INFRAESTRUCTURAS

Los retrasos en las obras del AVE complican la vida en los barrios de BCN

zentauroepp50899792 barcelona  14 11 2019  barcelona cruce de las calles indepen191114191559

zentauroepp50899792 barcelona 14 11 2019 barcelona cruce de las calles indepen191114191559 / JORDI COTRINA

Luis Benavides

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La construcción de las tres salidas de emergencia del túnel Sants-La Sagrera de la línea de Alta Velocidad ha alterado la vida cotidiana de cientos de vecinos, comerciantes y restauradores en las calles de  Urgell, Independènciay Nàpols. El túnel que conecta las estaciones de Sants y La Sagrera entró en servicio en el 2013 cumpliendo estrictamente con la normativa vigente, pero sin estas tres salidas de emergencia. La normativa europea cambió y Adif, el ente encargado de administrar las infraestructuras ferroviarias, decidió adaptarse y al mismo tiempo incrementar la seguridad de los pasajeros que circulan por ese túnel. Así, añadió estas tres a las seis ya existentes en Entença-Provença, Enric Granados-Provença, Bruc-Provença, Padilla-Mallorca, Trinxant-Mallorca y Biscaia-Mallorca.

Los que llevan más tiempo sufriendo el polvo, el ruido y otros inconvenientes relacionados con estas obras, desde mayo del 2018, son los que viven o trabajan en el cruce de las calles de Independència y Mallorca. “Desde la asociación de comerciantes Encants Nous no hemos protestado porque entendemos que son necesarias. Siempre hemos presentado propuestas en positivo, para minimizar las molestias”, asegura uno de los afectados, Andrés Santalices, miembro de la entidad y propietario de un taller de motos, quien creó una página web para mantener informado al vecindario

Las obras en este punto del barrio del Camp de l’Arpa han sufrido varios retrasos y los carteles informativos a pie de calle indican que terminarán en algún momento del otoño del 2020. Fuentes de Adif consultadas por este diario admiten que las obras finalizarán algo más tarde, en el primer trimestre del 2021, por las actuaciones en los chaflanes donde se ubicarán las compuertas de las salidas de emergencia. Con todo, añaden las mismas fuentes, los retrasos han venido motivados principalmente por las peticiones de vecinos y ayuntamientos. La incorporación de cualquier modificación del proyecto, insisten, requiere su tramitación y eso siempre supone un tiempo añadido.“En todo este tiempo han desaparecido unos cuantos negocios y otros han notado un descenso en sus ventas”, sostiene Santalices, un habitual de las reuniones de seguimiento de obras organizadas por el consistorio. “Conseguimos algunas cosas, como que no pusieran las casetas de obra pegadas a las viviendas de la calle de Mallorca y un paso de peatones para cruzar Independència directamente”, recuerda este pequeño empresario, que asegura que desde el pasado mayo no han vuelto a tener contacto con los representantes del Distrito. “Con el cambio de gobierno municipal no sé si se han olvidado de estas obras –continúa Santalices-, pero está claro que se han olvidado de nosotros”.

Reclamaciones a Adif

Santalices tiene un sonómetro descargado en su teléfono móvil. La ‘app’, que utiliza a menudo en el trabajo, le sirve para medir el ruido en la calle y también dentro de su negocio. Marca más de 80 decibelios, y no precisamente por el tráfico de la calle de Mallorca, de ocho de la mañana a ocho de la tarde ininterrumpidamente. “Es mucho si tenemos en cuenta que unos 80 o 90 decibelios, según el modelo, es el máximo permitido a las motocicletas. Y hemos estado peor al principio, cuando empezaron las excavaciones. Era imposible coger el teléfono en la tienda”, asegura el propietario del taller, preocupado por el momento en el que toque conectar los túneles y los diferentes pozos. Esas actuaciones de harán de noche para no afectar a la circulación en las vías y afectará al descanso e los vecinos.

Poco o mucho las obras han afectado a todos los comercios. Los que no han bajado la persiana aguantan el tirón como pueden y alguno, incluso, ha decidido dar un paso más y poner una reclamación a Adif. Es el caso de Francisco Galán, propietario del bar Londres 2, de la calle de Mallorca. “He podido demostrar unas pérdidas de unos 5.000 euros”, asegura Galán, quien todavía está a la espera de una contestación por parte de la empresa estatal encargada de administrar las infraestructuras ferroviarias. “Estuve una semana sin terraza y muchos clientes dejaron de venir por el corte en la calle y el ruido”, recuerda. 

"Nos quedaremos igual"

Las otras dos obras se están realizando en Nàpols con Mallorca y Provença con Comte d’Urgell. En la última llevan justo un año. En este punto ya se ha ejecutado la perforación y hormigonado del pozo vertical y se están montando las instalaciones auxiliares para acceder al fondo del mismo. Aquí, a pesar de todos inconvenientes, también predomina la resignación. “Si fuera porque nos están haciendo un parque o una parada de metro... Pero solo es una salida de emergencia. Nos quedaremos igual”, bromea el conserje del 165 de la calle de Comte d’Urgell, Carlos Hueso, mientras barre el portal. Desde noviembre del 2018 tiene más trabajo para mantener en buen estado el portal. “Los primeros tres o cuatro meses fueron los peores. Pusieron unos generadores que hacían mucho ruido y sacaban montañas de arena. El humo de las máquinas no te dejaba ver el edificio de enfrente”, recuerda.

Con motivo de la construcción de la salida de emergencia, la calle de Nàpols ha quedado cortada. El tramo inferior, entre Mallorca y la Diagonal se ha convertido en una calle sin salida y los establecimientos comerciales se han resentido. Las persianas están bajadas en prácticamente la mitad los bajos. "Hasta hace una semana teníamos una valla metálica a un metro de la puerta", recuerda algo aliviado el propietario de la centenaria Bodega Nulles, Lluís Guardia. "Llevamos dos años así y vamos aguantando porque tenemos una clientela fiel, pero hemos perdido a los turistas. Que por mucho que diga Ada Colau, el turismo también es necesario", añade Guardia, quien asegura que la gente de la parte alta de Nàpols tampoco baja y varios establecimientos han sido traspasados en los últimos meses.