Un estudio analiza el genoma de los pueblos más ancestrales de África

El análisis del ADN de cuatro jefes de tribus africanas bucea en el origen de la humanidad

La diversidad entre dos bosquimanos es superior a la que hay entre dos individuos cualquiera del resto del mundo

ANTONIO MADRIDEJOS
BARCELONA

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Las diferentes grupos de bosquimanos, pueblos cazadores-recolectores de África meridional, muestran una diversidad genética superior a la que presentan dos ciudadanos de cualquier otro rincón del mundo escogidos al azar, incluidos los restantes africanos. Así lo sostiene un detallado análisis al que han sido sometidos cuatro jefes tribales del desierto del Kalahari, en Namibia, y el religioso surafricano Desmond Tutu, arzobispo anglicano y premio Nobel de la Paz. Al margen de los vínculos filogenéticos, los autores de la investigación afirman que el trabajo permitirá profundizar en la evolución de las enfermedades y la susceptibilidad de sufrirlas.

Aunque los khoisán –los bosquimanos y sus vecinos los hotentotes– son considerados los pueblos actuales más próximos a los primeros humanos anatómicamente modernos, jamás habían sido objeto de una investigación genética a fondo. Las

secuenciaciones realizadas hasta la fecha correspondían a seis caucásicos, un chino, un coreano y un yoruba nigeriano. La investigación, cuyos detalles publica esta semana la revistaNature,estuvo coordinada por Stephan Schuster (Universidad de Pensilvania, EEUU) y Vanessa Hayes (Universidad de Nueva Gales del Sur, Australia).

La hipótesis más extendida sostiene que elHomo sapiens surgió hace unos 200.000 años en África del este, posiblemente en la actual Etiopía, y desde allí se expandió por el resto del mundo, primero por todo el continente africano y luego, hace unos 90.000 años, por Eurasia. «Que las poblaciones del Kalahari tengan más diversidad genética que el resto del mundo es consecuente con lo que sabemos de las migraciones primitivas», resume Eudald Carbonell, catedrático de la Universitat Rovira i Virgili y director del Institut Català de Paleoecologia Humana. En esencia, fueron mucho más numerosos los humanos que permanecieron en su cuna africana que los que se aventuraron a salir del continente y colonizar el resto de la Tierra.

El estudio informa con detalle de la identidad de los cinco individuos. Concretamente, se ha secuenciado el genoma completo del arzobispo Tutu, considerado un bantú arquetípico, y de un líder bosquimano, así como las secuencias de una proteína de los otros tres jefes tribales. Los cinco voluntarios superan los 70 años y se encuentran en buen estado de salud. Tutu, que se prestó encantado, fue escogido porque sus ancestros son pastores de ascendencia nguni y tswana, «como el 90% de los bantús de Suráfrica», comenta Schuster en un comunicado.

VARIANTES NUNCA VISTAS / El estudio ha identificado 1,3 millones de variantes genéticas no observadas en otros grupos humanos. Webb Miller, que coordinó el análisis comparado de los genomas, insiste en la singularidad de los voluntarios: «De media, hay más diferencias entre los bosquimanos de nuestro estudio que entre un europeo y un asiático».

Los bosquimanos cuyos genomas han sido secuenciados todavía viven de la caza y la recolección, lo que permite relacionar su particular fisiología con las variantes genéticas detectadas, prosigue Schuster. Como buenos nómadas, por ejemplo, en su genoma se han detectado dos variantes que los hacen muy aptos para el esprint y también para distinguir mejor los sabores amargos, lo que los protege de los frutos tóxicos. Al mismo tiempo, no obstante, su aislamiento los ha hecho frágiles en algunos aspectos. A diferencia de sus vecinos agricultores, no disponen de una variante genética que al parecer protege de la malaria. Y tampoco están muy adaptados a las dietas altas en grasa.