Un modelo perfecto

El Barça es un torbellino que arrasa con todo, un vendaval que va dejando una huella imborrable que el mundo entero contempla con una admiración unánime. El equipo de Guardiola solo resiste comparaciones consigo mismo y en esa singular lucha también sale ganando. En puntos, en goles a favor, en goles en contra y, sobre todo, en juego, el Barça de hoy es lo nunca visto, una obra cercana a la perfección que no deja de sorprender.

Mourinho tampoco deja de sorprender nunca. Pero no por lo que hace en el campo el Madrid, que es muy poco, sino por sus actuaciones fuera. Ayer, tras ganar de milagro al Sevilla (1-0), sacó el mechero y prendió fuego al club con otro ataque de victimismo que dará mucho que hablar. De fútbol, en cambio, habló poco o nada tras un partido lamentable. El cisma está servido. Que Florentino y Valdano se preparen.

Y la razón de esa crisis no hay que buscarla solo en el Bernabéu. A Mou le duele todavía la manita y el vértigo que provocan los números del Barça. A fuerza de escucharlos es fácil caer en la tentación de no darle el valor que merecen. El valor de algo único. En la Liga, por ejemplo, el año 2010, que se cerró con el derbi en Cornellà, deja una marca estratosférica: en un total de 38 partidos, de enero a diciembre, el Barça ha sumado 102 puntos de los 114 posibles, con 33 victorias, 3 empates y solo dos derrotas (Atlético en febrero y Hércules en septiembre). Tremendo.

Mientras el Madrid es el único que sigue su pista, aunque con un estilo muy distinto y sin los humos que exhibía antes de la manita del Camp Nou, en Europa tampoco nadie les hace sombra. Es el único campeón de las grandes Ligas que no ha pagado el precio del éxito y ha caído del pedestal. Al contrario, se mantiene en la cima con un fútbol genial. Es una consecuencia más de la doctrina de la persistencia y la humildad que ha impuesto Guardiola y que se mantiene a salvo tras más de dos años de vivir en las nubes.

CAMPEONES EN CRISIS / Desde el Inter de Benítez al triste Bayern de Van Gaal, pasando por el Chelsea de Ancelotti y el Marsella de Deschamps. Todos han pasado de dominar en sus países a caminar contrarreloj por revalidar el título, misión que parece imposible para los dos finalistas de la última Champions. El Barça es el modelo a seguir en Europa. La goleada al Madrid ya encontró resonancia en los principales medios, como L'Equipe o La Gazzetta dello Sport.

Las cifras corroboran esa admiración. El Barça es el máximo goleador de Europa, con 51 tantos y una media de 3,18 por partido que duplica a la de otros grandes. El Inter (20 goles), el Marsella (27), el Milan (29), el Chelsea y el Bayern (31) están muy lejos del equipo de Guardiola, igualmente fiable en defensa. Con 0,56 goles en contra por encuentro, la zaga azulgrana es la envidia de clubs como el Inter (0,93), el Manchester United (1) y el Arsenal (1,11), su próximo rival en Europa. El equilibrio, esa palabra que tanto gusta a Guardiola, está conseguido.

Pero el Barça no tiene tiempo para contemplarse frente al espejo. El torbellino continúa. Ayer, no hubo descanso porque mañana toca Copa. Llega el Athletic, sin Llorente ni Amorebieta, y es fácil que Guardiola se esfuerce en enterrar el recuerdo del derbi para lanzar el mismo mensaje de siempre. Nada está hecho. Pero cómo les envidian.