el futuro de una finca simbólica de sant gervasi
El ayuntamiento urge a Núñez y Navarro a desencallar la Rotonda
El equipo de Urbanismo en funciones vive momentos de transición en los que tanto le toca llenar cajas de cartón con sus pertenencias como atender las últimas cuestiones antes de ceder el cetro al nuevo mando de CiU. Una de esas tareas pendientes, casi una cuestión de orgullo, es el futuro de la Rotonda. Después de que el propietario de este legendario edificio de Sant Gervasi no cumpliera el acuerdo verbal de iniciar las obras antes de dos meses dado el delicado estado del inmueble -el plazo finalizaba a finales de marzo-, el ayuntamiento acaba de mandarle un requerimiento escrito para que de una vez por todas empiece a moldear el nuevo edificio de oficinas.
Según un portavoz municipal, Núñez y Navarro, que adquirió la finca en 1999 por 2.500 millones de pesetas, no ha respondido la misiva. «No nos ha llegado ningún acuse de recibo», lamenta esta voz consistorial, sin amagar cierto tono de desaprobación. El silencio de la inmobiliaria que dirige Josep Lluís Núñez puede interpretarse de muchas maneras, ninguna de ellas excluyente de la otra. Puede verse como un intento de dejar pasar los días hasta que se produzca el cambio de gobierno, aplazado por un recurso del PP en busca del noveno concejal. Puede que las dos demandas interpuestas por la Plataforma Salvem la Rotonda hayan enternecido al expresidente del Barça hasta el punto de llevarle a esperar una resolución judicial que avale el permiso municipal. Quizás sea tan simple como apelar a la voracidad de la crisis. Hay quien, sin aportar pruebas, asegura que unaconselleriahabría mostrado interés en instalarse en la avenida del Tibidabo hasta que el sentido común y la delgadez de las arcas públicas obligaron a desistir. También se habla de problemas estructurales que habrían disparado el presupuesto: un templete más inestable de lo esperado, unos esgrafiados de la fachada difíciles de recuperar o un caro andamio-esqueleto capaz de sostener el edificio protegido por el patrimonio municipal mientras el resto de la finca -incluido el pedazo añadido por el arquitecto Enric Sagnier en los años 30- se derriba para dejar hueco al nuevo inmueble y a las cinco plantas subterráneas de párking.
RECUPERAR LA ESENCIA / Así las cosas, el futuro de la Rotonda puede que resida en la habilidad dialéctica de Xavier Trias. El futuro alcalde de Barcelona charlaba en campaña con este diario y adelantaba su intención de sentarse con Núñez -«le conozco hace muchos años», precisaba- para intentar convencerle de que la casa que el doctor Salvador Andreu encargó en 1906 debe recuperar su uso como hotel, tal y como la propia inmobiliaria prometió cuando la compró. «Aquí no hacen falta oficinas», se sinceraba el candidato de CiU. Fuentes de la compañía aseguran que ninguna gran cadena hotelera ha mostrado su interés, pero admiten que «todo es posible».
Si Trias convence a Núñez, la licencia otorgada el 21 de enero por el ayuntamiento saliente no sería válida, lo que obligaría a iniciar los trámites una vez más -plan especial, proyecto ejecutivo, petición de la licencia...- y retrasar la regeneración de la Rotonda hasta una fecha imposible de precisar. Mientras esa reunión no se produce, la empresa asegura que ya trabaja en la adjudicación del andamio y que la obra, a pesar de que no se perciba, ya calienta motores en los despachos.
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