Las claves del Atlético-Barça: Hay dos Messi: Marc y Leo
El Barça cimentó su triunfo con dos paradas milagrosas del alemán y otro diabólico gol del argentino
1.- Manos de número 1 + genio del '10'
Al inicio fue el Messi alemán. Luego, el Messi auténtico. Con dos tuvo suficiente para ganar en el Metropolitano. Pero antes de que llegara el 10 emergió la figura descomunal del 1. No se entiende el triunfo del Barcelona sin la milagrosa aparición de Ter Stegen para sostenerlo de pie. Tuvo dos paradas que, en realidad, fueron dos milagros.
En el primero, tras un disparo de Hermoso, exhibió una capacidad diría que infinita para articular sus piernas jugueteando con el balón que pareció colarse entre ellas. Pero salió indemne. Aún faltaba el segundo. Entonces, Morata conectó un imponente cabezazo repelido por su poderosa mano derecha. Y luego llegó el Leo de verdad con el gol de siempre.
2.- Poco peso tuvo Griezmann
A Griezmann le costó encontrar en el partido. No tuvo peso alguno. En la primera parte no se le vio, destinado al flanco izquierdo sin aparecer en las jugadas de ataque, aunque tuvo la coartada de que el equipo tampoco le ayudó. Al menos, en esa fase del encuentro. Luego, ya en la segunda mitad, y con el Barça controlando más el juego tuvo dos opciones de disparo. Uno lo hizo con la pierna derecha, pero era tan flojo que Oblak ni se inmutó. En el segundo tiro eligió mal porque estaba solo en el área rojiblanca y se precipitó. Pudo amortiguar el balón pero chutó fuera.
3.- El intercambio de banda liberó y activó a Arthur
No empezó nada bien el Barça. Ni Arthur, confinado al rol de interior diestro, mientras De Jong se ocupada de la función de volante zurdo entregando la posición de medio centro a Rakitic. El brasileño estaba desubicado. Le costaba girar, perdía balones con demasiada facilidad y, además, no conectaba con el ataque.
Luego, Valverde intercambió a los dos socios del croata. Entonces, pasada la media hora de agonía, incapaz de encontrar respuestas tácticas para desactivar al Atlético, el técnico azulgrana envió a Arthur a la izquierda. Y ahí detectó a Messi, al tiempo que gobernaba el balón y se hacía con el control de una noche descontrolada para el Barça.
4.- El agua se escapaba por el flanco izquierdo
Antes de que Arthur cogiera la pelota, el Barça vivió un calvario. No tenía el balón y cuando lo tenía le duraba poco. Más bien, poquísimo. Simeone diseñó un Atlético asimétrico enviando a Saúl al ingrato oficio de lateral zurdo para dejar que la velocidad de Trippier penetrara por la banda derecha, rasgando a Junior Firpo de tal manera que concedió dos peligrosas faltas en menos de 20 minutos.
De Jong no le ayudaba mucho al lateral zurdo azulgrana. Tampoco Griezmann. Y cuando se asomaban a su casa Correa y el exdefensa del Tottenham no sabía Junior qué puerta cerrar. Se le acumuló el trabajo. Y hasta vio una tarjeta amarilla que le condicionó.
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