Opinión | Un sofa en el césped

Josep Maria Fonalleras

La pesadilla en forma de 'Vieja Señora', por Josep Maria Fonalleras

Barcelona. 19.02.2023. Deportes. Xavi animando desde la banda durante el partido de liga entre el FC Barcelona, Barça, y el Cádiz. Fotografía de Jordi Cotrina

Barcelona. 19.02.2023. Deportes. Xavi animando desde la banda durante el partido de liga entre el FC Barcelona, Barça, y el Cádiz. Fotografía de Jordi Cotrina / JORDI COTRINA

¿Es posible imaginar un Barça en Segunda División? ¿Podría llegar a suceder si el caso Enríquez Negreira llegara hasta la FIFA o la UEFA y entonces se despertaran los mecanismos sancionadores a nivel internacional ya que no parece que la Liga o la Federación Española vayan a tomar cartas en el asunto? ¿Es posible pensar en un Barça-Cádiz como partido estelar de la jornada, o en un Las Palmas-Barça en la lucha por ser el campeón de plata? El aficionado culé habrá tenido estos días pesadillas por el estilo, temeroso de ir a parar a un pozo sin fondo justo cuando el club va a endeudarse (o a comprometerse) aún más, justo cuando el exilio en Montjuïc anuncia trastornos, incomodidades y menos ingresos, justo cuando el equipo vive al límite en la Copa de la UEFA (siempre me sale llamarla así), justo cuando el metrónomo Pedri va a estar unas semanas sin marcar el ritmo, justo cuando Gavi va a perderse el partido decisivo en Manchester. 

¿Podría permitirse la Liga española una competición sin el Barça? Suena todo a ciencia ficción, pero también debió parecerlo en 2006 con la Juventus descendida a la Serie B (y con dos títulos que se le retiraron del libro de honor) porque Luciano Moggi había comprado árbitros y por todo el follón que se armó con el escándalo del 'Calciopoli'. Nada más y nada menos que la 'Vecchia Signora', que esta temporada también ha vuelto a las andadas, con un asunto de plusvalías desproporcionadas que le va a significar la pérdida de 15 puntos. ¡15! ¿Podría suceder esto en España? 

Los negocios de Enríquez Negreira

Lo cierto es que se hace difícil entender por qué desde Gaspart a Laporta, pasando por Rosell y Bartomeu (parece que la gestión de Núñez se limitó a regalar bolígrafos y relojes), el Barça llegó a gastar más de 7 millones de euros (o más: está por ver) en negocios oscuros con Enríquez Negreira y su señor hijo. Escribo "oscuros" para no pasarme, porque me niego a mancillar la época más gloriosa del club, la de Messi, Iniesta, Xavi y compañía. ¿Realmente se compraron árbitros, se obtuvo algún tipo de favor, fue una maniobra en la más pura esencia catalana de pagar para no ser apaleado, se trató, al fin, de un chantaje continuado? 

Mientras tanto, anoche, el culé pudo imaginarse cómo son los encuentros de Segunda, por si acaso la pesadilla se convierte en realidad. Fuerza física, sin enemigo pequeño, destellos de calidad y somnolencia bastante habitual. Sin Pedri y sin Araujo (tampoco Busquets), sin la vertebración de los últimos días, esperábamos que Ansu Fati resucitara, pero resulta que lo hicieron Ferran Torres y Sergio Roberto. El primero fue el que estábamos esperando desde que empezó la temporada y el segundo, a parte del gol, también ayudó a otro resucitado, Lewandowski, que volvió a meter uno de esos tantos que se sacaba de la chistera en otro tiempo. Un trámite para llegar cómo sea a Old Trafford, que sigue contemplando a un Marcus Rashford en racha. Allí empezará a decidirse el final de la temporada; allí, y en la Copa contra el Madrid. En los juzgados (sean los que sean) se decidirán otras cosas. Y en la conciencia moral de cada cual. 

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