Patrimonio

El monasterio de Pedralbes acelera su hoja de ruta con la vista puesta en 2026

• El cenobio está trabajando en la restauración de la celda de Santa Marta, la fachada norte, las casitas adosadas del servicio y la clave de bóveda de la sala capitular, entre otros

• La adjudicación de un presupuesto para inversiones, 3,3 millones de euros entre 2021 y 2023, permite al centro pensar en llegar al séptimo centenario con los espacios más importantes rehabilitados 

Natàlia Farré

Natàlia Farré

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La primera piedra del monasterio de Pedralbes se puso en 1326 bajo los auspicios de la reina Elisenda de Montcada, y un año después, en mayo de 1327, el cenobio era consagrado. De manera que en 2026 cumplirá siete siglos y habrá celebración. No está claro el cómo, todavía, pero lo que sí tienen en mente sus responsables es llegar a la efeméride de la mejor manera posible: “Con el monasterio renovado y restaurado”, afirma su directora Anna Castellano. Los deseos están más cerca de realizarse ahora que nunca, pues por primera vez el centro, propiedad de las clarisas pero gestionado por el ayuntamiento, cuenta con un montante especial para inversiones al margen del presupuesto corriente: 3,3 millones de euros (400.000, en 2021; 925.000, en 2022; y dos millones en 2023) que permiten acometer más obras que en ejercicios anteriores. 

La lista de las restauraciones en marcha es larga y la de las previstas, también; al igual que la de las realizadas en el último año. Entre estas últimas figuran obras patrimonialmente interesantes como la recuperación de parte del huerto medieval (la otra parte estará el próximo verano), la restauración de las pinturas murales y el altar de cerámica de la Crucifixión, y de la virgen gótica de la sala capitular, además de la limpieza de la policromía del sarcófago del siglo XIV de Romia de Sarrià. 

Plan Director a la vista

Y en estudio están otro sarcófago del siglo XIV, el de Artau de Foces; la Virgen del presbiterio, la escalera de la reina y una de las joyas del monasterio: la clave de bóveda de la sala capitular que esconde una rica policromía realizada en gran parte con pan de oro. La fachada norte de la iglesia del cenobio con su rosetón y sus vitrales también tienen una hoja de ruta cercana, como la tiene una de las empresas más necesarias y esperadas: la redacción de un Plan Director que marque el futuro del monasterio. “Será un gran asalto”, asegura Castellano. La idea es empezar ya y que esté acabado en un año y medio. 

Pero además de lo hecho y de lo que está por hacer, en Pedralbes hay intervenciones ya en curso. La más avanzada tiene como protagonistas a los tapices de la iglesia. Se trata de cinco grandes piezas de origen inglés, firmados por Codina Länglin en 1896, que hay que limpiar y consolidar. El tamaño de las telas y la especificidad del trabajo de restauración –parte de este se hace sumergiendo las piezas en grandes piscinas- ha obligado a trasladar los tapices fuera del recinto monacal. Algo inusual porque “salvo excepciones, el pacto con la comunidad religiosa marca que los trabajos de restauración se hacen en el monasterio”, apunta Castellano. 

Excavaciones arqueológicas, en las casas de la mayordomía adosadas al monasterio de Pedralbes.

Excavaciones arqueológicas, en las casas de la mayordomía adosadas al monasterio de Pedralbes. / Manu Mitru

En busca de restos romanos

Imposible de trasladar son los trabajos sobre la arquitectura del recinto. Es el caso de la recuperación de las pequeñas casas que hay adosadas al monasterio y que antaño servían para alojar a las personas ajenas a la comunidad pero que le daban servicio, la mayordomía. En septiembre empezaron las excavaciones arqueológicas, el objetivo es “estratigrafiar todos los niveles construidos hasta el subsuelo para hacer una secuencia histórica del espacio”, afirma Anna Bordas, arqueóloga y directora del proyecto. De momento se ha llegado al siglo XVII y todo indica que las casas tenían la misma función y la calle la misma disposición. Bordas no descarta encontrar vestigios romanos pues “hay indicios de una villa romana un poco más arriba y en los antiguos dormitorios del monasterio se encontraron restos de unos silos y es posible encontrar restos similares, sobre todo de uso agrícola”. 

La celda de Santa Marta

Más cercana en el tiempo, del siglo XVI posiblemente, es la celda de Santa Marta, cuyas obras de restauración ya se han licitado, igual que las de la segunda parte del huerto medieval, y se prevén comenzar en febrero para tener a punto, si no hay imprevistos en verano. Las celdas de día, espacios personales de recogimiento que las monjas construían y decoraban con retablos según sus posibilidades económicas, son una de las peculiaridades del monasterio de Pedralbes ya que es el único cenobio que las han conservado. Hay en todos los rincones del conjunto, algunas ya recuperadas, como la de Sant Miquel, la de las Neus, la de Rocabertí y la de Teresa de Cardona.  

La celda de las Neus, una de las pocas celdas restauradas del monasterio de Pedralbes.

La celda de las Neus, una de las pocas celdas restauradas del monasterio de Pedralbes. / Manu Mitru

La sorpresa de la pintura mural

La de Santa Marta, como la mayoría, es difícil averiguar quién la levantó y cuándo. Lo primero se debe a que los espacios privados en los recintos monacales estaban prohibidos, así que no hay documentos que los acrediten; y lo segundo, a que estos espacios se heredaban y muchas veces se reconstruían con materiales del monasterio de diferentes épocas. La que nos ocupa recibe el nombre de la tradición oral, siempre se la ha llamado así, y se conserva en muy mal estado. Habrá que consolidar la estructura, rehacer la bóveda a partir de los nervios finales que han sobrevivido y levantar el suelo manteniendo el mosaico original para anivelarlo.  

Y puede, además, que haya sorpresa, con las catas se han descubierto restos de una pintura mural que podrían ser del siglo XIV. Habrá que esperar a limpiar la pared y estudiarlas.