La fiesta mayor

El circo del sol

Los barceloneses desafían el calor extremo y acuden al castillo de Montjuïc, foco de actuaciones circenses de la Mercè

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Toni Sust

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El niño tiene 10 años y ha ido varias veces al circo. Lo más cutre que ha visto en este campo fue un circo con animales en una localidad de costa: malabaristas a los que se les caían los objetos, trapecistas de carpas que conocieron tiempos mejores décadas atrás. Lo más auténtico que ha visitado, el circo Raluy. Así que cuando el niño llega al castillo de Montjuïc, foco de actuaciones circenses, se lo mira todo entre curioso y sorprendido, porque el MAC, el festival Mercè Arts de Carrer ha llevado a Montjuïc durante el fin de semana, y también lo hará este lunes, espectáculos de corte experimental que el niño no había visto nunca.

De entrada, llegar al castillo no resulta muy sencillo, con lo que los asistentes que lo lograron ya pueden llevarse ese mérito indiscutible. En moto es asequible: toca aparcar a unas decenas de metros de la entrada. En bici, si uno aguanta la temperatura, tampoco parece mala idea. En coche, si se logra aparcar, aunque ya no será a unas decenas de metros.

Autobuses saturados

En transporte público el asunto se complica y las quejas al respecto no faltan en las redes sociales. Protestas porque el autobús 150, el único que llega al castillo, no dio abasto y la cola era más que considerable en la parada de la plaza de Espanya. Algunos usuarios denunciaban que pasaban vehículos sin detenerse en la parada y que el servicio de esta línea no se había reforzado, pero según el consistorio sí se hace, entre las 10.30 y las 22.00. El caso es que costaba meterse en uno de esos buses.

En el fossat de Santa Eulàlia, dos escenarios, uno mayor y otro más pequeñoLas actuaciones se desarrollan en dos bloques horarios, de 12.00 a 15.00, aproximadamente, y otra vez a partir de las 16.00. Si no están atentos se les puede pasar una de las actuaciones más significadas, Diabolo, a cargo de Guillaume Karpowicz. Vale la pena asistir a un espectáculo que este domingo, en sesión matinal, no llegó al cuarto de hora.

En el mismo espacio, actúan Leti&Fer, acrobacias que impactan. Y no muy lejos, D’Irque & Fiend, Dirk Van Boxelaere y Fien Van Herwegen, belgas. La presentadora pizpireta que conduce la jornada, la Loli (Sonia Benages), pide al público que abandone el escenario grande y se acerque al pequeño, donde los belgas empiezan su espectáculo, Sol Bémol, en el que, dice la Loli, sobrada de tablas, que se mezclan "música, humor y circo". Dos pianos, caídas inesperadas y una especie de slow circo que despierta al crítico que hay en el niño: "No han empezado, ¿no?". Hace rato. "Cómo se nota que lo del piano es playback", masculla el menor. No es que el de los niños sea siempre un público fácil.

Campeones sudorosos

La Loli dice que hace mucho calor, lo que todos en el césped del castillo saben –el mismo terreno en el que fue fusilado Lluís Companys en octubre de 1940 y que ahora pueblan familias. "Estáis aguantando el calor cómo campeones. Yo, porque estoy obligada". Y no le falta razón. El sol es inmisericorde, la temperatura, inaguantable. Y las nubes, que las hay, apenas ofrecen una tregua de 10 minutos. Qué pena no poder quejarse por un poco de lluvia.

Los belgas siguen con los pianos cuando el niño propone ir al escenario a grande, a coger sitio antes de que empiece Etxea (casa), un espectáculo vasco sobre el hogar y la identidad hecho a base de técnicas de clown, que empieza con un muro erigido pieza a pieza. El niño se plantea si a alguien se le ocurrirá tirarlo al suelo. Parece que tiene ganas de hacerlo.

En el mismo 'fossat', hay actividades para menores y puestos de comida. Si se tuerce la esquina y se acude al fossat Oest, se encuentra una ristra de food trucks que tiene sentido porque es impensable irse a comer y regresar al castillo una vez se ha llegado. En esta zona, de 12.00 a 20.00, hasta este lunes, los niños de cero a cuatro años pueden participar en la experiencia ‘Petits conductors’. Una experiencia ilusionante, aunque no para el niño de 10 años, que se va del castillo digiriendo su primer contacto con un circo que no conocía.