la vuelta de champions

Anfield, el último paso

El Barça se apresta a rematar el pase a la final de la Champions con la ventaja del marcador del Camp Nou y favorecido por las destacadas ausencias en el Liverpool

Messi y Suárez, en el entrenamiento de este lunes en Anfield.

Messi y Suárez, en el entrenamiento de este lunes en Anfield. / periodico

Albert Guasch

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La complacencia habría tomado asiento en el avión que desplazó ayer a la expedición del Barça a Liverpool de no mediar el recuerdo de un fantasma. La debacle de Roma se corporiza incluso en las situaciones más ventajosas. El viento sopla muy a favor en la vuelta de semifinales de la Champions este martes en Anfield y, aun así, el eco de la tragedia romana resulta audible.

La complacencia, pues, no facturó maletas pese al 3-0 del <strong>Camp Nou</strong>. Ni se coló en el autobús cuando la expedición barcelonesa aterrizó en el aeropuerto John Lennon, aunque al tiempo que el avión cruzaba el canal de la Mancha Jürgen Klopp confirmaba a los medios que Mohamed Salah no disputaría el encuentro.

Bajo los protocolos de la FIFA, un futbolista con una contusión en la cabeza debe reposar al menos seis partidos. Mientras llegará a tiempo para jugar el último partido de la Premier el próximo fin de semana, se perderá el que presumiblemente será el último partido de la Champions. Tampoco lo hará el brasileño Firmino, que no se ha recuperado de su lesión muscular. Ni Keita, fracturado en Barcelona. Y falta por ver qué pasa con el central Van Dijk, ausente del entrenamiento de ayer en Melwood.

Demasiadas adversidades concentradas en el bando de los ingleses y que Klopp asumió con la risa de la fatalidad. Reír antes que llorar. "Esto es fútbol y hay esperanza", dijo poniéndose serio, en un intento de alentar el espíritu con el que conviene a los suyos afrontar esta desigual resolución de la semifinal europea. Ernesto Valverde, fiel a su estilo sobrio, adoptó la obligada actitud de que no se fía un pelo y que Anfield es mucho Anfield. "Los partidos hay que jugarlos. Nada está escrito. Hay que escribirlo".

Klopp anunció que no podrá contar en ataque ni con Salah ni Firmino, pero tampoco con Keita y falta ver si Van Dijk puede jugar

Fijadas las posiciones, cada uno en su sitio, un entrenador tratando de arañar optimismo y el otro promoviendo cautela, la realidad es que el FC Barcelona se encuentra en una posición inmejorable para repetir una final a la que no accede desde la temporada 2014-2015, cuando alzó la copa orejuda al derrotar a la Juventus (3-1).

Mientras el Liverpool contrapone Anfield, el Barcelona exhibe un Leo Messi imponente, que suma 26 goles ante los equipos ingleses y cuyo tercer tanto en la ida se recuerda como el paradigma de sus infinitas posibilidades de acallar a la más ruidosa de las aficiones. La ilusión puede transportar a cualquier equipo muy lejos. Pero con un Messi inspirado delante, ni el natural optimismo de Klopp se proyecta esta vez por los márgenes del río Mersey.

Con su carácter afable y ligero, Klopp no ha dejado de intentarlo ayer por la mañana a su manera. "Tenemos que marcar cuatro goles sin dos de los mejores goleadores del mundo", ha empezado diciendo el técnico ‘red'. “No nos lo pone fácil, pero mientras dispongamos de 11 jugadores sobre el césped lo intentaremos durante los 90 minutos”.

La mirada fija

Este Liverpool tiene ahora mismo la mirada estrábica. Un ojo pendiente de la Champions y el otro, el ojo director, en la Premier, suspirando por un tropiezo del Manchester City, que no sucede. No se sabe cuál de los dos retos parece más improbable. En Barcelona la mirada está fijada en el Wanda Metropolitano, sede de la final el 1 de junio. No se mira hacia otro lugar desde que el equipo realizó el primer entrenamiento de la temporada; desde que Messi cogió el micrófono y habló; desde que Valverde contestó a la primera de las infinitas ruedas de prensa. Se diría que el club azulgrana y su entorno solo palpitan para el trofeo continental. Exagerando, ha parecido a ratos que el resto de competiciones servían en esencia para mantener el equipo a punto y a la opinión crítica, orillada y en reposo.

Ahora el equipo se encuentra con una Liga sellada, la final de Copa esperando en Sevilla y a un pasito de plantarse en Madrid para la final de las finales. ¿Cómo se siente?, le preguntaron. Y Valverde se lo tomó como una palanca para exhibir tranquilidad, humor y el aire de relatividad que le viste siempre. "Estoy igual que hace una semana. Me toco y no me noto distinto. Me gustaría decir que estoy levitando, pero no… A ver qué pasa mañana".

"Las experiencias sirven de mucho. El fútbol tiene esa ventaja de que a menudo te devuelve otra oportunidad"

Ernesto Valverde

— Técnico azulgrana

En la rueda de prensa previa, <strong>Luis Suárez</strong> mencionó hasta en cuatro ocasiones el estropicio de Roma. Valverde, no tantas. Pero ese fantasma no dejó de planear en su comparecencia. Aquel 4-1 en la ida, demolido con el 3-0 en la vuelta. ¿Puede volver a pasar? Fue la pregunta formulada de distintas maneras. "Las experiencias sirven para mucho. El fútbol tiene esa ventaja de que a menudo te devuelve otra oportunidad. Sabemos lo que nos estamos jugando y venimos muy mentalizados", afirmó el entrenador barcelonista.

La baza de la experiencia, expuesta por Valverde, le llevó a asegurar que el partido de Anfield va a encararlo su equipo como si no existiera el 3-0 logrado en el templo de Barcelona. La experiencia le enseña también que "tenemos que atacar y salir a ganar". Nada de contemporizar. “Como si no existiera el partido del Camp Nou, de lo contrario sería un error”, aseveró. Frenar las oleadas adversas, intentar marcar. El mantra de Valverde en Anfield. El control es lo de menos.

Incógnitas en la alineación

La ausencia de Dembélé, cuya musculatura no para de emitir señales de fragilidad a lo largo de la temporada, parece un parte médico minúsculo en comparación con la competencia. Su participación inicial se antojaba improbable, aunque Valverde posiblemente le habría utilizado en la segunda parte aprovechando los espacios.

La incógnita es si juega desde el principio con el discutido Coutinho, por quien el Barça, curiosamente, deberá pagar unos cinco millones al Liverpool si levanta la Champions como parte de los extras de su fichaje, o por el contrario apuesta por Semedo y Sergi Roberto, en una alineación similar a la de Roma. Variaría Arturo Vidal en el lugar de Iniesta. Más músculo que nunca.

El mayor milagro

De su afamado tridente, Klopp solo podrá contar con Mané. Shakiri y Origi, el héroe del último encuentro liguero ante el Newcastle, se presumen como los futbolistas llamados a intentar la heroicidad en la que pocos creen. “Nos encontramos en el terreno de los milagros”, escribía un periodista local, evocando la gesta de Estambul, aquella Copa de Europa arrebatada al Milán tras remontar un 3-0 en la segunda parte. "Sería el mayor milagro de la historia del club", aventó Mark Lawrence, leyenda 'red'.

“Hay que ir paso a paso, crear un ambiente propicio, usar esa atamosfera y celebrar la situación con buen fútbol. Debería ser una fiesta del fútbol", reivindicó Klopp. "Es posible que sea nuestro último partido de Champions de esta temporada y deberíamos celebrarlo con nuestras piernas y nuestros pulmones".