Sito Alonso, el niño que lloró cuando murió Fernando Martín

Aquel día jugaban Real Madrid y CAI Zaragoza, en Madrid. Sito Alonso (Madrid, 4 de diciembre de 1975) tenía 14 años y llevaba ya tres años entrenando a equipos diminutos, quiero decir, de niños, de seis a diez años, en la Escuela Compañía de Maria, en Zaragoza, tras inspirarse en las artes de entrenador de su padre.

Como cada día, tarde o noche que podía, y aquel día podía, Sito sintonizaba la radio para seguir el partido desde casa. Y, de pronto, oyó que Fernando Martin, el monstruo de los monstruos, el mito hecho baloncesto, acababa de estrellarse en la M-30 de Madrid a más de 200 kilómetros por hora, cuando acudía (él estaba lesionado) a apoyar a sus compañero en el pabellón.

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UNA NOCHE SIN DORMIR

Sito apagó la radio, se lo contó a su madre, a quien, semanas antes, había acompañado al pabellón maño, cuando el Real Madrid visitó Zaragoza, para pedirle un autógrafo (su madre, no él) a Fernando Martin, y se encerró en su habitación, pasando la noche (“no dormí ni media hora, nada, cero”) llorando desconsoladamente por la muerte “de aquel grandioso jugador, inmenso, enorme, al que siempre veía peleando, codo a codo, con gran honestidad, bajo los aros con el tremendo, también, Audi Norris”.

Ese es Sito Alonso, el nuevo entrenador del Barça de basket, el Ernesto Valverde del Palau Blaugrana, el hombre que ha escogido Nacho Rodríguez para intentar devolver la ilusión a la gent blaugrana. Sito, amigo del Txingurri, con quien también coincidió en Bilbao (“mira, allí él ganó un título, a ver si ahora, juntos, ganamos muchos”), coincide, sin duda, con Valverde en que “nunca hay mal momento para fichar por el Barça ¡jamás!”

Sito, que ayer, en su presentación, a la que asistió en un rinconcito de la sala de prensa del Palau otro tremendo jugador que puso la piel de gallina a la gent blaugrana y que ha vuelto al Palau, el gran Manolo Flores, hizo sus primeros pinitos en catalán (fijo que, en nada, lo habla a la perfección). Todo lo que hace Alonso tiene una inspiración paternal. Tener como principal fuente de sabiduría a tu padre, no es mala cosa, es un punto de partida modélico. Fue el padre de Sito quien puso en sus manos su primer equipo, aquel racimo de niños de seis años de la Escuela Compañía de María, en Zaragoza. Luego ya vinieron otros maestros, como Aíto García Renes y demás, pero el primero fue papá. Y hasta mamá.

GLORIA A 'LA BOMBA' NAVARRO

Sito, al que conocí hace ahora diez años cuando estaba en la Penya, tiene muy claro, hasta demasiado, quien es el mejor entrenador de basket. “El mejor técnico es aquel que recibe un equipo de 12 jugadores (él, ahora, en el Barça, quiere tener 14), con dos de nivel 9, siete de nivel 6 y tres de nivel 4 y, al acabar la temporada, todos, todos, han subido su nivel y la media del equipo está por encima de lo que estaba cuando empezó el campeonato”.

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Alonso, que ha reverenciado a Juan Carlos la bomba Navarro, por lo que es como jugador, por lo que representa y por lo mucho que tienen los demás, sobre todo los más jóvenes, que aprender de él, está convencido de que a la excelencia, palabra ya emblemática en este Barça, se trate, se llega “por la combinación de esfuerzos sin recibir nada a cambio. Esto no es fútbol, donde juegan 11, muchos; aquí solo juegan cinco y, cuando uno no cumple, hunde a sus compañeros, les perjudica a todos”.

COMPLICIDAD Y SOLIDARIDAD

Sito cree, a ciegas, en la persuasión, en la complicidad, en el eslogan de los tres mosqueteros. “Hay jugadores que no salen en las estadísticas –cuenta el nuevo técnico azulgrana--, pero que son vitales, fundamentales, en el equipo. Sin ellos, y de eso nos tenemos que dar cuenta todos, los demás no podrían hacer lo que hacen”. Sito cree que para los jugadores “lo más importante es sentirse importante para su entrenador; sin el respeto de su entrenador, los jugadores no avanzan, no prosperan”. Sito cree tanto, tanto, en los jugadores, que lleva días pensando solo en ellos. Ni siquiera ha pensado en quien será su segundo o su equipo de trabajo. Ahora, lo único que le interesa es trabajar con Nacho Rodríguez a brazo partido, preparar la cantera, valorar a los jóvenes del Barça y, luego, cuando tenga tiempo ya pensará en los suyos.

         Recuerden: nunca hay mal momento para fichar por el Barça.