BALANCE DE MANDATO

Los reproches de los sectores económicos a Colau

La gestión de la actividad económica, la promoción de la marca Barcelona y la colaboración público-privada siguen generando roces entre la alcadesa y los empresarios

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Patricia Castán

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Con un pasado de activista y un programa electoral 100% social, el inesperado aterrizaje de Ada Colau en el Ayuntamiento de Barcelona la llevó -como un cohete- a primar a los sectores desfavorecidos y las grandes causas ideológicas. Una actuación que en el ámbito social todo el mundo aplaude, pero que se acompañó de un inicial ninguneo a los sectores económicos de la ciudad, con los que aún ahora le cuesta sintonizar. Estos agentes la han acusado de ser excesivamente cautiva de su ideología y olvidarse de gobernar para todos los barceloneses; de pasar por alto que sin generar actividad económica y negocio se pierde capacidad de empleo, de ingresos vía impuestos y de desarrollo estratégico. El pulso se ha ido suaviazando en algunos casos, pero aún pesan sobre Colau no pocos reproches.

El asunto turístico es uno de los caballos de batalla. Ordenar el incremento del alojamiento con el PEUAT era necesario para controlar el flujo de visitantes y la convivencia vecinal. Pero el sector discrepa sobre alguna de sus herramientas. Por ejemplo, desde el Gremi d'Hotels le agradecen que "haya entendido la gravedad de las afectaciones de la mal llamada economía colaborativa" que ha convertido muchos hogares en seudohostales -y que rivalizan con los hoteles-, pero lamentan que al "no haberse generado un marco de estabilidad y seguridad jurídica para el sector empresarial" se pierdan muchas oportunidades de fomentar y dinamizar su actividad, y que Colau no haya dado "un giro" en su discurso "poniendo en valor los activos y aportaciones de la actividad turística".

En cada acto o encuentro vinculado a la actividad económica en la ciudad, fuera de micro siempre es patente y notorio el rechazo de muchos empresarios y entidades a la tarea de los Comuns, por falta de diálogo. El discurso público, no obstante, se ha suavizado porque el sector busca ahora la vía diplomática. 

Casi todos los entrevistados por este diario le reconocen un esfuerzo de acercamiento en los últimos tiempos -más evidente en la etapa del socialista Jaume Collboni como socio de gobierno-, pero hay un clamor para que se reediten las alianzas público-privadas que tan bien han funcionado en muchos ámbitos durante décadas. Mateu Hernández, CEO de Barcelona Global, la entidad privada no lucrativa que defiende la captación de talento y negocio para la ciudad, reconoce la "evolución hacia posiciones de más liderazgo en temas clave que al principio no eran prioridades municipales como el congreso de móviles, las smart cities, la tecnología, ciencia o apuesta por el talento". Pero lamenta el "escaso diálogo que ha habido con el sector del turismo y el comercio" y le urge a avanzar con firmeza hacia el "reposicionamiento de la marca Barcelona".

Dualidad en el comercio

Para los ejes comerciales más céntricos y turísticos aunados en Barcelona Oberta se ha desatendido la promoción de la ciudad en momentos críticos; se ha "perjudicado" la actividad comercial, de restauración y económica al instaurar "continuas moratorias" (se han suspendido licencias de alojamientos, comercios y demás mientras se desarrollaban planes reguladores varios) y no se ha encontrado solución al problema del top manta, "enquistado", se queja su presidente, Gabriel Jené. El empresario reclama una visión clara y valiente para relanzar la marca Barcelona, y actuaciones más decididas en proyectos clave para la dinamización económica como la reforma de Glòries, del Paral·lel, de la Rambla, de la Gran Via, de Via Laietana, Meridiana, Diagonal y el Port Olímpic; para acoger "sin complejos" proyectos como el museo del Hermitage...

Incluso en la Fundació Barcelona Comerç, de ejes de barrio y que reciben cuantiosas subvenciones para su dinamización, son críticos con "las reservas que el ayuntamiento sigue teniendo con la aportación positiva de la actividad económica" y con la "ocupación ilegal del espacio público", sobre todo con venta de falsificaciones, indica Salva Vendrell. 

Uno de los problemas del equipo de Colau ha sido cierta demagogia con los agentes económicos, a los que ha tratado con desapego, como a lobis, aunque muchas veces incluyesen a pequeños emprendedores. Un caso claro fue el de las terrazas, que tras enfrentar de pleno al sector de la restauración con el consistorio, acabó con una modificación de la ordenanza de terrazas que en breve será aprobada definitivamente y supone una victoria para el sector y los grupos de la oposición, vestida de acuerdo con los Comuns.

Más confianza

Roger Pallarols, director del Gremi de Restauració, se congratula por ese final feliz, pero lamenta la "falta de confianza" hacia la actividad económica y sus actores, en un momento en que Barcelona iniciaba la recuperación. Reclama a la alcaldesa -además de promoción, colaboración y generación de marca- que "lejos de poner impedimentos que alejan inversiones, ayude a los motores económicos a crear riqueza y generar una ciudad amiga con los negocios. "Barcelona se juega estar o no estar", opina. "No se pueden crear discursos de decrecimiento".

La edila, a la que reprochan estar demasiado pendiente de la escenificación ideológica, no solo ha dado marcha atrás en ese tema. También ha asumido reformular sus iniciales retiencias al congreso mundial de móviles. O a la supuesta "limitación" de los cruceros, que en la práctica se concentrarán en un solo muelle (Adossat) pero donde habrá dos nuevas terminales con mayor capacidad que las que se eliminan.

En tono conciliador por las campañas municipales antirruido y cívicas en el marco del ocio nocturno, el secretario general de la patronal Fecasarm, Joaquim Boadas, reclama que se tenga más en cuenta a este segmento tan dinámico y poco escuchado. Se quejan de falta de presencia policial en las zonas concurridas (lo que afecta a la convivencia), agradecen la ofensiva contra los lateros pero piden que se intensifique, reivindican horarios más amplios en las terrazas de zonas sin vecinos afectados, critican el plan de usos de Ciutat Vella por condenar a algunos a su extinción y reclaman licencias de obras más ágiles.