La fiesta de Barcelona

Un 'correfoc' más teatral llena la Via Laietana de amantes del fuego

XABIER BARRENA
BARCELONA

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El correfoc es, junto con el piromusical, un sinónimo de multitud. Como cabía esperar, volvió a suceder ayer. Como recomiendan los gurús empresariales, la dirección artística de la Mercè va introduciendo, año a año, pequeñas modificaciones que crean nuevos alicientes a los que se acercan al pasacalles. Para este año, la organización decidió desplazar la Porta de l'Infern, el punto de inicio del pasacalles, desde el mercado de Santa Caterina a la plaza de Antoni Maura, en plena Via Laietana. De esta manera se consiguió dotar de una pátina de teatralidad, de espectáculo, en el sentido estricto del término no solo en el de grandilocuente, a un acto que por definición es móvil y callejero.

Los beneficios de este pequeño cambio, apenas 200 metros, fueron varios. El primero es que el séquito, la veintena de colles de diables y las otras tantas del bestiario, es decir, casi 3.000 personas, se dispusieron en fila recta desde la plaza de Antoni Maura hasta casi la de Urquinaona. Su salida, franqueando la puerta infernal, fue mucho más vistosa que en años anteriores, cuando la fila de colles formaba una sinuosa hilera.

El cambio permitió, también, evitar la curva que el seguici hacía para coger la Via Laietana desde la avenida de Francesc Cambó. Se ganó, por tanto, en comodidad para las colles y también tiempo.

PALABRA DE 'MASCLE CABRÓ' / Finalmente, al reducirse el recorrido (ya que el punto final se mantuvo en la plaza de Antoni López), pero mantenerse el presupuesto asignado en material pirotécnico, este lució más. Especialmente en el inicio de la puerta infernal, también porque al estar situada en medio de la avenida, sin edificios muy cercanos, se pudo cargar pólvora sin miedo a posibles daños. En el correfoc de los adultos (antes se celebró el júnior, para niños) se emplearon 23.000 carretillas pirotécnicas.

Otro efecto añadido es que el discurso del mascle cabró, que tradicionalmente acompaña la apertura de las puerta del infierno, fue más audible que nunca. Su diatriba contra «los fascistas del tribunal Constitucional», «los políticos botiflers que no aman a Catalunya» y «los seguidores de Felipe V» recibieron algunos aplausos.

Entre el bestiario, la principal novedad fue el retorno de un histórico, nada menos que el Camell de Molins, un gigantesco bicho pirotécnico que participó en las primeras ediciones del correfoc, a finales de los 70 e inicio de los 80, y que en la actualidad apenas sale de la población del Baix Llobregat.