Iniciativa comunitaria

El compromiso de los chavales da alas a una red de 'esplais' de barrio en Barcelona

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zentauroepp48022870 barcelona 05 05 2018 fiesta de los casals baobab en la plaza190505145842 / ALBERT BERTRAN

Helena López

Helena López

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Mañana de primavera, casi verano, después de muchos días de primavera, casi invierno. El día que merecían los chavales de la Verneda, Baró de Viver Sant Genís después de tanto esfuerzo. De tanta ilusión. Las grandes ausentes fueron las chicas del jovencísimo Agrupament Escolta Trini Nova. El motivo era causa mayor. A la misma hora, a pocos barrios de distancia, en los suyos, habían sido invitadas a hacer el pregón de la Cultura va de festa, el día grande del tejido asociativo de Nou Barris. Su ausencia sobre el pequeño escenario instalado en la plaza de la Palmera no solo estaba justificada, sino que evidenciaba el éxito de la experiencia; "un proyecto de lluvia y fina y de largo recorrido", como lo define Pilar Lleonart, responsable de Ciutat Educadora, quien no oculta el orgullo que siente al escuchar a los chicos cantar sobre las tablas 'Sota l'ombra d'un baobab'.

La excusa para el festivo encuentro celebrado este domingo en la Verneda era la presentación de la preciosa y pegadiza canción cocreada por los jóvenes de Sant Genís, Baró de Viver, Trinitat Nova y Verneda, y Xiula (una de las bandas del momento entre los escolares); iniciativa del programa municipal Baobab, en el marco del Plan de Barrios, que pretende "dar visibilidad a las entidades de ocio asociativo desde una mirada comunitaria, garantizado y acceso y la participación de niños, adolescentes, jóvenes y familias y facilitando la creación de nuevos proyectos en barrios donde no los hay", resume Gretel Vila, técnica referente del proyecto. Barrios como Trinitat Nova, que este curso, gracias a la iniciativa -y sobre todo, a la tozudez de sus jóvenes, han estrenado 'agrupament'. O como Sant Genís y la Verneda, donde ya hay grupos de jóvenes trabajando de forma altruista para que esto sea una realidad el próximo curso.  

"Somos la oportunidad"

"Som la força, som el barri, som l'oportunitat; la nova veu que ara està en lluita, per tenir dignitat [...] que la gent ens vegi i ens cregui, que junts som la força del canvi constant", corean al unísono mientras bailan y se emocionan sobre el escenario chavales como Javier Edo, joven de 18 años vecino de la Verneda "exiliado" a un 'casal' en el Poblenou porque en su barrio no tenía la oportunidad, quien no dudó en sumarse al grupo motor. "Hemos vuelto al barrio, para darle vida, digan lo que digan, esto de verdad", prosigue la canción. Ese "digan lo que digan" no es sobrero. Se nota cuando lo cantan y lo explican sin tapujos. "Cuando empezamos nos decían que este barrio estaba muerto, que no íbamos a encontrar a niños, pero nosotros no nos rendimos", señala Paula Hernández, de 21 años, estudiante de Educación Primaria en la UAB y la mayor del potente grupo que está empezando a montar, tienen que acabar de decidir si un 'esplai' o un 'cau' en la Verneda. 

El comisionado de Educación, Miquel Àngel Essomba se hace también suyo ese "digan lo que digan". "Cuando empezamos con esto, este proyecto no tenía demasiado novios", aseguraba después del acto. Sobre el escenario, ha querido felicitar "a los jóvenes que se movilizan por sus barrios, regalando su tiempo a la comunidad", dinamitando estereotipos, y recordó que todavía hay 20 barrios de la ciudad en los que no hay ningún 'esplai' ni 'casal'.

Compartir procesos

El objetivo de la cocreación de la canción era tejer red entre los cuatro barrios y compartir procesos, motivaciones y resistencias con los que se están encontrando a la hora de iniciar los proyectos en sus barrios. El videoclip les servirá de pegadiza carta de presentación para llegar a las familias, escuelas y entidades de sus barrios, sin los que esta experiencia no tendría sentido.

