Singuerlín y Centre 1. LA RADIOGRAFÍA

Las torres del 'caso Pretoria' inician el reto de unir barrios

Con Singuerlín y Centre de Santa Coloma, el diario sigue esta semana con el ciclo de entregas de barrios de Barcelona y su entorno en las que vecinos y autoridades hacen balance del mandato

Torres Cubics, con el edificio destinado a viviendas públicas a la derecha.

Torres Cubics, con el edificio destinado a viviendas públicas a la derecha.

DAVID PLACER
SANTA COLOMA DE GRAMENET

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Cuando el rascacielos de más alto Santa Coloma alcanzaba la cima con la construcción de su planta número 22, algunos vecinos de los barrios de Singuerlín y Centre llegaron a creer que la obsesión urbanística del gobierno local había tocado techo. Los tres edificios Cubics eran levantados para acercar Singuerlín al resto de la ciudad y para crear una zona comercial única con 17 salas de cine, un anhelo de jóvenes y mayores. Pero los rascacielos comenzaban a entorpecer las vistas a la montaña y los pisos pensados inicialmente para la venta libre parecían inalcanzables.

En tiempos de auge inmobiliario, el ayuntamiento se propuso crear unas 1.300 nuevas viviendas en varios planes urbanísticos, buena parte de ellas en el entorno de Singuerlín. «El modelo de ciudad del exalcalde Bartomeu Muñoz no encajaba con el que tenía la mayoría. Tal vez porque no se correspondía con los estratos sociales de la ciudad. Pero eso no quiere decir que no tuviera razón en plantear ese tipo de desarrollo. El tiempo juzgará su gestión», opina el escritor y poeta colomense Pedro Cano.

Aquel crecimiento acelerado chocó de frente con la Audiencia Nacional que investigaba blanqueo de capitales y cobros amañados y la entrada de la Guardia Civil en el ayuntamiento el 27 de octubre del 2009 causó indignación en muchos vecinos. En aquellos días en la plaza de la Vila se congregaban grupos que pedían la dimisión de todos los concejales socialistas.

Tras la detención del alcalde Bartomeu Muñoz y la sustitución de parte de su equipo, el nuevo gobierno dirigido por la joven Núria Parlon, que entonces se dedicaba a la concejalía de cooperación, decidió paralizar todos los proyectos urbanísticos. El plan que para algunos significaba una transformación necesaria y para otros un delirio urbanístico, había llegado a su fin.

AIRES OPTIMISTAS / Un año y medio después, vecinos y entidades aseguran haber pasado página aunque la mayoría promete que no olvidará. Las torres Cubics se preparan para dar vida a los barrios del entorno. Unos 100 nuevos pisos de protección oficial, con alquileres desde 425 euros, han sido sorteados y el edificio más alto ya tiene buena parte de las viviendas asignadas (ahora de alquiler por la falta de hipotecas). En la planta baja, los cines podrían abrir a finales de mes y casi todo el mundo espera que la nueva vida vecinal, llena de gente joven, haga desvanecer la imagen negativa del plan.

«Tal vez las formas del anterior alcalde fueran cuestionables pero elaboró un ambicioso proyecto de ciudad. Cubics dinamizará Singuerlín y el centro», explica Pedro Hidalgo, un veterano comerciante con una tienda frente al Cubics.

Mientras la fecha de su inauguración se acerca y después de que su autor, el arquitecto Eduardo Soto de Moura, ganara hace pocos días el premio Pritzker, máximo galardón en este campo, las reticencias hacia el trío de edificios parecen disiparse. «Al principio los veía con unas dimensiones exageradas. Hoy no los veo tan mal», afirma Esteve Serrano, actual concejal de Urbanismo.

El análisis de lo ocurrido este mandato suele convertirse en un juicio personal a la figura del exalcalde, al que casi todos recuerdan por su medida de regalar los libros escolares. «Hizo un cambio enorme. Transformó el frente fluvial, que era un vertedero, y la rambla. Creo que quería mejorar la imagen de la gestión de su padre (Blas Muñoz, último alcalde franquista de la ciudad) pero lamentablemente terminó muy mal», valora Justo Molinero, presidente de Radio TeleTaxi, con sede en Santa Coloma. «Ahora, la nueva alcaldesa ha comenzado con buen pie. Trae ideas frescas y está llevando su despacho por cada barrio para acercar el ayuntamiento a la gente. Solo le hice una crítica: después del escándalo, la limpieza de los cargos fue demasiado lenta», añade.

Pero Pretoria dejó de ser una preocupación de primer orden y los principales grupos de oposición no la utilizarán como su bandera de campaña más visible. «El PP se está enfocando en la inmigración y nosotros como una alternativa de buena gestión en tiempos de crisis», explica Siscu Sánchez, líder de ICV y hombre clave para la formación de gobierno si el PSC pierde la mayoría absoluta en el ayuntamiento.

En la calle, los problemas siguen siendo los de siempre. «Los jóvenes se van a sitios más baratos y nos quedamos sin generación de relevo», explica Juan Alarcón, presidente de la asociación de vecinos de Singuerlín. Y los comerciantes se quejan de que la falta de aparcamiento los asfixia porque los vecinos suelen ir en coche a comprar a grandes superficies de Barcelona y Badalona. «En el entorno de Singuerlín, con 12.000 habitantes, no hay una óptica, ni una sastrería», dice Juan Carlos Campanario. Los veteranos temen que el comercio se empobrezca y que termine igual que el resto de la ciudad: lleno de colmados y locutorios.