SÍMBOLO DE LA EXPOSICIÓN UNIVERSAL DE 1888

La cascada de la Ciutadella recobra el esplendor tras un 'lifting' urgente

La estatua de Venus, ya casi restaurada.

La estatua de Venus, ya casi restaurada.

ROSARIO FONTOVA
BARCELONA

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La Venus de piedra de la cascada del parque de la Ciutadella vuelve a sonreir. Un equipo de restauradoras ha devuelto a la escultura creada para la Exposición de 1888 su apariencia casi original tras un intensivo peeling que incluso ha revelado la huella del cincel del escultor. El ayuntamiento tuvo que cerrar el acceso al tramo de escaleras final de la cascada del parque de la Ciutadella. Caían fragmentos de piedra y tras una inspección se detectó el mal estado de las esculturas, que representan diversas escenas marinas y mitológicas creadas por varios autores. El vandalismo, el agua y las defecaciones de palomas y gaviotas agravaron la situación.

En total, hay 25 esculturas que están siendo tratadas por un equipo de siete restauradoras, un escultor y un picapedrero. Ya están listos los caballos marinos que rodean el gran estanque, de los cuales solo uno es original. Un gran andamio rodea la fuente y la oculta parcialmente a la vista de los numerosos turistas que acuden al parque. En abril, al inicio de la temporada alta turística, está previsto que pueda retirarse.

Las esculturas de la fuente monumental del parque de la Ciutadella habían perdido la expresión a causa de dos intervenciones anteriores que han resultado muy negativas. Una de ellas perforó las estatuas con clavos de hierro que se oxidaron y quebraron la piedra caliza. En la última, realizada con motivo de los Juegos del 92, las esculturas quedaron recubiertas por una gruesa capa de mortero aplicada de forma grosera, que rebozó las figuras hasta borrar los rasgos que les había dado el escultor.

UN TORNO

El problema se advierte al observar de cerca el conjunto escultórico, el antes y el después de la operación. Emma Sarró y Alfonsa Saavedra dirigen el equipo, que suprime el pernicioso mortero a base de vibroincisor (una especie de torno de dentista gigante), microescarpas y cinceles. Además del ruido del vibroincisor, de vez en cuando suena en el andamio un graznido agudo que se amplifica mediante un altavoz. Se trata de una prueba para repeler a las palomas y a las gaviotas, que han puesto nidos en los recovecos de la cascada y cuyos excrementos deterioran la piedra.

La primera fase de la restauración afecta a las esculturas centrales. Además de la Venus con peinado modernista que sale de una concha, creada por Venanci Vallmitjana y Eduard Alentorn, hay dos náyades (una perdió la cabeza, que se esculpirá de nuevo) y dos faunos, cuyo autor es Rossend Nobas. En el frontón que corona la cascada hay otra Venus rodeada de amorcillos. Y aún más arriba cabalga la Cuádriga de la Aurora, un carro de hierro de 30 toneladas, diseñado también por Nobas, que cuando se inauguró la cascada, en junio de 1881, estaba cubierto de oro fino y costó 78.000 pesetas. Su restauración aún está pendiente.

El monumento tiene interesantes dependencias en desuso justo detrás de la composición escultórica. Debajo hay una gruta con estalactitas, una atracción muy de moda en la época de la Exposición, pero donde ahora guardan los aperos los trabajadores de Parques y Jardines. Y justo detrás de la Venus está el antiguo Acuario, una gran sala que ha sufrido el efecto del vandalismo y donde ahora las restauradoras guardan su equipo. En su fachada dicen que se estrenó un joven Antoni Gaudí estudiante de arquitectura modelando un medallón con una lagartija.