el problema de la vivienda

Polémica desocupación policial en un símbolo de la gentrificación

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Patricia Castán / Barcelona

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Entença, 151 es una olla a presión. Varias familias suman varios meses de pesadilla desde que les fueron notificando mediante burofax que sus contratos tocaban a su fin y tenían que irse. Un grupo inversor está en vías de comprar el edificio -en el pujante entorno de la ya clausurada Modelo- y urge entregarlo vacío. Sin bichos, como ellos dicen con amargura. Pero la okupación frustrada de los cuatro pisos que habían quedado libres ha desembocado esta tarde en una protesta de activistas y vecinos con momentos de fuerte tensión y enfrentamientos con la policía. Un primer capítulo de lo que puede suceder en muchas otras fincas en igual coyuntura.

J., desde su principal, veía con incredulidad como a primera hora de la tarde varios hombres fornidos, un representante legal de la propiedad y los mossos entraban en los pisos donde, asegura, la semana pasada se habían instalado nuevos inquilinos, okupas, con el beneplácito vecinal. Los ocho residentes que quedan -casi todos inmigrantes de rentas bajas- aplaudían que alguien devolviera la vida a los pisos y los limpiara. "Había porquería, cucarachas y de todo", relata.

Con llaves del portal

Los okupas de los cuatro pisos son Encarna Fernández, de 68 años; Sandra, una madre con un niño de 7 años; un chico, y otra joven, sin apenas ingresos, dispuestos a abonar un alquiler social. No fue una okupación espontánea, sino planificada desde el Grup d’Habitatge de Sants, una asamblea que gestiona situaciones de emergencia social cuando la Administración no da soluciones, explican. Estos días los recién llegados iban acondicionando los pisos, dormían allí y tenían llaves del portal y de sus nuevas viviendas, afirman.

Los residentes de la finca han abucheado a la policía porque no había ninguna orden judicial, según han denunciado los afectados y el propio concejal Jaume Asens en un tuit. Consideran que los ocupantes ya habían constituido el lugar como domicilio, y que la empresa de seguridad que de vez en cuando inspecciona la finca ha hecho una falsa denuncia afirmando que la okupación había sido horas antes, de forma que los Mossos pueden decidir una intervención exprés.

"Nadie ha preguntado a los vecinos si era verdad, unos gorilas y la policía han reventado las puertas y han entrado", dice otro residente. Tres de los pisos estaban vacíos en ese momento y en el 1º1ª Encarna afirma haber sido desalojada pese a que esta misma mañana se había empadronado en la finca.

Viviendas vacías, según la policía

Por el contrario, fuentes de la policía autonómica mantienen que tras recibir la denuncia de un intento de okupación poco antes, se han personado y no ha llegado a haber desalojos porque las viviendas estaban aún vacías.

Lo que es seguro es que los afectados se han movilizado desde las redes sociales y decenas de activistas se han sumado a la protesta, mientras los antidisturbios llegados en seis furgonetas, iban entrando en el bloque y, según relataban los vecinos, cambiaban las cerraduras. Nadie podía entrar ni salir de la finca.

La Guardia Urbana ha tenido que cortar la calle, mientras los activistas se han enfrentado a la policía y se han tirado al suelo para evitar la entrada de más agentes a la finca, entre empujones, poco antes de las nueve de la noche. Una mujer ha resultado herida y atendida en una ambulancia. La concejala Gala Pin y el concejal de Presidencia Eloi Badia habían visitado a media tarde la finca para activar los servicios sociales y ofrecer dos noches de alojamiento a los afectados, que han preferido ir a casa de amigos y familiares. El ayuntamiento ha pedido informes sobre la intervención.