Encuentro empresarial
Xavier Trias receta educación vial e hidrógeno verde para ordenar la movilidad de Barcelona
El alcaldable recrimina a Ada Colau las declaraciones críticas sobre cruceros y aeropuerto: “Colau está en contra de los aviones”
Meritxell M. Pauné
Periodista y jefa de 'Gran Barcelona'
Periodista especializada en información local de Barcelona y Catalunya. Responsable de la sección 'Gran Barcelona' desde septiembre de 2022. Antes, en los diarios TOT Barcelona y La Vanguardia, entre otros. Profesora de Periodismo digital en la UIC tres cursos y puntualmente del máster del Observatori de la Cobertura de Conflictes. Colaboradora en prensa vecinal ('Carrer', 'Cap a peus') tertulias de televisión y radio (betevé, Catalunya Ràdio, Ràdio Estel...), libros de historia local ('Retrats per la memòria', 'Objetivo Venus', 'Josep Maria Huertas Claveria i els barris de Barcelona') e investigaciones académicas (Observatori de la Cobertura de Conflictes, Periodismo UAB).
No cabía ni una silla más en la mesa del encuentro que había organizado la asociación empresarial ACEDE con el alcaldable Xavier Trias este lunes por la mañana. El candidato de Junts protagonizaba el segundo encuentro de la entidad con los principales aspirantes a gobernar la capital catalana a partir de mayo, ciclo del que EL PERIÓDICO es media partner. El primero fue Ernest Maragall hace dos semanas... aunque con menos de la mitad de asistentes. Toda una demostración del ‘efecto Trias’ entre el público económico.
El exalcalde y ahora de nuevo aspirante sabía que jugaba en casa y respondía relajado a las preguntas de los asistentes al acto, que era reservado a socios de la entidad. Además, iba acompañado del exconseller de Empresa, Ramon Tremosa, que irá en su lista. “Un ayuntamiento no es un parlamento, no se nombran a unas personas para hacer normas y discursos, sino para ser gestores de la ciudad”, sentenció como primer disparo. “Para que la gente viva bien hay que prestar los servicios con excelencia, y ahora la gente de Barcelona dice que está sucia y es insegura”, agregaba, entrando en materia.
Se explayó en estos dos campos, dos clásicos entre los 5 desafíos de la ciudad más repetidos en los barómetros municipales. Trias, dijo, querría que Barcelona se pareciera a Bilbao en materia de limpieza y negó que el tamaño marque la diferencia de resultados. Rememoró cuando, siendo alcalde, aseguró a los medios de comunicación que veía Barcelona desaseada: “Al día siguiente vinieron a verme todas las concesionarias del contrato de limpieza, que cómo podía decir esto… Pues sí, negar la percepción de la gente es mal comienzo”.
En cuanto a la seguridad, admitió que la coordinación entre los Mossos d’Esquadra y la Guàrdia Urbana de Barcelona debería ser “muy superior” a la actual. “Los dos cuerpos son muy defensores de sus competencias, pero ni unos ni otros tienen suficientes efectivos para ejercerlas”, contrapuso, para luego comparar los 3.400 policías locales de la capital antes de los Juegos Olímpicos con los “justito 3.000” de hoy en una ciudad con muchos más turistas y usuarios. De este desajuste no culpó a la alcaldesa Ada Colau, sino al Estado: “Nos traspasan competencias mal financiadas y tenemos que ir rogando poder contractar más personal, es una trampa maquiavélica”.
Movilidad y economía
También la movilidad fue un tema estrella de la sesión, puesto que la mayoría de los asistentes residen fuera de la capital y perciben más atascos en los accesos. Trias les invitó a resignarse a que “las entradas de Barcelona siempre serán complicadas” al tener mar, montaña y ríos y por lo tanto no poder ser “una ciudad radial” como Madrid. Evitó concretar promesas, como frenar la Superilla, si bien dio a entender al auditorio que no compartía los grandes proyectos de pacificación vigentes: “Dentro de 15 o 20 años no coches ya no polucionarán, tenemos que incentivar la modernización de la flota”.
Por qué otro vehículo sustituirlos, no lo tenía tan claro: “¿El futuro es el coche eléctrico o el de hidrógeno verde? Si lo fuera, no tiene sentido que no seamos los primeros”. Tampoco ampliar el espacio ciclable le seduce: “Me parecería inteligente estrechar la Meridiana para ceder más espacio al peatón, pero justamente en esta avenida ya hay aceras muy anchas y [el gobierno Colau-Collboni] quieren crear una rambla central solo para bicis”, recriminó. Tampoco estaba contento con los carriles bici de la Upper Diagonal: “De Francesc Macià para arriba el carril bici está allí donde querrías pasear”.
En cuanto a patinetes y otros vehículos individuales, rescató la vieja receta de la educación vial: “En París si pisas un carril bici te riñen”. Y para poner orden confió en las multas, incluso en su propia casa: “Mi hijo va con un monociclo a toda velocidad, y yo le digo que si soy alcalde ¡irá a multa diaria!”.
Puerto y Aeropuerto también despertaban mucho interés. “Si Barcelona tiene vuelos directos con 5 o 7 ciudades estadounidenses es gracias a los cruceros”, respondía Tremosa. Trias lo avalaba pero no se ahorró una crítica. Confesó que hace un año se fue de crucero por primera vez y no le gustó nada el ajetreo de las paradas exprés durante la ruta: “Esto no nos interesa para Barcelona, yo quiero cruceros de inicio y final de viaje, con los muelles electrificados”.
Sobre el debate de la ampliación del aeropuerto disparó contra tres administraciones diferentes: “¡Colau está en contra de los aviones! La Generalitat [ahora solo de ERC] tiene que tener las ideas más claras. Y no vale lo que hizo Maurici Lucena [el presidente de AENA] dando al Govern un mes para decir sí o no a su plan para no perder una inversión que al fin y al cabo procede de la explotación del propio aeropuerto de El Prat”. “Ni llamó a los alcaldes del Prat y Barcelona ni al Área Metropolitana”, se quejó. Sobre la vistosa propuesta de Foment de una pista sobre el mar, sostuvo con ironía que se la quiere “estudiar”, y recalcó que la mejor solución sería incluir a las administraciones y el tejido económico de Catalunya en la gestión de esta infraestructura. “Nos pelearíamos entre nosotros, seguro, pero eso no significa que no pudiéramos llegar luego a un acuerdo”, vaticinó. Eso sí, cumpliéndolo luego, porque el Prat aún espera las compensaciones prometidas por el Estado.
También habló del relanzamiento de Montjuïc, que sí es partidario de pacificar. En este sentido, teme que el exilio del Barça en el estadio olímpico durante las obras del Camp Nou sea "un sufrimiento para los vecinos" de la montaña. La principal reforma que defiende para esta área, sin embargo, es conectar el final del Paral·lel con los barrios de la Marina y la Fira, a través del Morrot. Ya lo defendió como alcalde y no logró una mayoría que le apoyara. También aboga por allanar el camino a los visitantes de los museos con un acceso al MNAC más cercano a plaza Espanya y un itinerario fácil entre este centro y el de la Fundació Miró. Montjuïc, reconoció, "no se hace en uno ni en dos años, hace falta un gran acuerdo entre los principales partidos".
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