Conflicto en un negocio histórico
Retirado por orden judicial el rótulo 'Pinotxo' del bar de la Boqueria
Los nuevos titulares acatan la medida cautelar y dejan de momento el establecimiento sin nombre
El propietario de la marca busca local para abrir un espacio con la oferta y denominación de siempre
Patricia Castán
Periodista
Periodista en El Periódico de Catalunya desde 1996. Ha ejercido de redactora y jefa de sección en Gran Barcelona. Especializada en los ámbitos de economía local, comercio, turismo, vivienda, ocio, gastronomía y tendencias urbanas.
Patricia Castán
La nueva vida del bar Pinotxo ha durado apenas tres semanas. Los nuevos operadores del histórico puesto de la Boqueria, que habían conservado el nombre pese a que el traspaso se produjo sin la participación de un copropietario, han retirado el rótulo con el icónico nombre poco antes de las tres de la tarde de este miércoles. De ese modo, nada queda de la esencia del bar: ni su equipo humano, ni los platos originales, ni su distintivo nombre. El actual titular sigue operando el espacio físico, pero la pérdida de la denominación, por orden judicial, lo deja ahora como un bar más de mercado. Sin nombre en estos momentos.
El juzgado de lo Mercantil número 9 de Barcelona había ordenado el cese inmediato de la denominación Pinotxo Bar, como se dio ayer a conocer. Sin embargo, la empresa Restaurante Egipto SLU, que se hizo con el traspasado el pasado febrero, no había recibido aún la notificación. Finalmente, completado este procedimiento, este mediodía han retirado las letras de su frontal. Además, han tapado con cinta americana las que había impresas en el toldo.
Como ha informado esta mañana EL PERIÓDICO, Jordi Asín Bayén se lleva la marca Pinotxo al nuevo establecimiento que abrirá en cuanto elija su nuevo emplazamiento. Mantendrá el recetario, equipo familiar y nombre de siempre. Sus abogados, del bufete Sol Montañola, explican a este diario que la sociedad familiar creada en 2001 tenía cedidos tanto los derechos de explotación del negocio, como del espacio y su nombre. De ese modo, por un lado han actuado judicialmente para recuperar la marca, pero hay abierta otra vía sobre los seis puestos de la Boqueria que ocupa el bar.
Este otro frente llevará más tiempo y será más complejo, porque la concesión de las paradas de mercado estaba a nombre de Juan Bayén, tio de Jordi, y rostro popular tras 80 años tras la barra. Eran socios al 50%, pero cuando la madre del primero (y abuela del segundo) falleció, administrativamente solo podía figurar un titular, que acabó siendo Juanito. Por ello, al jubilarse este el pasado diciembre y tras un conflicto familiar, Bayén traspasó por sorpresa el negocio, con la aprobación del Instituto Municipal de Mercados de Barcelona, pero sin tener en cuenta la sociedad que lo ligaba a su sobrino Jordi, copropietario a todos los efectos y que se enteró a hechos consumados.
El nuevo operador levantó la persiana el pasado 1 de marzo, pero todo el mercado sabía que se avecinaba una batalla judicial. Asín tiene 58 años pero también ha estado siempre ligado a un negocio que fundó su abuela Catalina hace más de 80 años. Lo gestionaba con su mujer e hijo, cuarta generación. También estaba al frente de la cocina.
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