LA CRISIS AZULGRANA

Koeman desquicia a Laporta: las cuatro razones de la ruptura

Koeman, durante el Benfica-Barça de Lisboa.

Koeman, durante el Benfica-Barça de Lisboa. / Patricia de Melo Moreira / AFP

Joan Domènech

Joan Domènech

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El partido de Lisboa reunió todos los elementos discordantes que separan a Joan Laporta de Ronald Koeman. El último fue el resultado, desastroso para encarar con cierta tranquilidad un tramo delicado de la temporada, tanto para el equipo (visita al Atlético, duelo con el Valencia y clásico con el Madrid, más la crucial cita con el Dinamo de Kiev en la Champions) como para la directiva, que debe enfrentarse a una trascendental asamblea de compromisarios del 16 de octubre.

1. Mal juego y peores resultados

La química entre el nuevo presidente y el entrenador desapareció tan pronto empezaron a conocerse. Hubo un idilio que ha ido enfriándose hasta derivar en un divorcio que se anunciará más pronto que tarde. Son personalidades antagónicas y el tiempo las ha convertido en refractarias.

Ansu Fati abandona abatido el terreno de juego.

Ansu Fati, abatido, mientras los jugadores del Benfica celebran un gol. / PEDRO NUNES

Un mes y medio duró la comunión. Entre la llegada al poder de Laporta (el 8 de marzo, al día siguiente de ganar las elecciones, visitó a la plantilla) y la derrota frente al Granada el 29 de abril que impide al Barça acceder al liderato y mandar en la Liga. Un empate digno con el PSG en la eliminación europea y una derrota decente en el clásico fueron las únicas manchas en medio de seis victorias ligueras. El 1-2 con el Granada abrió un abismo que se agrandó con un decadente final con sendos empates con el Atlético y el Levante y otro 1-2 frente al Celta.

“Perder tendrá consecuencias”, proclamó Laporta el 28 de mayo. Las dos derrotas con el Bayern y el Benfica más los tres empates con el Athletic, el Celta y el Cádiz de esta temporada han crucificado al entrenador, que tampoco ha tenido la coartada del buen juego ni una puesta en escena que entusiasme.

Joan Laporta, en un acto institucional de la pasada campaña.

Joan Laporta, en un acto institucional de la pasada campaña. / Alejandro García / Efe

2. Los planteamientos tácticos

No se sabe a qué juega el Barça, irregular y desconcertante en cada partido. Tres sistemas ha empleado el camaleónico Koeman. Tres distintos en los tres últimos partidos: el 4-3-3 ante el Cádiz y el Granada, cambiado al 4-2-3-1 en la victoria sobre el Levante y recuperado el 3-5-2 del Bayern frente al Benfica para sufrir idéntico varapalo. No arranca el Barça en la Liga y está atrancado en Europa. El planteamiento de Lisboa se reveló desacertado porque eliminó las buenas sensaciones emitidas frente al Levante. ¿Qué vendrá ahora ante el Atlético?, se preguntan los culés. Laporta, el primero. Pero ya no se interesa por la respuesta del entrenador.

Koeman se arroga la potestad de elegir el sistema que quiere. Faltaría más. Laporta quiere el 4-3-3 con el nostálgico recuerdo de todos los títulos ganados en su anterior mandato, y cuando no ve ese dibujo tampoco obtiene ninguna satisfacción en el juego del equipo, lo que lleva a otra disparidad de criterios.

3. La gestión de los partidos

No se ha distinguido Koeman por ser imaginativo ni atrevido como entrenador. Lisboa fue un claro ejemplo, al retirar a Nico y Gavi, sobre todo, los interiores que escoltaron a Busquets. Fueron relevados por Frenkie de Jong y Pedri, los titulares habituales.

Messi llega, entre lágrimas, a su rueda de prensa de despedida.

Messi llega, entre lágrimas, a su rueda de prensa de despedida. / REUTERS / ALBERT GEA

Laporta concluye que Koeman no cumplirá sus preceptos ni logrará resultados.

El refuerzo defensivo y el rendimiento de Luuk de Jong, solicitud expresa de Koeman, decepcionaron al presidente, dispuesto a sucumbir –hasta cierto punto- con la juventud que ha impulsado al entrenador. Forzado por la necesidad, seguramente, entre las lesiones y el vaciado de los futbolistas a quienes no se podía pagar. Koeman ha perdido casi 60 goles por la marcha de Messi y Griezmann, ambos por motivos económicos.

La imagen del Barça ha sido la de un equipo desesperado sin otras soluciones que seguir el abecé: sumar defensas para defender, añadir delanteros para atacar. El final de partido ante el Granada, con Luuk de Jong, Piqué y Araujo en el área andaluza, refleja la falta de ideas y estrategias para remontar un marcador. 

Luuk de Jong, junto a Otamendi, en el partido de Da Luz.

Luuk de Jong, junto a Otamendi, en el partido de Da Luz. / Patricia de Melo Moreira / AFP

4. El intercambio de las filtraciones

La valoración de los jugadores difiere entre ambos. De Laporta se ha sabido que es un devoto de Riqui Puig y que desea recuperar a Samuel Umtiti porque el defensa fue a rogarle seguir en el Barça cuando lleva dos años en el mercado. Ninguno de los dos entra en los planes de Koeman.

Las diferencias entre el presidente y el entrenador vienen de lejos. Permanecían latentes desde la temporada pasada y han aumentado a medida que se han cruzado mensajes en público, no tanto los emitidos por ellos, siempre formales, como por los allegados de cada uno.

Por ejemplo, trascendió desde el entorno de Koeman que Laporta le había pedido dos semanas para encontrarle un sustituto mientras esperaba un sí de Guardiola -"un periodo de reflexión" fue el eufemismo del presidente- y tras haber fracasado en sus intentos por Julian Nagelsmann (el Bayern pagó 25 millones por el entrenador del Leipzig) o Hansi Flick, que prefirió la selección alemana. Pero también desde los próximos a Laporta se ha criticado públicamente al entrenador.