CON MOTIVO DEL 'SPRING BREAK'

Marabunta yanqui

Miles de jóvenes estadounidenses toman la ciudad en un fin de semana que transcurre sin incidentes entre fiestas, paseos y playa

En la Boqueria 8Unas jóvenes estadounidenses compran chocolate en un puesto del mercado, ayer.

En la Boqueria 8Unas jóvenes estadounidenses compran chocolate en un puesto del mercado, ayer.

MAYKA NAVARRO
BARCELONA

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Las recientemente alicatadas aceras de la avenida Diagonal acogieron el soleado día de ayer en la ciudad el desfile en manada de miles de  universitarios estadounidenses que estudian en Europa y que estos días se divierten a lo grande en Barcelona. Hay tantos adolescentes yanquis y se mueven de un lado al otro en grupos tan densos y compactados, que pese a repartirse por el ancho y largo de la ciudad, tropezarse con ellos es inevitable.

Tras una intensa noche de fiestas con disyoqueis organizadas específicamente para ellos en diferentes puntos de la ciudad, la mayoría optó por aprovechar la excelente temperatura del día y salir en marabunta a caminar las calles bajo el sol. La noche transcurrió sin incidentes. Una tranquilidad que se mantuvo durante el día, salvo alguna escena fuera de lugar, como los dos rubios con pintas de extra de una película del Oeste que se paseaban sin camiseta por los alrededores de la Sagrada Família. «Estos van en pandillas muy numerosas. Son un poco escandalosos, pero no generan problemas», aseguró un guardia urbano sin perder de vista el acceso principal al mercado de la Boqueria.

A los siempre congestionados pasillos entre langostas, plátanos y carne de caballo, se sumaron ayer los universitarios que en su peregrinación hacía la playa hicieron un alto en el mercado. Una visita de mucho mirar, pero de poco consumir y comprar. Algunos no se resistieron a los zumos recién exprimidos de los puestos de frutas, aunque triunfaron las golosinas y chocolates que se exhiben tentadores en los primeros puestos del mercado. Rescatando ese niño que todo universitario lleva dentro, los visitantes hicieron acopio de chucherías.

Pero donde se les vio más y más a gusto fue sobretodo en las playas, pillando sol sobre la arena y abarrotando las terrazas de todo el litoral barcelonés. Alguno incluso se atrevieron con su primer baño de la temporada. Zambulléndose entre griteríos y risas en ese agua todavía muy fría de los primeros días de marzo, que resulta agradable e incluso templada para unos estadounidenses acostumbrados a otras temperaturas.

La presencia de estos miles de universitarios no requirió diseñar ningún dispositivo de seguridad adicional, ni a la Guardia Urbana ni a los Mossos d'Esquadra. Todavía con la resaca de las 90.000 personas que la semana pasada asistieron al Mobile World Congress, unos miles de universitarios más ya no son nada en una ciudad que parece obrar el milagro de ensancharse ante cada nueva oleada.