EL NOVENO CAPÍTULO

Barça y Athletic, más de un siglo peleando por una Copa

El equipo azulgrana, con 30 Copas del Rey, es el que más trofeos posee en el fútbol español

El Athletic, con 23, es el segundo aunque ha visto despegarse al Barça en la última década

Ambos clubs han honrado esta competición desde que se encontraron en la primera final en 1920

Puyol, acompañado de Xavi, levanta la Copa de Rey en Mestalla tras ganar al Athletic en el 2009.

Puyol, acompañado de Xavi, levanta la Copa de Rey en Mestalla tras ganar al Athletic en el 2009. / Jordi Cotrina

Marcos López

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La historia copera entre Barça y Athletic es tan larga que dura más de un siglo. No hay equipos en el fútbol español que tengan una relación tan larga y estrecha en la conquista de un trofeo que han ido honrando a lo largo de más de cien años. Son ochos finales, con seis victorias azulgranas y dos vascas, la última se remonta a 1984 con aquella lamentable batalla campal tras el gol de Endika (1-0) como epílogo a una rivalidad que se ha ido perpetuando.

El Barça ha sumado seis títulos desde el 2009 hasta ahora abriendo el hueco con el club vasco

Sevilla acogerá este sábado el noveno capítulo de un partido que ha trascendido porque enfrenta de nuevo, a Barça y Athletic, una final ya clásica en este inicio de siglo XXI donde hace poco más de una década estaban muy cerca en el trono de títulos.

En el 2009, el Barça tenía 24 Copas del Rey en su Museo del Camp Nou; el Athletic, 23. Pero esa brecha se ha abierto de manera sustancial porque el club azulgrana ha encadenado seis Copas más, mientras el conjunto bilbaíno se ha quedado anclado en las 23.

Y eso que en este pandémico curso que ha vivido el fútbol español tuvo la posibilidad hace 15 días de engordar su palmarés, pero topó con la Real Sociedad de Imanol Alguacil, primero entrenador, luego forofo, que le dejó en la orilla.

Perdida la Copa del 2020, el Athletic aspira ahora a conseguir la del 2021 siguiendo el camino que ya trazó en enero pasado cuando le arrebató la Supercopa al Barça.

Necesita, y de manera urgente, el equipo de Marcelino hallar esa hoja de ruta que usó hace tres meses para romper con una mala racha que dura cerca de 40 años en sus duelos con el Barça.

Cero de tres

Busca el Athletic reeditar futbolísticamente las claves de esa final supercopera porque el recuerdo de las tres últimas finales de Copa les lleva al pesimismo. Siempre con Messi como hilo argumental del Barça de Guardiola primero, del Barça de Luis Enrique después y ahora, claro, del Barça de Koeman. A tres finales se asomó el Athletic y las tres perdió.

Messi, Piqué y Busquets son los únicos supervivientes en el equipo que empezó a recuperar el gusto por la Copa

Ese cero de tres tortura a un club y un equipo que ha hecho de la Copa una de sus banderas culturales. De ahí, el tremendo dolor que le ha supuesto la caída ante la Real, porque perdurará para siempre. Llevan días duros en Bilbao, intentando digerir en silencio las secuelas de esa derrota, trabajando, sobre todo, el plano psicológico de un equipo que se derrumbó porque no se reconoció a sí mismo en el choque con la Real.

Al Barça, emparentado siempre con la tradición de este torneo, le corresponde ahora mantener la racha firmada en este siglo XXI donde ha conquistado seis Copas, aunque en su última final (2019) encajó una derrota ante el Valencia, precisamente, de Marcelino, el mismo técnico con el que se encontrará ahora en La Cartuja sevillana.

Antes y después de Pep

Llegó justo después del varapalo de Anfield donde el Liverpool advirtió, aunque Bartomeu, entonces presidente azulgrana, decidió ignorarlo del derrumbe del Barça, certificado en el 2-8 del Bayern en Lisboa. Aquel 4-0 del equipo de Jürgen Klopp unido al 2-1 del Valencia ya eran señales más que evidentes.

Xavi celebra la Copa ganada en Mestalla en el 2009.

Xavi celebra la Copa ganada en Mestalla en el 2009. / Jordi Cotrina

Y hasta la Copa, que solía ser un escenario agradecido para los azulgranas, se convirtió en territorio hostil. Como había sido en las últimas décadas del club antes de la llegada de Guardiola al Camp Nou (verano del 2008).

