Nuevo modelo comercial
Una tienda de Gràcia fomenta el intercambio de ropa entre clientes por 5 euros al mes
Vestuari Compartit pretende fomentar un consumo más responsable y sostenible, a la par que facilitar el cambio de vestuario con la mínima inversión
Patricia Castán
Periodista
Periodista en El Periódico de Catalunya desde 1996. Ha ejercido de redactora y jefa de sección en Gran Barcelona. Especializada en los ámbitos de economía local, comercio, turismo, vivienda, ocio, gastronomía y tendencias urbanas.
Patricia Castán
Con armarios a rebosar y muchas veces sin 'nada' que a uno le apetezca ponerse, el consumismo generalizado alimenta compras que con frecuencia tienden más a la acumulación que al relevo en muchos hogares. En una ciudad como Barcelona, donde cada metro cuadrado de vivienda es cada vez más cotizado, no solo hay riesgo de saturación del espacio personal, sino que se reproduce un "modelo insostenible", opina Arnau Pla. Con ese objetivo de contribuir a un consumo "más responsable", el joven emprendedor de 27 años impulsó hace unos meses Vestuari Compartit en el corazón de Gràcia. Su tienda permite el intercambio de ropa, tan frecuente como uno quiera, por una cuota de suscripción de solo 5 euros al mes.
La elección del territorio no fue casual. Tras investigar su 'target', los estilos de vida y los perfiles según las zonas, levantó la persiana en el número 100 de la calle de Verdi el pasado 20 de octubre, con mucha población joven y bastante concienciación sobre la economía circular y la sostenibilidad.
Cambio de vestuario
Su reto era ofrecer de forma permanente un tipo de oferta que eventualmente se realiza entre amigos y vecinos en lugares de EEUU y Reino Unido, cuenta, y que también ofrece ocasionales puntos de intercambio en Barcelona. Pero lo que Pla pretendía era convertirlo en un hábito. "Quería ofrecer una alternativa real de vestuario, sin tener que acumular ni llenar armarios", relata a este diario. Se enmarca dentro de las nuevas tendencias comerciales en la capital catalana, como informó el viernes este diario.
Hasta el momento, sin más difusión que el boca-oreja, suma casi medio centenar de suscriptores/as, con mayoría femenina y de 20 a 30 años, que han descubierto como variar de estilismo sin apenas gasto y como alternativa al 'fast fashion'. En su establecimiento se alinean varios cientos de prendas (contó con una donación previa) que a diario pueden ser relevadas, según la demanda. El asunto es sencillo. La primera vez, cualquier interesado puede acercarse a ver el género, elegir las prendas que le interesan, reservarlas y traer las suyas para el cambio. Por ejemplo, dos chaquetas y tres pantalones, por otros tantos con los que uno ya está harto de verse o que tal vez no se pone hace siglos.
También es posible acudir directamente con aquello de lo que uno quiere desprenderse, y tomar el equivalente a cambio, de modo que siempre se mantenga un estoc estable. Si en ese momento no hay nada que le interese, puede dejar sus cosas en depósito a la espera de que entre algo por lo que considere que merezca la pena intercambiar. El cambio es permanente, no por días, pero si al poco tiempo uno se cansa de la prenda, puede volver a un nuevo trueque. La condición es que no esté estropeada, rota ni sucia.
Lo que más movimiento registra hasta ahora son chaquetas, jerseys y pantalones. Arnau detalla que hay distintas tallas y que registran todos los movimientos para conocer poco a poco qué es lo que tiene más gancho y salida. Si una prenda lleva semanas sin moverse de su percha, acabará siendo donada a Roba Amiga.
Prendas a elegir desde Instagram
Aunque el creador de Vestuari Compartit confía en que su idea crezca y llegue a ser un negocio sostenible en el tiempo, de momento abre solo por las tardes (de 18.00 a 21.00 horas), en el horario que le permite compatibilizar su empleo de funcionario. Una persona le ayuda dos días por semana y con los registros de ropa, detalla, entre otras colaboraciones de su entorno.
La cuota se mantendrá tan baja una larga temporada, para introducirse poco a poco en el mercado y facilitar la entrada de nuevos usuarios, mientras testea la actividad, señala este emprendedor, con formación en Economía y Psicología. Su objetivo es crear una estructura de asociación, en cuyos estatutos ya trabaja.
Cómo no, a falta de web por el momento, su herramienta clave son las redes sociales. Desde Instagram uno puede ver las prendas disponibles, reservarlas desde cada historia, y hallar instrucciones para suscribirse mediante la plataforma Patreon.
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