Xavi lo sabe mejor que nadie: le están vigilando

¿Han vuelto a estas líneas? ¿Qué lo repasarán luego? Vale, perfecto. Pues sigamos. Hace ahora poco más de un año, uno de los diez mejores amigos de Joan Laporta escribía el siguiente twitter: “Laporta no es persona de medias tintas, se está ‘dejando la vida’ para tener una plantilla muy competitiva. Ahora le toca a Xavi no hacerse el muerto”. Les juro que ese hombre sabía lo que decía. Les juro que ese hombre (entonces, no sé ahora) hablaba ¡cada día! con el presidente.

El marcaje

Más. Después de las dos manitas a un diezmado Betis y a una de las ‘cenicientas’ de la Champions, y antes de jugar con fuego y salvarse ante el Celta y quemarse del todo en Mallorca, donde no hubo segundo milagro ante un equipo que venía de encajar otra manita en Girona, el publicista de cabecera de Laporta, otro de sus asesores, le recordaba a Xavi que no podía enterrar, así como así, el 4-3-3 de Johan Cruyff. Lean el artículo 'No pierdan el vuelo 4-3-3'

No solo eso, uno de los más grandes defensores de las esencias del cruyffismo, amigo de Pep Guardiola y un periodista que, de joven y hasta de mayor, había jugado, él, sí, él, un fútbol exquisito como centrocampista, escribía en ‘Sport’ que ‘Cocodrilo que se duerme es cartera’. Y sentenciaba: “Solo han sido dos resultados y uno, ante el peor equipo del bombo 4 de las Champions. Que el cocodrilo no se duerma. Siguientes retos: un ritmo de balón mucho más alto y dinámica para ganar profundidad ante equipos hundidos”.

Guasch no lo escribió, pero lo deslizaba magistralmente en su texto. Pero yo sí lo voy a escribir: Xavi, atento, porque te están vigilando. No es un aviso, no es un consejo, ni siquiera un sugerimiento. Xavi es el primero que lo sabe. Se sabe solo. No tiene a nadie que lo defienda (se fue -harto- Jordi Cruyff). Repito: a nadie. Llegó como llegó, es decir, de la mano de Victor Font. Cometió el error de comprarle a Laporta su discurso triunfalista, las mil palancas, el plantillón y en su recorrido triunfal hacia la conquista de LaLiga empezó a dejarse trocitos de cruyffismo por el camino.

Recuerden el todo vale, el 1-0 y 0-1 demasiado repetido y el arrinconamiento del sagrado 4-3-3 por el tradicional 4-4-2. Aunque Xavi quiere jugar como Cruyff o como Pep (no sé si esa sombra le está haciendo daño o mucho daño), por encima de todo prefiere ganar. Necesita ganar. No porque se lo exija Laporta, la economía o la apuesta del club, sino porque, vista la lamentable (lo siento, ese contrato es muy cutre) renovación que le han hecho (o ganas Liga o Champions, o no sigues), mucho, mucho, no confían en él.

Las tablas de la ley

Alejarse del cruyffismo tiene esas cosas. No beber de las fuentes del guardiolismo genera ciertos problemas. Hay, existe, se mantiene, una guardia pretoriana sobre la manera de jugar del Barça. Y eso no se puede destruir de un plumazo o pretender llegar a los mismos sitios por caminos más feos, más embarrados, más ‘cholistas’. No, no, amigo, te estás desviando del camino y, aunque tu discurso siempre es demostrar (con palabras) que eres partidario del ‘jogo bonito’, tú lo que quieres es ganar y eso no es lo que dictan los ¿10? 110 mandamientos de las tablas de la ley de Cruyff.

Repito, no le estoy recordando a Xavi nada que no sepa, que no palpe, que no le duela. El ‘mister’ lo sabe mejor que nadie. Es más, para y por eso ha contratado a su ‘Estiarte’ particular. Las únicas críticas que le duelen son las que vienen del bando del cruyffismo y del guardiolismo, aunque ninguno de esos dioses levanten el teléfono y se comuniquen con su ‘lobby’, vivito y coleando.

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Xavi sabe que por más abrazo de oso que le diese el presidente el día que firmó su renovación, a Laporta no le temblará el pulso para despedir al ‘mister’ que llegó de la mano de Victor Font. Recuerden: “Laporta no es persona de medias tintas. Se ha dejado la vida…” Esto no va de ganar (o solo de ganar), esto va de jugar como dicta el cruyffismo “porque solo jugando así”, dicen, “alcanzaremos los objetivos: jamás el Barça ha ganado nada jugando de otra manera”.

También iba de ‘mès que un club’ y, lo siento, pero eso es ya también una marca blanca. Aunque duela. Que duele. Y mucho.