Un golazo de Kompany da media Liga al City de Guardiola

Estaba al borde de las lágrimas. Vincent Kompany, el central y capitán del City, tenía los ojos llorosos. Acababa de marcar uno de los goles de su vida porque le da media Liga al equipo de Guardiola. Queda una jornada y tiene 95 puntos. El Liverpool lleva 94. Si los citizens ganan el próximo fin de semana en el campo del Brighton serán campeones con 98 puntos. Y el equipo de Klopp, que juega hoy contra el Barça, podría llegar a la sobrenatural cifra de 97 y quedarse sin premio alguno.

Su tiro, a 27 metros de la portería de Schmeichel, sacudió las estructuras del moderno Etihad y el viejo fútbol inglés

Un imponente disparo desde fuera del área sacudió las estructuras del moderno Etihad y del viejo fútbol inglés. Estaba a 27 metros de distancia de la portería de Schmeichel, uno de los héroes de un ultradefensivo Leicester. Le había pasado el balón Laporte, el otro central del City.

En teoría, no tenía que pasar nada. Debía Kompany limitarse a trasladar la pelota para Bernardo Silva, uno de los mejores del City. Caminó, con el balón en los pies, cinco o seis metros antes de soltar el derechazo de su vida, un gol que se coló por la escuadra. Una auténtica barbaridad para romper un partido que fue una verdadera agonía.

Cabezazo al larguero

 Se notaba la tensión en la noche de Manchester. Bloqueado como quedó en los primeros 20 minutos. Sin rastro de la electricidad que suele irradiar el City de Guardiola, desprovisto, además, de dos piezas básicas. No tenía a Fernandinho. Ni tampoco a De Bruyne. Ambos lesionados. Aunque, en realidad, al centrocampista belga no lo ha tenido durante toda la temporada, viviendo más tiempo en la enfermería que en el campo. Todo cambió cuando Bernardo Silva, anclado en la banda derecha, agarró la pelota y comenzó a dominar el juego.

Ganó Guardiola la primera Liga con 100 puntos y ahora quizá necesite 98 para repetir Premier

A partir de ese momento se modificó el paisaje del encuentro. El City encerró en el área de Schmeichel a todo el Leicister, convertido en un frontón. Lo hizo con el equipo de Guardiola agarrado a la creatividad de Bernardo Silva, mientras Foden, la novedad en el once inicial, no podía ayudar a un acosado Kun Agüero. Acosado porque no le dejaban ni un solo metro libre. Curiosamente, la mejor ocasión del City en la primera parte llegó a balón parado.

Pasada la media hora de partido, voló el Kun por encima de torres como Maguire y Evans, los centrales del Leicester, para conectar un gran cabezazo que fue repelido por el larguero, topando luego en la mano de Schmeichel. El balón no entró como determinó con toda nitidez la tecnología de gol que usa la Premier. Guardiola se desesperaba; su equipo, también. Entonces, llegó Kompany, disfrazado de un delantero maravilloso con ese derechazo que hizo enloquecer al técnico catalán y todo el City, que roza su segunda Liga. La primera (17-18) con 100 puntos; en la segunda quizá deba hacer 98 sin olvidar en su vida la gran ocasión fallada por Iheanacho (m. 80) del Leicester.