Inauguración

Barcelona recupera su Museu d'Història reinventado

El Muhba amplía su exposición permanente de la plaza del Rei, se reestructura en secciones visitables independientemente y inaugura una exposición sobre el Domènech i Montaner urbanista

Ernest Alós

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Después de años abriendo y cerrando espacios para ir avanzando en su renovación, y de ir enseñando a trocitos su nueva oferta, el Museu d'Història de Barcelona reabre esta semana sus puertas reinventado, con nuevos espacios y un nuevo concepto de visita pensada para que el barcelonés repita y vaya estudiando la ciudad capa a capa, y el turista pasajero tenga una visión rápida. La reforma que ha acabado coincidiendo con el 80 aniversario del museo fundado en 1943 en la plaza del Rei ha llegado finalmente al núcleo histórico del Muhba, que se hacía concentrado hasta ahora en el despliegue de sus tentáculos por toda la ciudad (Oliva Artés, Call, Bon Pastor, Fabra i Coats...). Hoy reabren las puertas su exposición de síntesis permanente, su espacio abierto en la planta baja y quedan ya como definitivas las secciones en las que se expone la Barcelona romana, en el subsuelo, y la medieval, en el Palau Reial.

El Ágora

Arquitectónicamente, con una intervención austera, con un coste de algo más de 3 millones de euros y que multiplica los espacios disponibles a cargo del arquitecto Tomàs Morató, las gran novedades novedades son tres. Conectar el edificio de la Casa Padellás, la mansión gótica traslada piedra a piedra desde la calle Mercaders, con el edificio anexo del siglo XIX que hasta ahora acogía la librería y las oficinas, para ganar dos plantas de sus plantas para la exposición permanente. Cubrir las galerías del último piso para crear allí un centro de estudios y documentación. Y cubrir el patio interior para convertirlo en un vestíbulo de entrada funcional todos los días del año.

Ese vestíbulo es el centro de la primera planta, de libre acceso, sin entrada de pago. Rebautizada como ágora, se supone que (incluso con luces de neón), en palabras del director del Muhba, Joan Roca, ha de decir al paseante "entra". Incluyendo al turista "que hasta ahora se agachaba para ver por las ventanas a ras de suelo los restos romanos para no tener que pagar entrada". Ese ágora, con el reloj de la ciudad de 1576 en el centro, ha de ser el "kilómetro cero" para invitar a descubrir la ciudad. Incluirá un audiovisual breve, pantallas informativas y material impreso, la presencia permanente de un orientador que ofrezca información personalizada y dos aulas para las escuelas. Una forma, según Roca, de potenciar "el turismo alternativo".

De propina, la reforma facilita también el acceso a varios magníficos miradores sobre el barrio gótico y las murallas romanas.

Imagen de la exposición permanente Barcelona Flashback del Muhba

Imagen de la exposición permanente Barcelona Flashback del Muhba /

Síntesis exprés

La exposición permanente ocupa las dos plantas siguientes. Y ofrece mucho más de lo que alguien podría sospechar de su epígrafe: 'Barcelona Flashback' resume la historia de Barcelona a través de 200 objetos y carteles breves en formato de pregunta. En no más de 90 minutos incluso si la visita es exhaustiva, y en tres cuartos de hora a paso ligero, se consigue tener una visión ordenada de la ciudad, un relato que va de la Barcelona íbera hasta los resultados electorales y los mapas de renta y precio del suelo de hoy mismo, que "planteado como proceso y que da sentido a la visita del resto del museo". La apuesta por este formato hace que algunas de las joyas de la colección del museo, como la lápida que recoge el nombre completo de la ciudad romana, 'Iulia Augusta Paterna Faventia Barcino', la piedra litográfica del plano del Eixample de Cerdà o el pendón de Santa Eulàlia, hayan pasado aquí.

Subsuelo de Barcino en el Muhba

Subsuelo de Barcino en el Muhba /

Barcino

Una vez superada esta primera capa, el visitante puede dedicar una visita independiente a cada uno de los periodos históricos, sin tener que pasar el día sacando la lengua. Uno de ellos, el subsuelo romano, con una renovación de toda la información ofrecida al visitante para incorporar los resultados de las investigaciones de las dos últimas décadas, que han definido claramente la evolución de las murallas, la organización del territorio de todo el llano como una gran explotación vinícola controlada por una élite residente en la ciudad amurallada o el encajepor parte de una . Y un detalle sutil. Trazos laser que marcan sobre las ruinas del subsuelo el trazado de las calles de la ciudad romana altoimperial. Así, donde ahora se veía un laberinto, se pueden distinguir las estructuras originales (líneas de fachada, cloacas en el centro de las calles) y las que invaden el espacio público cuando en la antigüedad tardía la autoridad urbana se desintegra.

Sala de las Voltes Romàniques en el Muhba

Sala de las Voltes Romàniques en el Muhba /

Las salas románicas

Y el segundo espacio por orden cronológico ha quedado también rematado. La sala abovedada del antiguo palacio condal románico acoge la nueva versión de la muestra sobre la formación de la Catalunya condal, desde su condición de tierra de frontera a la formación del poder condal y la creación de un patriciado urbano. Recorrido que sigue con la ya consolidada exposición permanente sobre Barcelona como capital mediterránea en la baja edad media, en los espacios góticos del Saló del Tinell y la capilla de Santa Àgata.

Domènech i Montaner, urbanista

Coincidiendo con la areapertura del museo y el Any Domènech i Montaner, el espacio dedicado a exposiciones monográficas se inaugura hoy también con una muestra dedicada a la faceta de urbanista de Lluís Doménech i Montaner, organizada por la Fundació Privada Lluís Doménech i Montaner con Enric Granell y Antoni Ramon Graells como comisarios. Según Granell, más allá del "Doménech más modernista, de las cerámicas y vitrales de colores" y de sus obras más conocidas, la exposición se muestra en los proyectos de transformación de la ciudad. Menos presentes en la memoria ciudadana porque la mayoría de ellos o desaparecieron o no se llegaron a ejecutar.

La exposición destaca un ensayo de encaje entre Eixample y Ciutat Vella a través de las no realizadas Instituciones Provinciales de Instrucción Pública, el Hotel Internacional de la exposición de 1888, la Gran Via de Pere el Gran que debía suponer el derribo del Hospital de Sant Pau y la Boqueria, la apertura de espacios entre Via Laietana y los espacios góticos cercanos a través de escalinatas y plazas (y mucho derribo), el programa de monumentalizar los edificios de viviendas del Eixample o la creación de Sant Pau como una ciudad alternativa (girada incluso respecto de la trama Cerdà e ignorando la Sagrada Família, con la que solo conectaría a través de la actual avenida Gaudí gracias al posterior plan Jaussely).