infraestructura mejorada

Así renueva el aeropuerto de El Prat sus 49 restaurantes para "ganar calidad"

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Patricia Castán

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Quien este verano haya pasado por el aeropuerto de El Prat con algo de tiempo y apetito, habrá descubierto que algunos de los espacios gastronómicos estaban cerrados por obras y otros pocos ya han sido incluso relevados. Unos y otros forman parte del proceso de centrifugado que vive este ámbito del ajetreado aeródromo barcelonés, tras la finalización de las anteriores concesiones de ocho años y con la adjudicación el pasado marzo a nuevo actores. Pero es ahora cuando comienza el grueso de las reformas para que el próximo verano luzca a punto los 49 nuevos bares y restaurantes en 15.000 metros cuadrados. El reto que se marca Aena es que la renovación se acompañe de una notoria "mejora de la calidad y la diversidad". Es decir, que en el aeropuerto se coma bien. La estrella de la oferta será el espacio Alas de los hermanos Torres. 

Un tour por el aeropuerto permite constatar la evolución cronometrada de los trabajos para evitar que el viajero pierda muchas opciones gastronómicas o eche de menos algún espacio. Durante el verano se cerraron algunos espacios y se activó su transformación, que ya ha dado lugar a aperturas recientes, como un Burger King -de cinco, relevando a McDonald's- en la zona pública en la parte de facturación de la terminal 1, o una heladería Häagen Dazs, un restaurante La Botiga (de AN Group) o una espectacular jamonería Origins by Enrique Tomás en el dique longitudinal de la T1. En la actualidad, un 26% de los espacios están en obras, explica Marta Abardia Meneses, jefe de división de Servicios Comerciales de Aena. 

Tras esta primera fase de obras y cuando queden listos nuevos establecimientos, la segunda fase se desarrollará de octubre a final de año, mientras que la tercera discurrirá de principios del 2019 a Semana Santa, con el objetivo de que poco antes de la temporada alta de verano todo esté en marcha. La T2 se ha hecho esperar porque en verano genera una gran concentración de tráfico de pasajeros y hubiero resultado incómodo.

Los responsables comerciales del ente parten de la máxima de "acabar con la idea de que en el aeropuerto se come fatal" y demostrar que se puede tener una feliz digestión. Del anterior reparto de espacio se han aprendido algunas lecciones, como que es mejor repartir juego entre el máximo de operadores de restauración en aeropuertos. En las concesiones que finalizan, con muchas marcas en manos de un mismo operador, se dio la circunstancia de que la oferta de algunos productos básicos, como un simple sándwich, era demasiado "transversal". Es decir, idéntica pese a estar servida por sus distintas marcas. Y lo que ahora espera Aena es justo lo contrario, más identidad diferenciada bajo cada marca para generar una sana competencia que eleve el listón en el plato.

El coste del agua

Por cierto que para encontrar aguas a un euro habrá que ir a las tiendas de conveniencia, ya que los restaurantes se licitaron antes del cambio normativo, que no es retroactivo. No obstante, los responsables de la infraestructura recuerdan que El Prat cuenta con varias fuentes gratuitas.

En esta ocasión Pansfood (grupo EatOut) gestionará un 39,21%, Áreas un 36,01%, SSP un 13,28% y Autogrill un 9,98%. Bajo cada paraguas se desplegarán tanto marcas locales como internacionales. En las condiciones del concurso público, el gestor aeroportuario ya dejaba claro que para algunos de los espacios buscaba grandes reclamos conocidos en todo el mundo, mientras que en otros quería potenciar los sabores más locales. 

Muchos viajeros se preguntan por qué no hay restaurantes tradicionales o 'auténticos' como los de sus barrios en el aeródromo, marcando realmente diferencias, pero la realidad es que las exigencias técnicas del concurso (primer filtro) y la subasta económica (segundo) solo posibilitan despegar en El Prat a marcas consolidadas, con infraestructura y solvencia. Y abundancia de marcas reconocidas. Incluso chefs reputados como los hermanos Torres, dan el salto a ambas terminales de la mano del operador SSP. En Salidas de la T1 tendrán un espacio más glamuroso, Alas, con cocina abierta, mientras que en la T2 (lado Aire) montarán el Slam, de comida lista para llevar.

Precisamente, en la zona de salidas de la terminal 1 y junto a la aventura de los Torres, se alinean varias obras en marcha. Como gran reclamo, un Starbucks -"demandado hasta la saciedad por los usuarios del aeropuerto en las encuestas", cuenta Abardia-, otro Burger King, un Fridays y otro restaurante La Botiga, para aportar gastronomía local. De este mismo grupo catalán es el Mussol, que aunque ha desaparecido de la T1 encuentra nuevo encaje en la T2. 

Nueva distribución de espacios

Los recambios se acompañan de reajustes en la distribución. Se ha visto, por ejemplo, que la ubicación del que anteriormente destacase como restaurante gourmet, el Gaig, no era la más idónea para esta propuesta algo escondida. Por contra, en una zona de acceso no directo funciona muy bien una hamburguesería internacional, para todos los bolsillos, como demostraban esta semana las colas ante su caja. En esa zona abrirá también el italiano Mammamia (con doblete en la T2), mientras que al otro lado de la zona de facturación entran también en juego un MasQMenos, con tapas y cocina local, y la cafetería Paul.

La diversificación para el paladar se traducirá también en vistosos espacios como La Place, en la zona de salidas de la T1, como marca paraguas donde se vertebran barras de distintas especialidades y conceptos: asiática, italiana, brasería y cocina saludable, amén de una cafetería. Prestar atención a las tendencias culinarias es otro de los lemas de este nuevo periodo de concesiones, que da cancha a la alimentación 'healthy' también desde las marcas Eat, así como Exki y  Go Natural, en la 2.

A sabiendas de que el viajero busca calidad pero en el aeropuerto se decanta por la comida casual, se refuerza también la cuota de pastelerías-cafeterías con fichajes como Boldú, Central Café, Santa Gloria o Pannus, entre otros. 

Una de las zonas más buscadas en la nueva terminal, sus patios a cielo abierto, andan ya en obras para acoger en la parte norte un Psicolabis, y en la sur la Mediterranean Terrace. A pocos metros anda también en obras La Tramoia, igual que otros de los superfichajes de esta etapa: el Montesquieu y Dry Martini de Javier de las Muelas, en la zona de Puente aéreo.

Y si la oferta de restauración cambia por completo cada ocho años, las 85 tiendas lo hacen paulatinamente con contratos de cinco años en distintos periodos. En los últimos tiempos han llegado Ted Baker, Raiban Store, Luxotica, Parfois y otros a un espacio cada vez más codiciado. 

Cifras de vértigo en el aeródromo

<strong>-47,2 millones</strong> de pasajeros sumó el aeropuerto de El Prat el año pasado. La tendencia de este año es al alza, ante el incremento de operaciones.<br/><strong>-20.500 cafés</strong> se despacharon cada día de agosto en las barras de las dos terminales.  Un 45% de los usuarios consumen restauración durante su paso por el aeropuerto barcelonés.<br/><strong>-40 áreas de trabaj</strong>o con conexión eléctrica se han habilitado en el aeródromo a petición de los usuarios. Las terminales suman también cuatro salas VIP, 28 cajeros automáticos, 3 spas y 10 tiendas Duty Free, entre otros, además de un centro de negocios de casi 2.600 metros cuadrados en la T1.