EL RIVAL AZULGRANA

El Lyon, un equipo que no quiere el balón

El equipo francés se reencuentra con el Barça diez años después, lejos de la época de mayor esplendor, y con un once muy joven

Los jugadores del Lyón aplauden a su hinchada después de vencer al Mónaco (3-0) este domingo.

Los jugadores del Lyón aplauden a su hinchada después de vencer al Mónaco (3-0) este domingo. / periodico

Joan Domènech

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Por la puerta grande regresa el Olympique de Lyon a los octavos de final de la Champions. Siete años ha durado su ausencia de las eliminatorias de la máxima competición y la reaparición se produce en un duelo ante el FC Barcelona que rememora la mejor época del club francés: cuando era el dominador de la Ligue 1. La ganó siete años seguidos (del 2002 al 2008), se enfrentó al cuadro azulgrana en los octavos del 2009, llegó a la semifinal del 2010 y después de dos octavos más (2012), desapareció.

Hasta hoy, cuando vuelve a estar entre los grandes de Europa sin haber restablecido su antiguo estatus puntero en Francia. Anda en camino, lentamente, tercero en el campeonato, a tres puntos del Lille y a 13 del Paris Saint Germain, el dominador de la década. Peor les va a otros grandes del país campeón del mundo, con el Olympique de Marsella sexto y el Mónaco, penúltimo, al que goleó por 3-0 este domingo.

Lejos de su mayor esplendor, el Lyon ya no mira de tú a tú a los demás. Tal vez porque no puede, con una plantilla muy joven, la segunda más inexperta de los 16 supervivientes, y la segunda que menos quiere el balón (después del Schalke). Solo lo utiliza una media de 29 minutos por partido (el peor índice) y con una posesión que apenas alcanza el 46% (también el peor). Es decir, la antítesis del Barça (60%)

El procedimiento contrario

El procedimiento del Lyon también es el opuesto al del PSG. Frente al infinito capital catarí, los leones siguen, como sucede desde 1987, en poder de Jean-Michel Aulas. Millonario también, francés, el presidente y mayor accionista tiene mayores limitaciones económicas. El proyecto pretende ser más sólido y duradero. La apuesta del Lyon consiste en invertir en jóvenes pese al riesgo de que los tiburones europeos se los lleven cuando han crecido.

Nabil Fekir, el único internacional de Francia en el Mundial, no jugará la ida por sanción

El movimiento de altas y bajas del pasado verano así lo acredita. El OL gastó 15 millones en tres jugadores: el centrocampista Tanguy Ndombele (8) y los defensas Jason Denayer (6,5) y Oumar Solet (0, 5). Ingresó, a cambio, 99 millones en traspasos; entre ellos, los 21 del Real Madrid por recuperar a Mariano, otros 15 del Valencia por Mouctar Diakhaby y 8 del Espanyol por la compra definitiva de Sergi Darder.

Los dos han pasado de la fase de grupos. El PSG terminó primero y el Lyon ha sido segundo en el grupo F, arañando un empate en el último partido en el campo del Shakhtar Donetz que le dio el pase. Las miradas convergieron hacia el equipo tricolor con su sorprendente victoria en su visita al Manchester City (1-2) y el empate posterior en el nuevo Parc Olympique (2-2).

Del banquillo al césped

Primero pasaron por el banquillo. Como el nombre del entrenador no dice nada (Bruno Génésio, de 52 años, nacido en Lyon, en el club desde el 2006 y como primero desde diciembre del 2015), el atractivo había que buscarlo en el rectángulo de juego. Tampoco sobre el verde destacan apellidos rutilantes.

El delantero Nabil Fekir es el único internacional francés que aportó la plantilla a la selección campeona del mundo. No jugará la ida por sanción. El holandés Memphis Depay se rehabilita en Lyón de una mala y breve experiencia en el Manchester United. En el centro del campo resaltan Houssam Aouar, a quien a sus 20 años empiezan a comparar con Andrés Iniesta -palabras mayores- y a Tanguy Ndombele (21), un futbolista a quien los técnicos del Barça están siguiendo. Con particular atención lo hace Eric Abidal, exjugador del Lyon.