Xavi cierra su semana trágica, en Valencia, con un simple y ramplón empate

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

Emilio Pérez de Rozas

Emilio Pérez de Rozas

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Vamos a tener un lío, perdón, otro lío, el próximo martes, cuando Xavi Hernández protagonice la conferencia de prensa previa al partido del miércoles (19.00 horas), en Montjuïc, ante el Almería. El motivo no será otro que nadie, anoche, en la conferencia de prensa posterior al empate en Mestalla, ningún periodista, amigo o enemigo, le felicitó por el punto conseguido.

Es decir, al cabreo por no haberle felicitado tras acceder a los octavos de final de la Champions (cosa que es mentira, porque sí le felicitamos cuando, realmente, consiguió la clasificación, que fue ante el Oporto), Xavi añadirá ahora el enfado por no recibir la enhorabuena al arrancar un punto de Mestalla, encuentro que él mismo calificó de “auténtica final”.

Y es ahí donde quería llegar. Si el partido ante el Valencia era una “auténtica final” ¿cómo queda el equipo? ¿Cómo queda Xavi? ¿Cómo queda el proyecto? ¿Cómo queda la Liga? Como sospecho, intuyo, como ya he leído, parece que algunos dicen que el partido de Valencia es un paso adelante. ¿Me están hablando en serio mis colegas? ¿Tan amables, tan blandos, tan amigos, tan colegas somos de Xavi? ¿Diríamos lo mismo si el equipo lo estuviese dirigiendo Valverde (¡qué gran año el sueño en el Athletic!), Koeman o Setién?

Xavi, reforzado

Deco, gran amigo de Xavi, dijo poco antes de empezar el partido que Xavi se iba a quedar en el Barça por los siglos de los siglos. “Es más, eso no ha sido así porque él no ha querido”. Tal vez por ello, Xavi nombró, en la conferencia previa al desplazamiento a Valencia, siete veces a Laporta como su amigo del alma, cinco veces al propio Deco como la persona con la que más comulga de todos y otras cuatro veces a Yuste, que no para de visitarle y darle ánimos. Es decir: blanco y en botella. Ni Laporta, ni Deco, ni Yuste se van a cargar a Xavi.

Raphina se lamenta al finalizar el partido e Mestalla

Raphina se lamenta al finalizar el partido e Mestalla / JOSE JORDÁN/AFP

Otra cosa es que empiecen a pensar que este es un año fallido. Que no vean a Xavi, que anoche cerró la peor semana desde que hace más de dos años es entrenador del Barça (Girona, Amberes y Mestalla, así lo demuestran), con poco oficio y nulas soluciones para mejorar la situación. Y otra cosa es que, mientras tanto, hayan llamado a Pere Guardiola a pedir precio por Michel.

Ya hay demasiados futbolistas que empiezan a decir la verdad. Ya no es solo Gündogan quien levanta la voz. O De Jong. Anoche hasta el mudito Pedri reconoció que frente al Girona, es decir, la noche que Xavi contó maravillas del juego de su equipo, “no estuvimos bien”.

Aparcada la idea de volver a jugar (algún día, algún mes, algún año) como jugaba el Barça de Guardiola (y Leo Messi, no lo olvidemos), enterrado el manual ideado por el 'Profeta del Gol', es evidente que Xavi firmaría ahora mismo (otro) pacto con el diablo para retroceder a la pasada temporada y ganar 126 partidos por 1-0 y 0-1, aunque fuese jugando lo poco que juega el equipo últimamente.

Mirar el retrovisor

Repito, no se puede ver, como pretenden algunos pelotas, la luz al final del túnel, cuando la semana ha sido la peor en la historia de Xavi (entrenador). No se puede pensar en atrapar al Girona y/o al Real Madrid, que sigue ganando pese a tener ocho lesionados, algunos de ellos los mejores futbolistas del mundo, cuando lo que debería hacer el Barça es mirar por el retrovisor no vaya a ser que le atrapen Atlético, Athletic, Real Sociedad o Betis.

Xavi insiste que van por el buen camino, pero lo cierto es que el juego del Barça sigue siendo una autopista hacia ninguna parte

Si después de esta semana trágica no ha pasado nada es que ya no ocurrirá en lo que resta de temporada, que es mucho. Pero, en ese sentido, hay un detalle que se presta a engaño. Cuando los optimistas dicen “queda mucha Liga”, no reparan que, en efecto, queda más de una vuelta pero, posiblemente, para peor, para que el equipo no levante cabeza y pierda el tren de la Champions. Repito: hay tiempo, sí, pero si ves al Barça de estos tres últimos partidos, piensas que, tal vez, en ese tiempo aún puede empeorar.

Un gol de chiste

Lo digo porque, después de arrancar un miserable empate en uno de los campos más fáciles de Europa, Xavi insiste en que “vamos por buen camino”. Si la versión de lo que ocurre es, simplemente, falta de efectividad, nuevas críticas “porque no salimos, no ya por el 0-1, sino por el 0-2 y por el 0-3”, si nos meten un gol fruto de un globo de 35 metros de altura, si los problemas siguen siendo los mismos que hace semanas, entonces no vamos por buen camino, vamos por una autopista hacia ninguna parte.

Esto huele a resignación. El discurso de “estamos vivos en todas las competiciones” será válido, supongo, durante los próximos meses. Pero ese no debe ser el análisis que haga ese grupo de amigotes que gobiernan el Barça, que felicitan y abrazan a Xavi diariamente sin notar mejora alguna en el equipo. El análisis debe ser: el Girona nos dio una lección en todo, en Amberes hicimos el ridículo y la noche que jugábamos una final, ante uno de los cuatro equipos más débiles del fútbol español, solo empatamos. Y, encima, la prensa no nos felicitó.

Bueno, sí, algunos vieron alguna mejora. Para que luego Xavi diga que lo persiguen. Cuando le persigan de verdad, cuando le critiquen como criticaron a otros, se dará cuenta de lo que es el Barça, él que cree saber dónde se ha metido.

Suscríbete para seguir leyendo