FIESTA MAYOR

El ágora de la diversidad

La plaza de Catalunya acoge por segundo año consecutivo el espacio 'Associa't a la festa', donde el rico tejido asociativo de la ciudad se abre a los barceloneses

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HELENA LÓPEZ / BARCELONA

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En el acceso sur a la plaza, entre el portal del Àngel y la Rambla, una tienda de campaña de ACNUR. 21 metros cuadrados. "El tiempo medio de estancia en un campo de refugiados es de unos 15 años. Esta tienda es la de urgencia. La primera que se da a las familias cuando llegan", explica frente a ella un joven trabajador de la Agencia de la ONU para los Refugiados, quien invita a los paseantes a entrar. Dentro, en el suelo, unos cojines, una pequeña olla, unos platos y unas mantas perfectamente dobladas. "En un espacio idéntico a este suelen vivir dos familias, unas 10 personas", prosigue mientras hace entrega de una gafas de realidad virtual que proyectan la realidad de un refugiado desde que se ve obligado a salir de su casa en pleno bombardeo hasta que llega a un campo y le entregan una tienda como esta.

Esta de ACNUR es una de las decenas de actividades que durante toda la Mercè han llenado la plaza de Catalunya en el espacio Associa't a la festa, que este año se celebra por segunda vez en el lugar en el que desde hace 20 se celebraba la Mostra d'Associacions. "Decidimos dar un cambio. Encajar mejor en el programa de la Mercè. Associa't no es una feria de entidades, sino un espacio donde participar de ellas. Hay dos escenarios, pero en ellos se programan actuaciones de las entidades; y las más de 160 que participan en el encuentro organizan actividades y talleres. Es un espacio para vivirlo", resume Pablo Zareceansky, miembro de la organización, que calcula que han pasado por allí unas 40.000 personas cada día.

También se recuerda a los refugiados en algunos de los espacios de arte urbano repartidos por la plaza, en bellos grafitis. La crisis de los refugiados es, de hecho, uno de los temas de reflexión recurrentes, además de la idea de libertad. Presente en muchas de las carpas en un lugar más o menos visible, el cartel de Òmnium con el lema "Democràcia", uno de los temas de conversación inevitable en un espacio tan simbólico por la lucha de los derechos de la ciudad como la plaza de Catalunya.  

Futbolistas con velo

En el otro extremo de la plaza, en el espacio Associa't a la Barcelona lliure de sexisme, dos chicas explican cuentos -casi más necesario para los padres que para los niños- en un taller en el que se debate la necesidad de crear historias que promuevan la igualdad y el respeto a la diversidad rompiendo estereotipos. "Los personajes de los cuentos son referentes para las criaturas", señala una de las organizadoras tras terminar un cuento al lado de un decorado en el que se ve a una jugadora de fútbol con velo.  

Paseando por la plaza, los barceloneses -y los no pocos turistas, estamos en la plaza de Catalunya- pueden desde participar en un taller de percusión hasta jugar con sus hijos en la "reversión de la ludoteca móvil", como la define Mercè, una de las responsables de la Carpa de Tata Inti, espacio reservado para la pequeña infancia. "En esta ludoteca no se aparca a los niños -cuenta la joven-; lo que se aparca es el resto de cosas y los padres vienen a disfrutar de sus hijos".