EL NUEVO ENTORNO DEL CAMP NOU

Seis asociaciones de vecinos claman contra las obras del Espai Barça

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Toni Sust

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Tras décadas de debate y de planes que no llegaron a materializarse, las obras de reforma del entorno del Camp Nou comenzaron el pasado 16 de febrero. El gobierno de Ada Colau se ufana de haber logrado un pacto con el Barça que no fue posible durante el mandato de alcaldes anteriores. La teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, que ha llevado la voz cantante del proyecto, ha subrayado por activa y por pasiva que la reforma pondrá a disposición de los vecinos del templo culé un nuevo espacio público, de más de 100.000 metros cuadrados, que surgirá de la eliminación de las vallas que delimitan el estadio. Pero los vecinos no están contentos. 

O por lo menos no lo están seis asociaciones de vecinos de calles cercanas al Camp Nou, prácticamente todas las que hay en la zona, que comparten varias quejas y no pocos recelos sobre el devenir de los trabajos. Se trata de la Coordinadora de Veïns de Mejía Lequerica, la Associació de Veïns de la Avinguda Xile, la Associació de Veïns de Les Corts, la Associació de Veïns de Zona Universitària y los vecinos del complejo Arístides Maillol 921. Las entidades cargan contra el ayuntamiento, no contra el Barça. Pese a que sostienen que se le permite todo, opinan que es el consistorio el responsable de que eso suceda.

Tres quejas

Mantienen una desconfianza general sobre el conjunto del proyecto, pero son especialmente críticos con la parte que afecta a la avenida de Joan XXIII, entre el Tanatorio de Les Corts y la Masia, encima del Camp Nou. Sobre ese tramo, presentan esencialmente tres protestas, que en parte son extrapolables a todo el Espai Barça.

La primera queja de los vecinos parte de que consideran que el ayuntamiento no ha tenido en cuenta su opinión y que, para mayor agravio, ha afirmado que la reforma estaba acordada con ellos. La segunda: temen que la remodelación reduzca el censo de árboles, en Joan XXIII y en otras calles aledañas al estadio. 

Se trata, sobre todo, de pinos y plátanos, de los que subrayan que suponen una aportación ecológica que no puede verse menguada, y menos por un consistorio que se declara abanderado de la lucha contra el cambio climático. Por ejemplo, denuncian que con motivo de la demolición del Miniestadi 240 árboles fueron arrancados, sin que tengan constancia, afirman, de que hayan sido replantados. 

La tercera protesta está vinculada al tramo citado de Joan XXIII: las asociaciones temen que el cambio de carriles de tráfico, que hasta ahora eran cuatro –dos de subida y dos de bajada– y de los dos de aparcamiento –que desaparecerán– acabe causando un colapso circulatorio, y no en los días de partido, en los que la excepcionalidad de la situación es asumida y conocida

Autobuses entre pinos

Allí están previstos tres carriles, dos de bajada, en la parte más cercana al tanatorio, y uno de subida, que discurrirá entre los árboles ubicados en la actual rambla. El peatón pierde ese espacio central que ahora será para el tráfico, pero lo ganará por la derecha, en la parte que toca al césped de la Masia: la parte peatonal se desplaza un carril hacía ese lado, y de hecho el que pierde espacio es el coche, pero esa explicación no satisface a las asociaciones. 

En parte, porque desearían seguir paseando por el centro, pero también porque están convencidos de que el paso de autobuses entre los cerca de 100 pinos que ahora dan sombra al espacio acabará dañándolos y amenazando su existencia. Por el carril de subida, ahora en la derecha y en el futuro en el centro, circulan el bus turístic, el 12, el bus de barrio, autobuses escolares y otros que trasladan a visitantes del Camp Nou. 

Las asociaciones también argumentan que en caso de accidente la evacuación sería mucho más complicada con el nuevo planeamiento, y subrayan que se reduce la capacidad de acceso de vehículos cuando los equipamientos de la zona seguirán recibiendo las mismas visitas. En suma, abogan porque se mantenga la estructura actual.

«Desde el principio existió oposición al proyecto», afirma Adela Agelet, vecina de la Travessera de Les Corts, sobre el plan de Joan XXIII: «De seis carriles pasaban a dos. Como una gran concesión, ampliaron a tres», recuerda. Sobre la sensación de que el consistorio les ignora Ana Ramón, vecina de la calle de Benavent, declara: «Primero buenas palabras y después hacen lo que quieren». Ramón presenta otra inquietud: «Quieren acabar con la masificación de Travessera, y que todo se haga por arriba, pero ¿cómo puede hacerse solo con tres carriles?». 

Felisa Marco, vecina de Mejía Lequerica, está indignada por el temor a que la arboleda que rodea al Camp Nou mengüe: «No quiero un árbol menos de los que hay». Felisa es también muy crítica con el hecho de que se sume el césped de la Masía a la zona verde para los vecinos: «Que se la quede el Barça. Por ahí no se podrá pasear». 

Daniel Fernández,  vecino de Arístides Maillol, presenta una enmienda a la totalidad: «La FAVB y la CUP presentaron un  contencioso administrativo contra  el Espai Barça. Las obras no deberían haberse iniciado antes de conocer la sentencia». 

La réplica municipal

Consultado por este diario, el consistorio da réplica a las tres protestas esenciales. Fuentes del gobierno municipal consideran que la interlocución ha sido suficiente, y aluden a la reunión informativa del pasado 27 de enero -que los vecinos no recuerdan satisfactoriamente-, así como otro encuentro en noviembre, precedido de otras reuniones con los residentes en la zona, por ejemplo en los consejos de barrio.

El consistorio rechaza las acusaciones y asegura que tras las obras habrá más árboles que antes

Las mismas fuentes aseguran que al iniciarse las obras había en el espacio en el que se desarrollan 599 árboles y que 338 de ellos seguirán donde están en tanto que 195 serán replantados en otros lugares, se llevarán a viveros o se destinarán a compostaje. Otros 66 árboles trasladados temporalmente volverán a sus emplazamientos tras los trabajos y, siempre según la versión del ayuntamiento, se agregarán 421 árboles nuevos a la zona, lo que dejará la cifra final en 825, 226 más que ahora.

Por último, el consistorio no aprecia riesgo de colapso en la avenida de Joan XXIII, cuya carga de tráfico califica de "baja" y afirma que los autobuses que ahora circulan por la vía lo seguirán haciendo.

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El nuevo Camp Nou, en el 2024

Los trabajos en el entorno del Camp Nou empezaron después de que el Ayuntamiento de Barcelona diera su aprobación definitiva al proyecto, en una decisión que la comisión de gobierno tomó el 24 de diciembreEra el colofón del proceso por el que se dio luz verde a la necesaria Modificación del Plan General Metropolitano (MPGM). La urbanización del entorno afecta a una superficie de 111.046,74 metros cuadrados y tiene un coste de 28 millones de euros, que abona el Barça.  Según el calendario del  club, y a falta de nuevos retrasos potenciales, las obras que afectan a la remodelación del estadio durarán cuatro años y el nuevo Camp Nou estará disponible en el 2024 con un coste de 685 millones de euros.