"Vimos un hotel y nos refugiamos"

Erika Romero, junto a su hermana adolescente y un primo pequeño, turistas hondureños, se refugiaron en el vestíbulo del hotel HCC Sant Moritz de la calle Diputació después de correr, cogidos de las manos y muy asustados, siguiendo la estampida de personas que, desesperadas, huían por el paseo de Gràcia en dirección hacia la Diagonal. No sabían qué pasaba.

"Estábamos en el metro y por los altavoces nos indicaron que bajáramos sin dar más explicaciones. Supongo que para que no cundiera el pánico. Al salir al paseo de Gràcia fue horrible. Los gritos eran aterradores. Dejamos atrás la Gran Via y giramos por Diputació, donde vimos el hotel, entramos y allí nos enteramos del atentado", recuerda Romero. Además de cerrar este céntrico acceso, TMB tuvo que bloquear cinco entradas cercanas a la Rambla.

En el hotel, les aguardaba Juan Asensio, director general en HCC Hotels, que se situó a pie de calle para acoger a las personas que buscaban amparo. "Muchos turistas tienen sus hoteles lejos o justo se encuentran en la zona acordonada. Llegan muy nerviosos. Lo primero que hacen es pedir la clave de wifi para poder llamar a sus familiares", cuenta Asensio, que se sumó sin reparos a la petición de Turisme de Barcelona de dar cobijo a las personas que necesiten alojarse, para que no se quedaran en la calle mientras duraba la intervención policial.

Medidas de seguridad

Tuvieron suerte, porque otros hoteles cercanos, como el Cotton House y el Hotel Claris, no dejaban entrar a nadie que no estuviera hospedado. "Son órdenes directas desde Estados Unidos. Es por razones de seguridad, para proteger a nuestros clientes. No nos la podemos jugar", explica Andreu Canals, director de Cotton House, que disponía de vigilancia en la entrada. "Nuestra responsabilidad es cuidar de las personas que están alojadas", argumenta un portavoz del Claris.

La Creu Roja ha trasladado equipos de atención sanitaria y psicosocial y dos vehículos de apoyo a El Hotel Avenida Palace de Barcelona, donde se encuentran alojadas personas afectadas por el terrible suceso o de su entorno más cercano. En este lujoso hotel no se ha impedido el acceso a quienes no están hospedados. Daniel Urban, turista norteamericano, lamenta que "Barcelona, una ciudad pacífica conocida por aceptar a todo el mundo, haya sufrido un ataque que cambiará a peor la manera de vivir de sus habitantes".