LA FASE 2

Barcelona reabre sin turistas la Rambla y las playas

Barcelona instala sensores en las playas para controlar el aforo

Barcelona instala sensores en las playas para controlar el aforo. / periodico

Toni Sust

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Nubes negras se cernían esta mañana sobre los escenarios de Barcelona en los que más se concentran los visitantes: la Rambla, la playa. Con un ojo puesto en la amenaza de lluvia, la ciudad ha reabierto, entre muchos otros, estos dos escenarios, en los que algo no encajaba: los actores de la obra, los habituales de ambos espacios, los turistas, no estaban.

La sensación es ambigua. La ciudad se ha convertido en una especie de parque de atracciones abierto solo a un grupo reducido de niños, sus habitantes permanentes, que no están acostumbrados a estar a sus anchas y disfrutan de las calles con algo de sorpresa, como si se les hiciera raro recuperarlas, como si un vigilante estuviera a punto de quitarles la pelota: aquí no se puede jugar. Y todo ello sabiendo que algún día volverán los turistas. ¿Cuándo? Ni idea. ¿Vendrán tantos como antes? Difícil hacer previsiones.

La Rambla ha vivido estos meses una situación inédita. Un trimestre durante el que nadie caminaba por una vía siempre repleta, planteada para pasear. Décadas atrás solo caminaban los barceloneses por allí. En los últimos años, casi todo eran visitantes: su presencia remodeló el espacio, los comercios se fueron adaptando al turismo, con lo bueno que pueda encontrarse en ello, la actividad económica, y lo malo que puede acarrear, la pérdida de personalidad.

Cola por la comida

Este lunes, el bar Núria ha celebrado un desayuno con el que simbólicamente reabría la Rambla. Esta era el lema de la convocatoria: ‘Abre Barcelona, abre el Núria’. Al acto estaban invitados los vecinos de la Rambla. ¿Pero cuántos vecinos tiene la Rambla? Según la que fuera concejal de Ciutat Vella, Itziar González, en el 2018 constaban un centenar largo de habitantes. Según afirmaba este lunes el presidente de Amics de la Rambla, Fermín Villar, unos 700.

El Gremi de Restauració calcula que un 75% de los comercios del sector abrirá con la fase 2

A las 8.30, además de los participantes en el desayuno del Núria, junto a la Rambla vacía destacaba en la zona una cola larga: gente que esperaba para recoger comida que dan en una iglesia cercana. Una imagen que en estos tiempos puede verse en casi todos los barrios de la ciudad. En el bar, algunos de sus habituales celebraban el relativo retorno a la normalidad.

“Vengo hace 30 años. Desayuno un bocadillo y un café solo descafeinado. No vivo por aquí pero vengo cada día. Es el único momento del día que es mío. Tenemos una papelería en la calle Comtal, la más grande de Europa”, cuenta Núria Raja. Se refiere a la papelería Raima. Le hace preguntas Àngels Piñol, que además de periodista de El País es vecina de la Rambla desde 1999. Desde su piso, un tercero, ha asistido al vacío de estas semanas: “Cuando empezaron las franjas horarias volvió la gente”.

Turistas “más exigentes”

Según el director del Gremi de Restauració, Roger Pallarols, un 75% de los negocios del sector abrirán con la fase 2 que se inaugura este lunes en la capital catalana, con lo que ya se puede abrir parcialmente el interior de los comercios. Pallarols recalca que hay muchas dificultades: ertes vigentes, bares sin terrazas que lo notan, el procedimiento de nuevas licencias y ampliación de terrazas.

En el bar Núria, toma algo el primer teniente de alcalde, Jaume Collboni, que conversa con Villar. El presidente de Amics de la Rambla cuenta que algunos titulares de negocios no han resistido el parón, o mejor dicho, el alquiler. En la situación actual, él aprecia la oportunidad de que los barceloneses puedan reencontrarse con la Rambla: “La generación que ha nacido en la Barcelona turística tiene que saber que la Rambla también es suya. La gente joven no va a Ciutat Vella. Y esta es una oportunidad que hay que aprovechar”.

Los barceloneses podrán consultar en una web el aforo de las playas para eludir las que estén llenas

¿Cómo lograr que los barceloneses vuelvan y que no tengan que irse cuando regresen los visitantes? Villar alude a la posibilidad de que en el nuevo escenario mundial los turistas que regresen sean “más exigentes”, que es una forma de decir con más recursos y menos ganas de comprar sombreros mexicanos.

“Si conseguimos que el turista que venga, en lugar de quedarse con estereotipos, ve que además de tapas puedes tomar pan con tomate con embutido, nos daríamos cuenta de que el negocio puede funcionar igual. Ojalá, si viajar es más difícil, venga un turismo con más exigencia y subamos todos el nivel. En los últimos años en la Rambla pusieras lo que pusieras se vendía”, declara Villar.

Sensores en la playa

Negras nubes se ciernen sobre los yates de lujo del Port Vell, a unos centenares de metros de la plaza del Mar, en el paseo de Joan de Borbó. Allí, en la playa, el ayuntamiento instala los sensores con los que en adelante controlará que la arena no registre un lleno que suponga una amenaza de contagio. También se usarán cámaras y a informadores para el control de asistencia. La mañana es algo fría y en el agua nada poca gente. Algunos surferos desperdigados observan a su paso a los operarios que instalan el sensor.

De entrada, el sistema se instalará durante estos días en las playas de Ciutat Vella: Sant Sebastià, Sant Miquel, Barceloneta y Somorrostro, que contarán también con una barrera con acceso, palos con cordones. Si la concentración de gente lo hace necesario, también se activarán los sensores en las playas de Sant Martí: Nova Icària, Bogatell, Mar Bella, Nova Mar Bella, Llevant y Banys del Fòrum.

El ayuntamiento parte de que para mantener la distancia de seguridad no puede superarse un aforo de entre 25.000 y 38.000 bañistas: la variación responde a que no se ocupa el mismo espacio si la gente va sola o acompañada: nueve o seis metros cuadrados, respectivamente. Habitualmente, solo en julio, con 40.000 asistentes, se superan esas cifras de aforo.

Los sensores empiezan a funcionar este lunes pero tardarán unos días en estar todos instalados. Los barceloneses podrán consultar en internet el aforo de cada playa, para decidir a cuál se desplazan. Un indicador verde supone que la ocupación es de menos del 40% del aforo máximo citado anteriormente; amarillo, entre el 40% y el 60%; naranja, una ocupación alta, de entre un 40% y un 60%, se recomienda ir a otra playa, y el rojo indica que la ocupación es superior al 80%, considerado el porcentaje máximo permitido.