Celo de dos caras, regla y cartulina

En la negociación con la asociación de vecinos de Can Peguera, la asociación Juvenil Tronada, la asociación sociocultural La Cosa Nostra y el grupo de mujeres de Can Peguera se han celebrado más de 15 reuniones en cuatro años. Todos los acuerdos se han sometido a la voluntad de la asamblea y a la última, la que avaló el acuerdo con el ayuntamiento, acudieron 160 personas. Eso da una idea del carácter del barrio de Can Peguera.

Se conocen y saludan todos. Las casas blancas y grises (con alguna excepción) con tejados de cerámica acogen familias que han pasado generación tras generación por allí. De hecho, la crisis ha hecho proliferar los casos en los que los abuelos comparten su vivienda con hijos o nietos. Nadie va por las aceras: primero porque son estrechas y después porque el tráfico en la mayoría de las calles es casi inexistente.

Dos bares y dos farmacias son los únicos negocios. Hay que salir de Can Peguera para comprar una barra de pan. «Tenemos un centro de día, dos escuelas especiales para niños con Síndrome de Down, un centro especial para jóvenes con problemas o viviendas para gente mayor. Esos son nuestros equipamientos», describe el presidente, Josep Ortiz. «Se trata de servicios que nadie quiere en sus barrios pero que nosotros aceptamos a gusto», sostiene este hombre para a continuación reclamar que un ambulatorio o una guardería serían igualmente necesarios.

1.400 imágenes

Esta conciencia de barrio la ha heredado su hijo Ivan. Mientras su padre expone las luchas que quedan por librar, él, silencioso, va colocando pedazos de celo de dos caras detrás de las fotografías que acumula en un rincón de la mesa de la asociación. Una regla le ayuda a colocar rectas las imágenes en una cartulina. Son los últimos retoques para la exposición que el jueves 5 de febrero presentarán en la sala autogestionada de La Cosa Nostra y que servirá para reivindicar los 40 años de lucha que han acabado en victoria. Ha recopilado 1.400 fotos del barrio pero solo mostrará algunas.