Las claves tácticas del Valencia-Barça: El 'nueve' es un tesoro

Vuelta al 4-3-3

Abandonó Xavi la fórmula de los cuatro centrocampistas y recuperó el modelo que más le gusta. Osea, un 4-3-3, pero con extremos distintos porque en nada se parecen Dembélé y Ansu. Pero el gran valor de ese cambio táctico introducido en la pizarra fue restituir la posición de Pedri en el centro del campo. Jugó, además, de interior derecho, conectando con fluidez con Frenkie de Jong devolviendo, al menos, en la primera mitad la sensación de que era un Barça más reconocible.

A Busquets, que fue sustituido en la segunda parte, se le vio más incómodo porque el juego, sobre todo en la primera parte, fluía a través de los interiores. Tras el clásico, Xavi no ha parado de meterle mano al equipo intentando encontrar la estabilidad perdida, especialmente en la Champions. Solo sufrió atrás con el gol anulado a Lino. Pero el Barça vivió mejor en la primera que en la segunda. 

El poder del goleador

No se entiende el triunfo del Barça sin Lewandowski, el hombre que cambió todo porque aprovechó de manera espectacular los pocos balones que recibió en Mestalla. Apenas cuatro disparos (uno al palo, dos fuera y el único que fue entre los tres pelos acabó en gol), lo que revela la trascendencia de su fútbol. No intervino apenas en el juego (tocó solo 32 veces el balón), pero emergió cuando más lo necesitaba el Barça. Cuando tenía la soga al cuello.

Balde sobrevive en una defensa de circunstancias

Terminó el Barça con una zaga inédita integrada por Balde (lateral derecho), Piqué y Marcos Alonso como centrales, ejerciendo Jordi Alba de lateral zurdo. Tuvo Balde personalidad para dominar el costado diestro, sin dejarse impresionar por el carácter volcánico que emanaba de Mestalla. No cometió el joven ni una sola falta, muestra de su jerarquía y personalidad. Y, además, hizo también daño, mucho daño en ataque.

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