"El programa Baobab tiene que ir de abajo arriba. El objetivo es crear espacios en los barrios en los que no los hay, y reforzar los existentes. Por ejemplo, en el Besòs sí lo había, pero la mayoría de los niños que acudían eran de la concertada, aquí de lo que se trataba no era de crear nada nuevo sino de reforzar lo que ya existía ayudándolo a acercarlo a todos los niños", detalla Vila, quien añade que en el caso de Trinitat Nova, el primero ya federado, tuvieron un papel muy importante los campamentos urbanos. "Fue la chispa. La manera de acercar este tipo de ocio comunitario a los chavales y hacerles entrar el gusanillo para que tuvieran ganas de mantenerlo vivo todo el año por ellos mismos. El objetivo es acompañarles, pero que sean autónomos", concluye la técnica. Ya son 10 monitores, de entre 18 y 22 años y unos 30 niños.

Del barrio y para el barrio

La letra de la canción habla por ellos. "Entramos al fin de semana, algo me sana; antes llegaba el sábado, todo importaba un rábano, ahora llego a la plaza, un niño que me abraza, me quita la coraza". Mario tiene 20 años y es vecino de Sant Genís, uno de los tres jóvenes del barrio con ganas de empezar algo. "De estar con los niños, jugar con ellos, sacarlos de excursión", cuenta el joven sentado en las escaleras de la plaza de la Palmera, antes de subir al escenario a cantar. A su lado, Yasmina, de 18 años y también vecina del barrio está segura de que el 'esplai' puede funcionar. "Mi madre está en la asociación de vecinos y me dijo que a través del plan de barrios estaban empezando a mover esto y me animé. ¿Por qué en nuestro barrio no puede haber un 'esplai' como en el resto?", se pregunta la joven. "Niños hay y muchos, cuando nos ponemos los sábados por la tarde en la plaza de la Casa Groga siempre hay un montón que están motivados", añade Noelia, la tercera joven implicada. 

Para que la experiencia funcione, tan importante como que haya jóvenes del territorio comprometidos lo es que haya familias con ganas de llevar a sus hijos. No hay 'casal' sin monitores pero tampoco sin niños. Y no hay niños sin madres que crean en la importancia educativa del ocio comunitario. Erika Castillo, vecina de Baró de Viver, es una de esas madres, implicada en el proyecto Baobab desde el inicio por sus hijos. "No quiero que ellos carguen con la mochila que he cargado yo", explica tras el concierto de Xiula en el que sus pequeños Aitor, de siete años, y Javi de cinco, no han parado de bailar (después de la presentación de la canción de los chavales la fiesta, a la que también ha asistido la teniente de alcalde Laia Ortiz, ha seguido con un concierto).  

Situaciones difíciles

"En el barrio se viven situaciones difíciles. Muchas familias que no están pasando mal, que no tienen trabajo, pero los niños no tienen porque pagarlo. Los niños tienen que tener oportunidades. Tanto en el colegio como fuera del colegio, por eso cuando empezó lo del plan de barrios y el 'casal' del Baobab en agosto los apunté", relata esta mujer de 37 años, criada en el barrio "en un momento en el que el barrio estaba mal, había mucha droga". "Yo no quiero que mis hijos vivan con eso", prosigue la mujer, ejemplo de resiliencia, nacida y criada en el barrio y quien ha vuelto a él después de sufrir un desahucio.

"Además de 'casals', lo que hace falta en el Baró de Viver es un parque grande, como este", prosigue en referencia al de la Palmera, al que ha traído a sus hijos a bailar. "Tenemos parques, pero muy pequeños y cerrados en cada bloque, lo bonito sería parques abiertos donde se mezclaran los niños y donde no hubiera tantos coches", prosigue esta mujer de ideas claras.

Los 'casals' de agosto a los que se refiere Castillo son los organizados por el ayuntamiento a través del Institut Municipal d'Educació de Barcelona (IMEB) y el plan de barrios (con un presupuesto de 270.000 euros). El año pasado fueron nueve -tres más que en la edición anterior- los 'casals' y campamentos urbanos dirigidos a niños de cuatro a doce años de barrios en una situación de especial vulnerabilidad, donde no existía ninguna oferta de ocio durante el mes de agosto en los que participaron casi 700 niños como Javi Aitor.

"Además de para los niños, estos 'casals' van muy bien para las madres, para poder desconectar", concluye Castillo reivindicando quizá sin darse cuenta las dificultades de esa maternidad real que ignoran las campañas publicitarias del día de la madre.