ANÁLISIS EXHAUSTIVO

Las claves tácticas de la primera Liga de Valverde: una hormiga camaleónica

El técnico diseñó una reconstrucción tranquila y ahora, con la marcha de Iniesta, debe formular otro nuevo Barça

Ilustracion analisis tactico Barça Marcos

Ilustracion analisis tactico Barça Marcos

Texto: Marcos López | Gráficos: Hèctor Badenes

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De inicio a fin. De inicio dominó el Barça de Valverde la Liga. Y hasta el final consolidó su jerarquía en un equipo (y un club) que arrancó conmocionado por la marcha de Neymar. Desaparecido el brasileño, el técnico debió reinventarse tácticamente para dibujar un plan nuevo. El Barça del tridente había desaparecido justo días antes de que comenzara la Liga. Y el 'Txingurri', la 'hormiga' en vasco, tuvo que usar diferentes disfraces para sobrevivir en sus primeros pasos y después, ya con el traje del 4-4-2, gobernar el campeonato con una autoridad discutible.

Acabó siendo una hormiga camaleónica en su primer año. Y lo deberá ser en el segundo, obligado por la marcha de Iniesta a Japón, esperando, quizá, el retorno al tridente. Ahora, con Griezmann, si es que el francés decide finalmente jugar con Messi y Suárez. De momento, la tranquila y exitosa inserción de Coutinho (ocho goles y cinco asistencias en 18 jornadas de Liga) le ha ido bien. Es el primer paso de la hormiga para el nuevo Barça.  

Para empezar, Valverde apostó por una manera de atacar totalmente distinta. Colocó a Sergi Roberto por detrás de Messi para incentivar la presión y apostó por un extremo natural: Deulofeu pegado a la banda derecha. En apenas tres minutos, con un gol de Tosca (propia puerta, m. 36) y Sergi Roberto (m. 39), el Barça empezó con victoria.

La magnitud de la herida que generó la marcha de Neymar se vio, curiosamente, en la segunda jornada. Suárez, que ya se perdió el debut liguero por una lesión, no jugó en Mendizorroza. Y Messi pasó de estar escoltado hace unos meses por Neymar y Suárez a ser acompañado por Aleix Vidal y Deulofeu. Tuvo que ser Leo en un excelente arranque de la segunda mitad quien, con dos goles (m. 55 y 66), diera tranquilidad a un Barça angustiado y nervioso.

El Barça de los extremos dejó paso en el derbi al Barça del 4-4-2, con Busquets y Rakitic iniciando una exitosa cohabitación. Por la banda derecha aún estaba Deulofeu comenzando la asimetría del equipo de Valverde. El 'Txingurri' ya no necesitó coartada para refugiarse en su sistema preferido, con cuatro centrocampistas, el valioso punto de partida para hallar la estabilidad imprescindible.

No le fue nada fácil al Barça ganar en Getafe. Intervino Valverde con cambios decisivos, que obtuvieron el premio final del gol de Paulinho. En el descanso quitó a Iniesta y puso a Denis Suárez. Marcó el gallego el tanto del empate (m. 62). Luego sacó a Rakitic y puso a Paulinho. Marcó el brasileño el tanto del triunfo (m. 84). Cambios que dieron un gran triunfo.

En el otro derbi catalán, que se vivió en Montilivi, el Barça tuvo que acostumbrarse a vivir sin Messi. Al 10 argentino le persiguió por todo el campo Maffeo. Era un marcaje individual tan extraño como eficaz. El líder ganó con los dos goles iniciales del Girona en propia puerta. Maffeo terminó aburrido de seguir a Messi y Machín, el técnico del Girona, lo sacó del campo (m. 78) antes de que Suárez (m. 80) firmara el 0-3 definitivo.

Era la primera gran prueba del Barça. La visita al moderno Wanda Metropolitano ante el rocoso Atlético de Simeone. Empezó mal, pero acabó bien. Resistiendo esa pobre primera parte e imponiéndose en la segunda. André Gomes, de falso extremo, fue la novedad de Valverde. Corrió más que nadie en ese partido, además de ocupar las bandas. Empezó por la derecha en la primera parte. Jugó la segunda por la izquierda.

Una de las grandes novedades del Barça de Valverde. Explotada, con suma eficacia, durante muchas y muchas jornadas. Están lejos en el campo, pero más cerca de lo que se puede pensar. Messi coge el balón y Jordi Alba, esté donde esté, comienza a correr. El final, no por sabido deja de ser noticioso. Leo levanta la cabeza y Jordi siempre está allí, percutiendo por la banda izquierda. Luego, Jordi se toma unos segundos de pausa, levanta la cabeza y Leo remata.

Sin jugar de delantero centro, marcó como si fuera un nueve. Alcácer arrancó desde la banda derecha para llegar al área y firmar dos tantos para mantener la racha de éxitos en la Liga. Suárez atraía defensas y el exdelantero del Valencia tenía su gran noche. Dos goles, los dos al primer toque.

