UN MOVIMIENTO CON HISTORIA

Pioneras de la Barcelona feminista llaman a persistir en la lucha

Pioneras de la Barcelona feminista llaman a persistir en la lucha

JOSEP GARCIA / VÍDEO: ASLI YARIMOGLU

Helena López

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La historia dice que eran 3.000, pero Mercè Otero Vidal tiene claro que fueron muchas más. "Las mujeres tenemos esos horarios que las que estaban a primera hora después se iban a hacer la comida y llegaban otras, cuando tenían a los niños colocados", señala esta maestra jubilada, una de esas seguro más de 3.000 mujeres que abarrotaron el paraninfo de la UB aquellos cuatro días de mayo de 1976 en los que tocaron el cielo con las manos. "Yo estaba aquí, al final de todo", cuenta señalando una de las fotografías en blanco y negro de aquellas primeras Jornadas Catalanas de la Dona inmortalizadas por Pilar Aymerich. "En aquel momento trabajaba de profesora en la misma universidad -prosigue Otero- y me unía cuando acababa las clases". Se lo explica a unas atentas Marie Faye, Shaina Joy Machlus y Anna Rodríguez Gensana, nacidas en Senegal, Nueva York y Sant Celoni, respectivamente, quienes podrían ser sus nietas.

Hablan en el patio de Lletres del edificio histórico de la UB, espacio que hace casi 43 años acogió aquel encuentro decidido a cambiar la historia. Empeño que, a sus 72 años, Otero Vidal no ha abandonado jamás. Faye, Machlus y Rodríguez Gensana no solo han venido a escucharla y a aprender; también a compartir miradas y experiencias desde su juventud. "Esta es una lucha de todas", subraya Dolores Pulido León, a sus 50 años, generación puente entre unas y otras. En 1985 participó en las jornadas de los 10 años del movimiento feminista. "Flipé. Éramos 2.000 mujeres, muy reivindicativas. Pedíamos el aborto libre y gratuito. Hicimos un aborto allí mismo. Real. Con las medidas de seguridad e higiene adecuadas, pero allí; y hubo 2.000 autoinculpaciones. Yo, con 17 años, me inculpé. Todas dijimos que éramos nosotras las que habíamos abortado", recuerda Pulido León, quien señala que el aborto sigue en el código penal.

"Es importante pasar de pensar solo en las opresiones individuales y pensar más en los sistemas de opresión"

Shaina Joy Machlus

— Autora de 'La palabra más sexy es sí; una guía de consentimiento sexual'

Es una demanda que sigue vigente. Y no es la única. Asusta la vigencia, que cuatro décadas más tarde, sigue teniendo el documento con las conclusiones -y demandas- de aquellas primeras jornadas de 1976.

‘La teoría del orgasmo’

Unas jornadas en las que muchas hablaron por primera sobre sexo. "El franquismo se encargó de que la mujeres no supiéramos ni que teníamos sexualidad. Nuestra sexualidad era totalmente subsidiaria de la masculina. Te colocabas allí y ya. Imaginad lo que supuso aquello. Recuerdo en este mismo patio un día en el que alguien se presentó con La teoría del orgasmo. Me acuerdo como si fuera ahora. Todo el mundo mirando. Muchas supimos por aquel libro qué era un orgasmo antes que haberlo vivido. Imaginad la sorpresa de muchas mujeres, ya mayores entonces, que no habían vivido un orgasmo en su vida", revive Otero Vidal.

"La educación sexual que se recibe en las escuelas es ridícula y está muy centrada en la heterosexualidad"

Anna Rodríguez Gensana

— Miembro de la Asamblea de Joves de Sant Celoni

Anna Rodríguez Gensana tiene 19 años y pertenece a la Asamblea de Jóvenes de Sant Celoni, su pueblo, donde también es muy activa en el grupo de mujeres para preparar la huelga del 8 de marzo. Estudia el doble grado de Educación Infantil y Primaria en la UB y tiene clarísimo que queda muchísimo trabajo por hacer en ese campo. "La educación sexual que se recibe en las escuelas es ridícula. Te enseñan un condón y ya está. Además está todo muy centrado en la heterosexualidad", plantea la joven, quien ha realizado un taller de amor romántico en el instituto "para hablar sobre relaciones, consentimientos, roles de género, analizar vídeos y letras de canciones de reguetón y cuestionar un poco las relaciones que tienen". "Es increíble la cantidad de información subliminal que el patriarcado nos mete en la cabeza ya desde niños -prosigue-, desde la Caperucita Roja y la Cenicienta".