Encadenó dos títulos, en 1997 con Bobby Robson y en 1998 con Van Gaal, y luego llegaron años de larga travesía de 20 años sin ninguna copa por celebrar. Apareció Guardiola para darle valor a ese título logrando dos en cuatro años: 2009 y 2012.

A partir de ahí, encadenó cuatro trofeos más y de forma consecutiva. Tres con Luis Enrique (2015, 2016 y 2017) y uno con Valverde (2018). Hasta que llegó Marcelino, que tenía a su lado en el Valencia a Mateo Alemany (ahora director de fútbol del Barça con Laporta) y truncó esa soberbia racha. 

Laporta, Xavi, Txiki, Puyol y Guardiola, con la Copa del 2009 a su llegada a Barcelona.

Laporta, Xavi, Txiki, Puyol y Guardiola, con la Copa del 2009 a su llegada a Barcelona. / Jordi Cotrina

1.- Pitada al himno e inicio del sextete

(Mestalla-2009, Barça-Athletic, 4-1)

Todo empezó con una monumental pitada al himno español, que no se dio en la transmisión televisiva de TVE, a pesar de que atronó en Mestalla y acabó siendo el principio de la era más gloriosa en la historia del Barça. Y eso que Toquero adelantó al Athletic de Caparrós con un gol que rompió los planes diseñados por Guardiola, quien exhibió en Valencia el catálogo de recursos tácticos para sorprender.

Estiró a los centrales (Piqué y Touré Yaya)hasta el banderín de córner para buscar una salida aseada del balón, asumiendo el enorme riesgo que eso implicaba, dándole líneas de pase a Pinto, el tradicional meta de la Copa. Y le salió bien al técnico, precisamente con el tanto del empate de Touré, que se descolgó en una aventura ofensiva que silenció a la ruidosa afición vasca.

Laporta disfrutó en Mestalla de su primera Copa con Guardiola con Puyol paseando por el césped enarbolando la ikurriña

Era ese disparo, sin saberlo entonces, el prólogo de una aventura tan utópicamente irreal que parecía imposible. Y en menos de nueve minutos, ya en la segunda mitad, llegaron los tres goles que le dieron al Barça de Guardiola el primero de los seis trofeos que acabó logrando. Messi (m. 56), Bojan (m. 60) y Xavi, con una gran falta directa (m. 65), sellaron la goleada que reanimó al Barça tras meses iniciales de dudas en el arranque del proyecto de Guardiola.

Puyol aplaude a la afición del Athletic, con la ikurriña, en Mestalla-2009.

Puyol aplaude a la afición del Athletic, con la ikurriña, en Mestalla-2009. / Jordi Cotrina

De aquellos 14 jugadores que le dieron al primer título tan solo continúan tres en el equipo: Messi, Piqué y Busquets. Laporta es el cuarto superviviente porque ya disfrutó en Mestalla de su primer gran éxito como presidente. Ahora, el dirigente se estrena, y también ante el Athletic, con otra final copera.

Una noche que nació con esos silbidos al himno y terminó con Puyol levantando el trofeo junto a su gran amigo Xavi. Paseando el defensa por el césped con dos banderas:la catalana y la ikurriña. En ese "espontáneo gesto", como confesó Puyol, estaba devolviendo la ola de cariño que recibían de la afición vasca. Venía el Barça de meterle seis goles al Madrid, luego cuatro al Athletic y después besarían Liga y Champions.

Guardiola, junto a su amigo Manel Estiarte, en el césped del Calderón tras su último partido como técnico del Barça en el 2012.

Guardiola, junto a su amigo Manel Estiarte, en el césped del Calderón tras su último partido como técnico del Barça. / Jordi Cotrina

2.- El último baile con Guardiola

(Calderón-2012, Barça-Athletic, 3-0)

"Esto es solo un punto y seguido. Fui yo quien le dije a Tito que sería el elegido. Lo que recibe es su propia herencia, pues ha sido parte del éxito". Con un inapelable triunfo sobre el Athletic de Bielsa, el técnico al que acudió en un viaje iniciático a Argentina en busca de inspiración, cerró Guardiola sus cuatro años en el Barça.

Cuatro años y 14 títulos, aunque el mayor legado, por encima de la lluvia de trofeos que dejó en el Museo, es el fútbol moderno e innovador que difundió su equipo. Y lo hizo hasta el último momento, como demostró en el duelo celebrado en el Calderón, un estadio que ni existe.

Los jugadores del Barça celebran la Copa del 2012 ganada al Athletic en el Calderón.

