CONTAMINACIÓN Y GASES CON EFECTO INVERNADERO

BCN exige "medidas concretas" al puerto y el aeropuerto para luchar contra la emergencia climática

Un avión de pasajeros aterriza en la terminal 1 del aeropuerto de Barcelona-El Prat.

Un avión de pasajeros aterriza en la terminal 1 del aeropuerto de Barcelona-El Prat.

Luis Benavides

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La alcaldesa Ada Colau y su equipo, concejales y demás trabajadores del Ayuntamiento, ha decidido "predicar con el ejemplo" y contaminar menos en sus desplazamientos: no volarán a menos de 1.000 kilómetros siempre que tengan una alternativa ferroviaria por debajo de 7 horas. Lo ha explicado esta mañana la teniente de alcaldía de Ecología, Janet Sanz, justo 24 horas antes de la declaración de la emergencia climática en Barcelona, un acto solemne que tendrá lugar mañana en el Saló de Cent.

Junto a esta muestra de compromiso con la lucha contra la contaminación, la teniente de alcaldía de Ecología ha presentado una serie de propuestas para reducir la contaminación generada por el puerto y el aeropuerto de El Prat, que emiten unas cuatro veces más CO2 que el total de la ciudad. 

Sanz ha desglosado “por sus especificidades” el paquete de medidas que afectan a las dos infraestructuras, incluido en la batería de medidas que acompañará la declaración de emergencia climática. Entre las propuestas, que el ayuntamiento trabajará conjuntamente con las administraciones competentes, destacan la eliminación de los vuelos cortos -distancias por debajo de los 1.000 kilómetros- que tengan alternativa en tren, impulsar de medidas fiscales que penalicen los combustibles más contaminantes, continuar con la electrificación de las dos infraestructuras e impulsar sistemas de generación de energía renovable, entre otras.

Sanz ha contextualizado estas medidas. El último barómetro municipal, ha recordado la teniente de alcaldía, muestra de "manera clara y muy amplía" la preocupación de la ciudadanía por los efectos de la emergencia climática en su "calidad de vida presente y futura" (el 89% decía sentirse inquieto con esta problemática), y también sus ganas de contribuir para combatir esta situación, ha añadido.  Asimismo, ha recordado que ninguna de las dos infraestructuras es competencia del ayuntamiento y, en ese sentido, el consistorio se ha marcado como objetivo involucrar a los gobiernos autonómico y central. “Puerto y aeropuerto no pueden quedar al margen de la declaración de emergencia climática”, ha subrayado la teniente de alcaldía. “Tienen que hacer alguna cosa; no hacer nada no es una opción”, ha añadido.

Las emisiones desglosadas

Según fuentes del ayuntamiento, la movilidad es responsable del 40% de los gases con efecto invernadero que se imputan a la capital catalana. Según los últimos estudios, el aeropuerto genera unos 7,6 millones de toneladas de CO2 al año y el puerto, 5,3. En total, la actividad vinculada a las dos infraestructuras genera un total de 12,9 toneladas anuales de CO2. La ciudad en su conjunto -contando el tráfico rodado, la gestión de los residuos y los hogares, entre otras fuentes emisoras- serían las responsables de 3,4 millones de toneladas anuales de CO2. Es decir, una cuarta parte.

En cuanto a los contaminantes del aire, el puerto sería responsable del 7,6% de los óxidos de nitrógeno (NOX) y entre el 9 y el 12% de las partículas en suspensión (PM) que respira la ciudadanía.  "Los cruceros no son los más contaminantes, sino el transporte privado motorizado con combustible fósil, aunque no es despreciable la contribución del puerto", ha puntualizado el concejal de Emergencia Climática y Transición Ecológica, Eloi Badia. En este sentido, el ayuntamiento propone varias medidas comenzando por la electrificación de los muelles, siguiendo el ejemplo de puertos como el de Long Beach en Los Ángeles, Estados Unidos. Se trata de evitar emisiones de los barcos que están estacionados en los muelles. Para ello será necesario que los barcos se adapten. "Será un trabajo lento y por eso es importante ponerse ya", ha dicho Sanz. 

Menos 'cruceristas' y menos terminales

El gobierno municipal quiere apostar por el modelo 'puerto base'. En otras palabras, reducir el número de barcos que hacen escala en la ciudad. "No queremos muchos cruceros en tránsito, por el impacto que tiene en la ciudad", ha afirmado Sanz, en referencia a los residuos que generan y sobre todo la masificación turística que generan los 'cruceristas'. Relacionado con este punto, Sanz también propone reducir (y concentrar físicamente) el número de terminales y pasar de las nueve actuales a siete. Este punto ya está encima de la mesa y el ayuntamiento quiere "acelerar los acuerdos que consoliden" este nuevo modelo.

El consistorio también propone acelerar la implementación del Área de Control de Emisiones del Mediterráneo (MED-ECA), lo que significaría convertirlo en una 'Zona de Bajas Emisiones' que vetaría la navegación a los más contaminantes. El objetivo es "la protección de los ecosistemas marinos y de las regiones costeras", detalla el documento municipal.

Acabar con el 'puente aéreo'

La intención del gobierno de Colau de acabar con el conocido como 'puente aéreo' que conecta Barcelona y Madrid o, como mínimo, racionalizarlo viene de lejos. Ya  en el pasado octubre, durante la cumbre mundial de ciudades por la emergencia climática celebrada en Copenhagen, la alcaldesa se mostró partidaria de limitar los vuelos en aquellos trayectos cortos que tengan una alternativa en tren. El gobierno justifica esta medida con cifras: las destinaciones peninsulares con una alternativa ferroviaria de menos de 7 horas suponen el 12,8% del total y con la eliminación de estos vuelos se podrían reducir unas 523 mil toneladas anuales de CO2. 

Tanto en el puerto como el aeropuerto, el consistorio propone actualizar sus planes directores con las actuales exigencias (los acuerdos de París, por ejemplo) y crear sistemas de generación de energía renovables como placas fotovoltaicas en las pérgolas y tejados de las diferentes instalaciones. Esto último facilitará la progresiva electrificación de las flotas de tierra o unidades auxiliares, algo que debería reducir de manera significativa sus emisiones.