Superada la prueba del Atlético, el Barça se asomó a Mestalla, la casa del sorprendente y eficaz Valencia de Marcelino. Salió vivo gracias a la conexión Messi-Alba, hecha, curiosamente, al revés. Pasó Leo, marcó Jordi el tanto del empate la noche en que Vermaelen se reinvidicó a lo grande con un excelente partido formando pareja de centrales con otro zurdo: Samuel Umtiti. Piqué, sancionado, no podía jugar.

El paseo de Leo por el Bernabéu. Jugó caminando. No, no es ninguna exageración. Fue literal. Andando brindó otra extraordinaria exhibición en el clásico. Intervino en los tres goles del Barça. En el 0-1, el de Suárez, por omisión, ya que se apartó de la jugada en la que el Madrid le hizo el pasillo a Rakitic. En el 0-2, con un pase dejó solo al uruguayo. Y en el 0-3, pese a perder una bota en la acción, digna de un extremo derecha de toda la vida, asistió a Aleix Vidal.

La tormenta de goles llegó en la segunda mitad cuando Rakitic, con ese discreto encanto que le caracteriza, abrió la puerta. A partir del solvente juego del croata, el Barça liquidó al Betis con Sergi Roberto retornando al centro del campo como interior, mientras otra maravilla messiánica se producía en el Benito Villamarín. 

A finales de febrero se estrenaron los 'cuatro fantásticos' (Messi, Suárez, Coutinho y Dembélé) en el once inicial. El francés, llenando la banda derecha; el brasileño, caracoleando por la izquierda. Desde fuera hacia dentro. Y arriba, Leo y Luis. Empezó perdiendo el Barça por el gol de Portu (m. 3), pero luego fue un vendaval. Al final de la primera mitad ya ganaba 4-1. Luego, llegó el 'coutinhazo' desde fuera del área (5-1) y el tanto de Suárez (6-1), tras asistencia de Dembélé.

El especialista. Ofreció Messi esta temporada un inacabable catálogo de lanzamiento de faltas. A cada cual más complejo. Y siempre novedoso. Tanto que Oblak no sabía que él también sería una víctima como Bono (Girona) y Chichizola (Las Palmas). En una semana, tres faltas, tres goles de Leo. Los tres distintos.

Al borde de perder la condición de invicto estuvo el Barça en el Sánchez Pizjuán. Estaba contra las cuerdas. Sin capacidad de reacción y, sobre todo, sin tiempo. Los goles del 'Mudo' Vázquez (m. 36) y Muriel (m. 50), unidos a la debilidad defensiva azulgrana, presagiaban la caída. Pero en apenas 54 segundos llegaron los dos tantos del empate. Sacó Denis un córner peinado por Alcácer y rematado de forma acrobática por Suárez. Luego, Messi se camufló antes de que Coutinho le asistiera. Visto y no visto. Del 2-0 al 2-2.

Empezó Valverde con Messi de 'falso nueve'. Y acabó así en un clásico que no decidía nada. Estaba todo resuelto en la Liga ya que el Barça tuvo el carácter para sobrevivir con un jugador menos. El Madrid hegemónico en Europa no le hizo daño alguno al Barça en España. Ni en el Bernabéu ni en el Camp Nou.

El cataclismo llegó en la penúltima jornada. Sin Messi y con un eje defensivo de circunstancias (Yerry Mina y Vermaelen). La caída fue tan inesperada como estrepitosa porque en 55 minutos el Levante desnudó la solidez del Barça de Valverde. Cinco goles encajados y una sensación de caos táctico nunca vista antes.

Valverde tuvo su once de gala, por mucho que fuera introduciendo matices y jugadores nuevos. Una defensa que se recitaba de memoria, al igual que el centro del campo y la delantera. En realidad, eran 10 intocables. Y una pieza que bailaba, aunque se impuso Paulinho por delante de Dembélé, que sufrió dos lesiones musculares importantes, y Coutinho, que llegó en enero.

En el penúltimo suspiro, el Barça de Valverde perdió la oportunidad de firmar una temporada prácticamente perfecta. Su derrota en el campo del Levante le impidió cerrar el campeonato invicto, siendo, además, capaz de estar el 50% de los partidos con la portería a cero, una clave de su éxito, sobre todo al inicio de la campaña. 

Fue la Liga de Messi. Fue el máximo goleador del campeonato con 34 tantos. Y, al mismo tiempo, el máximo asistente, regalando hasta 12 goles a sus compañeros. Dominando con registros nuevos y desde una posición distinta el juego del Barça. Uno de los grandes aciertos de Valverde fue rescatar la mejor versión de Leo. 

Hace tres años se marchó Xavi a Catar. Ahora se ha ido Iniesta a Japón. Del Barça de los centrocampistas de Guardiola (Busquets-Xavi-Iniesta) se pasó entonces al Barça del tridente con Luis Enrique (Messi-Suárez-Neymar). Ahora Valverde, que aguarda esperanzado la llegada de Griezmann, tendrá que dibujar una nueva estructura de equipo para la cohabitación de esos cuatro delanteros (Coutinho tiene mucha más alma de atacante que Iniesta, claro).