El transporte público tras la pandemia

Uno de cada dos usuarios renuncia al metro en la nueva movilidad

TMB pone todos lo convoyes en servicio y logra una altísima frecuencia de paso, pero no logra impedir la 'metrofobia' destada por el covid

Ambiente en el metro el primer dia de trabajo postvacacional

Ambiente en el metro el primer dia de trabajo postvacacional. / periodico

Carles Cols

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El metro de Barcelona funciona al 100%. Todos los convoyes disponibles, este lunes, primer día posvacacional de la nueva movilidad, estaban en ruta durante la supuesta larga hora punta de la mañana, entre las seis y las 10. Todas las medidas posibles contra la metrofobia, uno más de los daños que ha causado el covid-19, estaban, como se dice vulgarmente, en el asador. El número de usuarios, sin embargo, ha sido muy bajo. El total de pasajeros ha sido solo un 49% del computado el primer día posvacacional del 2019. Uno de cada dos usuarios no ha vuelto al metro. La cifra es inaudita y suma varias causas: por miedo, porque el teletrabajo lo permite o, lo que es peor, porque parte de los usuarios diarios se han quedado sin empleo. La nueva movilidad, hija de la nueva normalidad, dará mucho de qué hablar.

Los usuarios durante la primera hora punta posvacacional fueron un 49% de los que hubo hace ahora un año

El sobresfuerzo realizado para combatir la metrofobia ha sido mayúsculo. Los trabajadores de TMB, en no pocos casos, han alterado sus vacaciones para adelantar 15 días la fecha en que el servicio sufre un mayor estrés, es decir, a mediados de septiembre, cuando reabren las escuelas. Las barandillas se desinfectan, parece que exitosamente, con luz ultravioleta, de la que se dice que es tan kriptonita de los coronavirus como la lejía. La ventilación del suburbano incorpora virucidas. Los usuarios también ponen mucho de su parte. Un 99% lleva la obligatoria mascarilla. En resumen, más apenas se puede hacer. Las dos líneas más demandadas, la L1 y L5, tenían durante la hora punta unas frecuencias de paso casi sin precedentes. Cada tres minutos, de media, pasaba un tren por la línea roja. Cada dos minutos y medio, por la línea azul. La ocupación de los vagones era, así, saludablemente muy baja.

Puestos a buscar una mancha en esta jornada minuciosamente preparada por TMB, lo único remarcable ha sido que tres convoyes de metro no estaban listos para el servicio por culpa de las pandillas de grafiteros que de noche se cuelan en las cocheras para dejar su firma en los vagones. Habitualmente eso ya es un problema. Con la situación actual, se puede considerar que es incluso un atentado contra la salud general.

En comparación con el lunes de la semana pasada, el metro ha aumentado el número de pasajeros. Eso, por supuesto. Un 17% más. Pero la cifra referencial es esa caída del 51% en comparación la misma fecha del 2019, sobre todo porque del transporte suburbano depende absolutamente la gestión del tráfico en la superficie.

Empujón a la bici

A falta aún de cifras, la presencia en las calles de bicicletas y otros medios de transporte unipersonales (patinetes, por ejemplo) era este lunes claramente notable. El covid, si es que algo bueno puede haber traido, es un empujón a un nuevo tipo de movilidad más limpia y sana. La ‘amsterdamización’ de Barcelona era una meta difícil de alcanzar antes de la electrificación de las bicicletas, pero ahora parece más factible. No solo se han vendido este verano más unidades que nunca, sino que incluso los talleres de reparación han llegado a padecer la falta de materiales ante la gran demanda de los usuarios.

El tráfico a motor se recupera más rápido que el del metro, pero cambia la tipología. Crece el asociado al reparto de mercancías

De lo que sí hay cifras es del tráfico de automóviles. No es fácil ni aconsejable comparar sus porcentajes con los del transporte público. Las escalas a las que se mueven son muy distintas. En capacidad, nadie le tose al metro. Pero lo cierto es que el efecto covid es menos intenso en el coche. En comparación con el lunes de la semana pasada, el tráfico de vehículos era este primer día nueva movilidad un 19% mayor. En comparación con la misma jornada del 2019, era un 22% inferior. Es decir, tres de cada cuatro coches que circulaban por las calles de la ciudad en septiembre de hace un año, vuelven a estar ahí, al menos en teoría. Según la concejala de Movilidad del Ayuntamiento de Barcelona, Rosa Alarcón, lo que puede haber cambiado son las tipologías de vehículos. La crisis sanitaria ha aumentado notablemente la compra por internet y, por lo tanto, el reparto de mercancías con furgoneta.

Durantes la hora punta de la mañana, las principales entradas de la ciudad registraban un 21% menos de tráfico que hace un año. Dentro de la ciudad, el descenso era del 25%. En las rondas de circunvalación, esa disminución era solo del 13%.

Las sanciones en la Zona de Bajas Emisiones comenzarán en la fecha prevista: 15 de septiembre

Toda esta ensalada de cifras, según Alarcón, será estudiada día a día para pulir y corregir estrategias casi en tiempo real. Por ejemplo, por lo pronto, ese aumento en el tráfico de mercancías dentro de la ciudad no ha ocasionado todavía un déficit en el número de plazas de carga y descarga, pero si la recuperación económica conlleva un aumento de esta modalidad de compra, lo inmediato será revisar el mapa de estacionamientos disponibles para esta función.

La planificación a medio y largo plazo ha saltadoo en parte por los aires. La previsión más prudente por parte de los responsables municipales es que el metro no recupere su actividad precovid hasta dentro de dos años. Si es antes, mucho mejor, pero en opinión de los expertos de TMB, con la vacuna no se resolverá milagriosamente la crisis económica que la pandemia ha desencadenado. El precedente de la crisis inmobiliaria del 2008 ofrece algunas pistas en este sentido. También entonces cayó el tráfico, en todas sus modalidades, y en el caso particular del suburbano no era por ningún episodio colectivo de metrofobia.

La única previsión que permanece inalterable es que partir del 15 de septiembre finalizará el periodo de gracia que se concedió antes de comenzar a tramitar multas a los conductores de vehículos vetados en la llamada Zona de Bajas Emisiones (ZBE). La fecha inicialmente prevista para estrenar el periodo sancionador era el pasado 1 de abril. Era entonces absurdo. El área metropolitana estaba entonces prácticamente paralizada por el estado de alarma. Eran los días más duros de la pandemia. Es más, eran las jornadas en que el aire era más limpio desde hacía, como poxco, 100 años. Entonces se anunció que la nueva fecha sería el 15 de septiembre, pero solo para los turismos y motocicletas. Para las camionetas de reparto, el final del periodo de gracia será el 1 de enero, y para los autocares de transporte de pasajeros, un año más tarde.

La meta, como se sabe, es lograr una ciudad que cumpla con las exigencias europeas de calidad del aire, pero también un entorno más amable. En este sentido, el actual equipo de gobierno de Barcelona ha reiterado que las zonas peatonales ganadas a las calzadas ya no serán reversibles. El propósito es que, cuando la disponibilidad presupuestaria lo permita, sustituir por nuevas aceras lo que hasta ahora simplemente se ha señalizado con pinturas

La newsletter del director

Recibe en tu correo el análisis de la jornada de la mano del director de elPeriódico.com, Albert Sáez. 

Suscríbete

Suscríbete para seguir leyendo