de TMB.

Núria Carrera Altarriba, con la medición de su muñeca que cuestiona la versión de TMB. / El Periódico

El conductor acusado

La fiscalía no hace mención alguna a esa posible deficiencia y únicamente responsabiliza al conductor del convoy, aunque también concreta que la mujer desatendió las advertencias que instaban a no introducirse en los vagones cuando sonaran las indicaciones acústicas. En su escrito de acusación relata que el maquinista no comprobó en el último instante y mirando a través del retrovisor que ningún usuario intentaba entrar en el vagón. Si lo hubiera hecho, precisa, se hubiera dado cuenta de que la mujer tenía atrapada la mano en una puerta.

El conductor acusado explicó en su día ante el juez que no entendía qué había pasado, ya que el metro no se pone en marcha si no están las puertas de los vagones cerradas. “Tengo un ordenador a bordo que me marca cuando las puertas están totalmente cerradas y hay una señal en rojo que se enciende y se apaga. Si está encendida es que las puertas están abiertas o hay algo bloqueado. El sistema no me deja a mi iniciar la marcha ni en manual ni en automático”, aseguró.

Ante la insistencia de la acusación, el conductor afirmó: “Siempre que haya una puerta abierta o una puerta bloqueada o que me la aguanta alguien, el sistema no permite traccionar, arrancar, iniciar la marcha”. E insistió: “Es imposible que inicie la marcha con una puerta abierta. Nunca”. “¿Aunque sea mínimamente?, preguntó el letrado: “No, no puede. Nunca”.

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