Barcelona

El monasterio de Pedralbes presume de futuro y de Quim Nadal como palanca

La visita anual por Santa Eulàlia regresa tras la pandemia, aunque sin Ada Colau ni los principales alcaldables

Meritxell M. Pauné

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El monasterio de Pedralbes tenía mucho por explicar este año por Santa Eulàlia. El convento acoge cada febrero por esta festividad una visita del gobierno de Barcelona, como símbolo de la protección mutua que se prometen ambas instituciones desde hace casi siete siglos. Una tradición que no ha podido celebrarse durante la pandemia y que este lunes regresaba en versión completa, con cánticos a la patrona, panorámica de las rehabilitaciones hechas desde 2020 y refectorio con mató de Pedralbes elaborado según la receta secreta de las monjas.

Pese a la cuenta atrás para las elecciones municipales, el protagonista político inesperado del acto ha sido el conseller de universidades Quim Nadal. Ha sido el asistente con mayor rango institucional, aunque de hecho no acudía como representante del Govern sino como palanca en la sombra de la gran novedad que se presentaba en la visita de este año. La comunidad de clarisas y el Ayuntamiento de Barcelona han rubricado finalmente este noviembre el Fondo Especial del Reial Monestir de Pedralbes, con 75 años de vigencia, compromiso de inversión en el patrimonio histórico y la vista puesta en el 700 aniversario del convento el 2026. Una nueva hoja de ruta que sustituye el acuerdo marco firmado hace medio siglo.

Tanto la abadesa del monasterio, sor Montserrat Casas, como el primer teniente de alcaldía Jordi Martí, han agradecido el papel facilitador de Nadal y el de la gerente municipal Marta Clari, su cómplice en los meses de gestiones para el nuevo acuerdo. “Pone al día jurídicamente los pactos de 1972, es muy buena noticia”, ha celebrado Casas, que lidera una comunidad de cinco religiosas. “Nos parecía que aquel vínculo tenía que renovarse con más solidez jurídica y le pedimos a Quim Nadal –ha rememorado Martí– que nos ayudara a pensar cómo hacerlo”. “Hasta 2022 el pacto era que el Ayuntamiento contribuía a las rehabilitaciones y las clarisas abrían al público el monasterio, ahora hemos creado una entidad conjunta que pilota el fondo, una especie de consorcio… publicoespiritual”, bromeaba. El conceller, a su lado, asentía con la cabeza pero no ha cogido el micrófono ni un segundo.

Sin alcaldesa ni alcaldables

La visita de 2023 no ha tenido a los protagonistas políticos habituales, puesto que han fallado los principales alcaldables de la ciudad. La alcaldesa Ada Colau, que tiene muy buena sintonía personal con esta pequeña comunidad de clarisas, tampoco a ido al sentirse "indispuesta" según ha informado el consistorio. La única candidata asistente ha sido Eva Parera, de Valents.

El teniente de alcaldía Jordi Martí junto al conseller Joaquim Nadal y la madre abadesa del Reial Monestir de Santa Maria de Pedralbes

El teniente de alcaldía Jordi Martí junto al conseller Joaquim Nadal y la madre abadesa del Reial Monestir de Santa Maria de Pedralbes / Ricard Cugat

Aún así, el consistorio ha estado representado ampliamente con ediles de todos los colores. Los tenientes de alcaldía Jordi Martí (Bcomú) y Albert Batlle (PSC) y los concejales Jordi Rabassa (Bcomú), Joan Ramon Riera (PSC), Neus Munté, Francina y Joan Rodríguez (Junts) y Jordi Coronas y Rosa Suriñach (ERC). También altos cargos, como el director del MUHBA, Joan Roca, o la comisionada de educación, Maria Truñó. Otra ausencia, aunque muy distinta, ha sido la del cesado director de Arquitectura Urbana y Patrimonio, Aureli Santos, un incondicional de esta cita.

16 rehabilitaciones en un año

Los responsables técnicos del monasterio estaban especialmente exultantes al presentar juntas las mejoras realizadas en tres años. Y como adelantó El Periódico, dispone de 2 millones de euros para 2023. Las campañas arqueológicas y de restauración avanzan sin prisa pero sin pausa y van dando frutos. La última campaña de excavación, por ejemplo, sacó a la luz las estancias de los mayordomos que servían a las monjas en el siglo XVII bajo dos casitas más modernas. También destaca el rescate de los frescos de la sala capitular, que estaban muy dañados. El espectacular tapiz ha rejuvenecido en el museo de la técnica de Terrassa y un cierre de cristal tratará de prevenir la fluctuación perjudicial de temperatura y humedad.

Anna Castellano, directora del museo del monasterio, ha subrayado que el último año se han podido rehabilitar hasta 16 obras de arte, entre óleos, mobiliario y piedra. Por ejemplo la tumba policromada de Constança de Cardona y Pinós, que como la de la Reina Elisenda es visible tanto desde la iglesia –de acceso público– como desde el claustro –solo clausura–. Dani Abella, arquitecto responsable de las obras en el convento, ha reivindicado la cuidadosa limpieza de la fachada de la iglesia, así como el esfuerzo a veces invisible en garantizar una buena iluminación o asegurar que el mortero moderno en las paredes sea tan similar al antiguo que apenas se vea.

En cuanto al imponente claustro, un color más blanquecino delata la primera celda restaurada, a la que seguirán el resto los próximos años. También avanza el huerto medieval del convento, inaugurado antes de la pandemia y cultivado por entidades de inclusión. “Produce unas coles con un sabor… ¡que no se encuentra en ninguna verdulería!”, ha presumido Castellano. También salen del bache de la Covid-19 las cifras de visitantes, que ya alcanzan las de 2019 y son en su mayoría público local. Además del patrimonio, la oferta de actividades diversifica perfiles y por ejemplo crece el espacio destinado a meditación. Al ritmo actual y con el impulso del nuevo Fondo, monasterio y consistorio confían festejar el 700 aniversario con el recinto en su mejor momento.