SE CIERRA EL CÍRCULO
De Gaspart a Bartomeu, de Petit a Dembélé: historia de los despilfarros históricos del Barcelona
El Barcelona traspasa a Dembélé al PSG por 50,4 millones de euros
Laporta se sale con la suya y el Barça obtiene 120 millones de financiación para inscribir a sus futbolistas y cercar a Neymar
La vida entre la genialidad y el ridículo de Dembélé
Joan Domènech
Periodista
Periodista. Título de Entrenador de fútbol nivel A. Deportista vocacional. Tras retirarme como futbolista, empecé a trabajar en Mundo Deportivo (12 años, 1988-2000). He asistido a cuatro Mundiales y cuatro Eurocopas. Coautor de varios libros. Miembro del colectivo ‘Periodistes Solidaris’ y 'Amics de Johan'.
Hasta hace poco, en una comida entre periodistas, siempre se efectuaba una votación sobre cuál había sido el peor presidente de la historia del Barça. Al principio aparecía por enorme mayoría el nombre de Joan Gaspart sobre el de Josep Maria Bartomeu. Con el tiempo, Bartomeu fue remontando y terminó ganando tan inútil muestreo.
La comparación de sus respectivos gobiernos partía desde la misma premisa: ambos tuvieron un dineral para invertir en el equipo. Gaspart recibió un talón de 10.000 millones de pesetas a cambio del traspaso de Figo en el año 2000 y Bartomeu cobró 222 millones de euros por la marcha de Neymar en 2017.
Gaspart iniciaba su mandato que no terminó, forzado a dimitir en 2003 y a convocar elecciones anticipadas. Bartomeu llevaba dos años y pico como presidente y tampoco concluyó su periodo, expulsado por una moción de censura. Dos finales que animaban, por otro lado, la pertinencia de la consulta comensal.
Gaspart cobró 10.000 millones de pesetas y Bartomeu recibió 222 millones de euros.
El final de la herencia
Con la marcha de Dembélé anunciada este sábado (50,4 millones de euros de traspaso paga el PSG, quedándose el Barça con 35,4 millones, y el resto para el jugador) se cierra la herencia futbolística que dejó Bartomeu, quien estableció los tres sucesivos récords de los fichajes más caros de la historia del Barça para paliar la salida de Neymar, el trasvase más caro de la historia del fútbol.
Acomplejado por no ser el número uno en el equipo, y convencido de que nunca lo sería al lado de Messi, el astro brasileño exploró la vía de alcanzar la cumbre en solitario desde París. No solo no lo consiguió, sino que desapareció de los diez primeros del Balón de Oro.
Después de un folletinesco mes en la gerencia del Barça, con engaños, desmentidos, tretas y rumores antes, durante y después de la gira de 2017, Neymar tomó el avión hacia los brazos de Nasser Al-Khelaïfi, el presidente catarí del PSG que le cubrió de oro. El planeta fútbol supo que Bartomeu tenía un talón de 222 millones para gastarlo en un delantero. O dos. Fueron tres.
Gaspart anunció que iba a buscar a Petit y Overmars al Arsenal y se gastó todo el dinero.
Volando a Londres
Igual que 17 años atrás, con el paripé de Gaspart y Figo mientras Florentino Pérez acariciaba el gato durante las elecciones en el Barça. El club azulgrana se había aprovechado de la insólita pulsión de Figo por la duplicidad de contratos para ficharle en 1995 y para retenerle después, pero no pudo ni quiso competir con el preacuerdo que firmó Figo (su agente) si Florentino se imponía en los comicios blancos.
Hacia el Bernabéu se marchó Figo y hacia Londres se marchó Gaspart con el talón. Precisó el dirigente que iba a hablar con el Arsenal. Le esperaban con los brazos abiertos. Entregó el dinero y se llevó a Emmanuel Petit y Marc Overmars a petición de Llorenç Serra Ferrer. El medio francés duró una temporada y el extremo holandés completó cuatro y renunció a la quinta por lesión.
Bartomeu dejó los tres récords de gasto con Dembélé, Coutinho y Griezmann.
Todas las variables
Con los brazos abiertos esperaban a Bartomeu en Dortmund cuando acudió el Barça a preguntar cuánto costaba Ousmane Dembélé, un chaval de 19 años que había cuajado una gran campaña (42 partidos, 8 goles), después de haber despuntado con 12 goles en 26 partidos con el Rennes (2015-16).
Acuciado por la presión y el inminente comienzo de la Liga (Dembélé debutó con el Barça en la cuarta jornada, iniciada ya la Champions), el Barça aceptó pagar 105 millones más otros 40 millones en variables. Según informó el club, desglosados así: 5 millones por cada 25 partidos jugados por Ousmane (un máximo de 100), 5 por cada clasificación para la Champions y 5 por cada título de Liga. Se pagaron todos, aunque el futbolista, con las lesiones musculares, no hubiera jugado ni la mitad de los partidos.
El Liverpool aguantó la presión en verano, pero vendió a Coutinho, lesionado, en invierno.
Más variables
El Liverpool también recibió con alegría al Barça cuando deseó fichar a Philippe Coutinho. Sin necesitar dinero, en Anfield aguantaron la presión hasta que el futbolista brasileño inició un pulso esgrimiendo una lesión. Accedieron a la venta en enero, con Coutinho de baja. Tardó seis partidos en debutar con el Barça.
Había dinero en caja todavía en el Camp Nou. Otro sablazo de 120 millones más 40 en variables, explicados así por el club: 5 millones por cada 25 partidos jugados y un máximo de 100 partidos (como Dembélé), 10 por dos clasificaciones para Champions y 5 por cada título de Champions. Coutinho no completó los cien partidos (el Liverpool reclamó que se contaran los de su cesión al Bayern) y no se ha celebrado ninguna Champions en Barcelona.
Griezmann, del no al sí
Se había agotado el dinero de Neymar, pero el Barça de Bartomeu no se sentía pleno tras dos fichajes que no cumplían las expectativas, y abordó el de Antoine Griezmann. Indiferente al feo del delantero francés, que jugueteó con el sí y el no un verano con un vídeo, y aceptó en el segundo, en 2019.
Por el precio de los 120 millones no superó a sus compañeros. Ni tampoco con los 15 adicionales que el Atlético hizo pagar al Barça en una especie de chantaje encubierto para no denunciar que habían negociado con el delantero antes de los últimos seis meses de contrato, algo que parece prohibídisimo por la FIFA. Un pago oscuro que fue investigado.
Dembélé, Coutinho y Griezmann coincidieron una temporada en el Barça: la 2020-21.
Coincidieron los tres en la temporada 20-21, después de que Coutinho hubiera regresado de su cesión al Bayern, donde colaboró en el sonrojante 2-8 de Lisboa con dos goles, y antes de que Griezmann volviera al Atlético de Madrid cedido.
A Gaspart le sucedió Laporta y a Bartomeu también. En ambos casos, el nuevo presidente obró igual: olvidó el levantamiento de alfombras prometido en la campaña electoral y cargó a sus antecesores toda la deuda aceptable y por aceptar, además de la depreciación de cada plantilla. Laporta se comió el caso Negreira, que le ha estallado este año, y ha ocultado el resultado de la due diligence y el forensics que anunció, y solo las investigaciones policiales van destapando la suciedad del Bartogate.
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