Mirada migrante

Marie Faye asiente convencida. "Es muy importante el papel de los medios. De la música. El reguetón suele tener palabras súper ofensivas con las mujeres, pero nos gusta el reguetón. Lo bailamos porque lo escuchamos en la tele, en casa, en todos los sitios a los que vamos, y nosotros solo replicamos, replicamos, replicamos… Estamos muy condicionadas por lo que vemos. El poder de la imagen. Es una maquinaria muy potente la que perpetra las ideas del patriarcado; la cosificación de la mujer...", reflexiona Faye, nacida en Senegal hace 32 años, miembro de la cooperativa DiomCoop y vecina de Barcelona desde hace seis años, quien pagó sus estudios superiores combinando la manta con servicios de limpieza, únicas oportunidades laborales con las que la ciudad la acogió dada su condición de migrante.

"La mujer para la que trabajaba se fue a la mani del 8 de marzo y me dejó limpiando. ¿Qué feminismo es ese?"

Marie Faye

— Cooperativista de DiomCoop, exmantera y exlimpiadora

La cooperativista tiene una vivencia grabada a fuego. Un 8 de marzo de marzo de hace cuatro años una de las mujeres para las que trabajaba la llamó por si podía irle a limpiar. "Ella se fue a la mani y me dejó en su casa limpiando. Me quedé pensando, ¿qué feminismo es este? Yo pensaba que me diría hoy déjate de limpiar y vamos juntas a la mani. Pero no -relata-; ella se fue a manifestar y me dejó limpiando. Esa paradoja, cuatro años después, aún le estoy buscando una explicación lógica. ¡Y ella ni siquiera se planteó nada! ¡Y ella es una buena persona. Cada vez que me veía me daba beso y me pregunta que cómo estaba".

Cuestión de clase

"Esta es una de las tensiones que tenemos desde la organización de la huelga feministaRepensarnos todo el rato desde una perspectiva antiracista. Una de las críticas el año pasado fue que no se incorporaba lo suficiente la cuestión de clase", apunta Pulido León, quien señala que una de las peticiones de la huelga de este año es precisamente derogar la ley de extranjería, "ley que acaba perpetuando la precariedad de muchas mujeres, las violencias sobre muchas mujeres". 

Faye escucha a Pulido León y sonríe: "Yo eso ni lo mencioné porque lo veía imposible…". 

"Tenemos que pensar que la política de las mujeres es la política. Podemos pedir que cierren los CIE podemos pedirlo todo. Exigir otra Justicia, depurar a los machistas aberrantes que están en este sistema judicial", se suma Otero Vidal.

"Es importante pasar de pensar solo en las opresiones individuales y pensar más en los sistemas de opresión. Si no encontramos la manera de desechar estas opresiones vamos a seguir así, en este círculo. Hay muchos grupos muy diversos que están intentando hacerlo. Una cosa interesante que pasó el año pasado es que había muchos grupos que no querían participar en el 8 de marzo, que no se sentían parte, porque era muy de feminismo blanco", incide Shaina Joy Machlus. Para esta profesora de inglés de 31 años, que acaba de publicar La palabra más sexy es sí, una guía sobre consentimiento sexual. "Mi idea de feminismo es muy posmoderna, casi no digo que soy feminista. Si tengo que decir que soy feminista soy feminista interseccional; mi idea es romper con los sistemas de supremacía blanca, de lo binario, el capitalismo y el patriarcado", resume.

"Tenemos que pensar que la política de las mujeres es la Política. Podemos y debemos pedirlo todo"

Mercè Otero Vidal

— Maestra jubilada y activista feminista en Ca la Dona

Al plantearles si dentro de 40 años las jóvenes del futuro todavía tendrán que luchar contra la cosificación o el derecho al propio cuerpo, Pulido León se cuestiona el sentido lineal de la historia: "No existe. Podemos pensar que ahora estamos mejor, en algunas cosas, que hace 40 años, pero eso es relativo y cuestionable". "El progreso no es lineal. Es helicoidal. Parece que vamos dando vueltas y que pasemos por el mismo lugar, pero no lo es, el contexto ha cambiado", matiza Otero Vidal, mientras Machlus considera que "la propia idea de progreso es muy capitalista".

La clave, coinciden, está en la interseccionalidad y, el futuro, en la educación. Una educación afectivosexual abierta a todas las variables y que forme parte de la estructura del sistema educativo, que lo impregne todo.