Los jugadores del Barça celebran la Copa del 2012 ganada al Athletic en el Calderón. / Jordi Cotrina

Pedro (m. 2), Messi (m. 20) y Pedro, de nuevo (m. 24) certificaron tal superioridad del Barça que no se había llegado a la media hora de partido y la Copa ya era suya. Ni dejó competir siquiera a Bielsa, como si los jugadores azulgranas (permanecen en el 2012 los tres supervivientes del 2009, o sea Messi, Piqué y Busquets) quisieran rendirle un último homenaje al creador. Quizá hasta no fuera casualidad que Pedro, que antes fue Pedrito, uno de sus grandes descubrimientos, al que arrancó del Mini, firmara dos de los tres goles.

"Futbolísticamente hablando este año ha sido el mejor. Antes éramos todo energía, luego mucho más analíticos", admitió Guardiola antes de iniciar su año sabático en Nueva York

Tuvo tal contundencia el triunfo azulgrana que provocó dudas hasta en Bielsa. "Ahora evaluaremos mi continuidad", llegó a decir el técnico del Athletic, aunque aguantó un año más en Bilbao antes de abandonar San Mamés.

Todavía con los confettis sobre el césped del Calderón, y acompañado de Manel Estiarte, su inseparable amigo, Guardiola admitía que "futbolísticamente hablando el mejor año ha sido éste". Sí, el cuarto y último del técnico, convencido de que la evolución de su Barça aún no había alcanzado el techo.

"Los primeros años éramos todo energía y en este hemos sido mucho más analíticos", admitió Guardiola, orgulloso del el último baile con el Barça antes de volar a Nueva York para vivir un año sabático, totalmente alejado del fútbol. Se fue tranquilo, desabrochándose el cinturón que se puso en el 2008.

Messi celebra su gol al Athletic en la final de Copa del 2015.

Messi celebra su gol al Athletic en la final de Copa del 2015. / Jordi Cotrina

3.- Gol 'messiánico' para honrar al tridente

(Camp Nou-2015, Barça-Athletic (3-1)

No había nada en esa jugada que inició Messi en la banda derecha. Nada es nada porque arrancó Leo desde muy atrás, más cerca del centro del campo que del área vasca. Y, de pronto, un tsunami. Una de esas jugadas messiánicas que perdurarán en el recuerdo. El Barça de Luis Enrique, el del tridente, acababa con el Athletic de Valverde (3-1). Hubo, para emparentarse con lo ocurrido en el 2009, otra monumental pitada al himno español. Si la primera fue al rey Juan Carlos, la segunda fue a Felipe de Borbón, que se estrenaba en una final de Copa.

Messi (m. 21), Neymar (m. 37) y Messi (m. 74) convirtieron en anécdota el estéril gol de Williams (m. 80) con el Camp Nou donde había más aficionados vascos que azulgranas aún impactado por la dimensión de la obra maestra diseñada por Messi. Balenziaga, Beñat, Mikel Rico y Laporte quedaron como figurantes, junto a Iago Herrerín, el portero, en el cuadro que dibujó Leo sobre la pradera del estadio.

"No tengo la magnitud exacta del gol de Messi", llegó a decir Luis Enrique entonces tras otra exhibición de su imparable trío de delanteros

A medida que pasan los años, el recuerdo de ese fantástico gol adquiere todavía mayor dimensión. Por cómo lo hizo. Por dónde lo construyó, a 45 metros, y por cómo lo terminó. Ese fue el arranque de otra exhibición de la MSN (Messi, Suárez y Neymar), el tridente atómico que armonizó Luis Enrique durante tres inolvidables años.

Messi, en un partido en el Camp Nou.

Messi, en un partido en el Camp Nou. / Jordi Cotrina

Esa Copa fue el doblete porque aún faltaba la final de la Champions de Berlín para culminar el segundo triplete. Arropado el Barça por un trío nunca visto antes en el Camp Nou. Aquel 30 de mayo del 2015 alcanzaron la descomunal cifra de 120 goles.

Messi, con sus dos tantos, sumaba 58, Neymar llevaba 38 y Suárez, pese a perderse dos meses por sanción (venía del mordisco a Chiellini en el Mundial de Brasil-2014), anotó 24. "No tengo la magnitud exacta del gol de Messi", acertó a decir Luis Enrique, quien pidió tiempo para procesar lo que sucedió delante suyo. Y el Athletic acabó indignado por ese sombrero de Neymar a Bustinza que vio como una provocación.