¿Merece la pena recurrir a un gestor o asesoría cuando eres autónomo?

Una de las principales dudas que surgen cuando una persona comienza a trabajar por cuenta propia o monta su negocio es si merece la pena buscar una gestoría para que lleve las cuentas o es preferible que este aspecto lo gestione uno mismo u otra persona del equipo.

Muchos autónomos optan por hacerlo inicialmente motu propio y les va bien durante un tiempo, pero en un momento dado, cuando la facturación aumenta significativamente o el papeleo y las gestiones se hacen más frecuentes, deciden dan el paso. 

“La principal ventaja de recurrir a una gestoría es que duermes más tranquilo. A veces, incluso sin querer, cometemos irregularidades. En el peor de los casos estas incluso suponen la pérdida de dinero, además de la posible sanción que tendrás que asumir por no cumplir reglas tan complejas que las desconoces”, explica para BYZness Javier Lorente, fundador de la firma de abogados IurisNOW.com.

Para Lorente la segunda razón por la que es recomendable tomar esta decisión es que “un buen asesor sabe cómo ahorrar al máximo beneficiándote de ayudas, subvenciones o meras formas de hacer las cosas que son totalmente legales y juega en tu beneficio”. 

Bruno Ramos, periodista especializado en marketing de contenidos, SEO y afiliación asegura que en su caso ha sido “fundamental” contar con un gestor que le lleve las cuentas. También recomienda disponer de un gestor que esté familiarizado o tenga experiencia en negocios digitales “ya que así tendrá más claras las políticas de facturación y fiscal para cobrar de publicidad de Google, Amazon, afiliación, etc. Es una figura muy importante que libera de mucho tiempo al emprendedor para estar centrado y fresco en aspectos clave del negocio”, afirma. 

En este último aspecto coincide Roberto Espinosa, asesor fiscal en Pro QuoAbogados. Entre sus ventajas, subraya que -al tener a un tercero encargado de estos temas- el autónomo o empresario “se puede centrar más en la actividad que desarrolla si delega la gestión de sus obligaciones tributarias y de Seguridad Social”. 

Espinosa menciona también como puntos positivos la posibilidad de recibir asesoramiento financiero en cosas como las conversaciones con el banco para posible financiación, ayuda para plan de negocio, capitalización del paro, etc. Asimismo, cita el respaldo que tiene el profesional en caso de que la Agencia Tributaria o la Seguridad Social le requieran información o el asesoramiento para “conocer mejor qué se puede desgravar, qué ventajas fiscales tiene y a qué bonificaciones puede acceder”. Por último, comenta que “generalmente la gestoría tiene un seguro de responsabilidad civil, para cubrir posibles contingencias derivadas de errores”. 

El coste, la mayor barrera

El principal freno para contratar un gestor sería el gasto que supone. Este no siempre es muy elevado, pero los autónomos que no facturen mucho y tengan que sumar esa cantidad a la de las cuotas de la Seguridad Social, alquiler de despacho o local, gasolina, teléfono, etc quizás no estén muy por la labor.

En principio contratar una gestoría puede salir a partir de unos 50 euros al mes para un profesional autónomo y de unos 100/150 euros mensuales para empresas. No obstante, el coste dependería del volumen de trabajo que se le dé y de la dimensión de estas empresas. 

“No es lo mismo registrar 10 facturas mensuales, que 100. También es importante determinar el importe de las facturas, pues un error sobre 100.000€ no es equiparable a un error sobre 10.000€”, señalan desde desde Pro Quo Abogados.  

Haciendo una búsqueda en Google pueden encontrarse páginas que ofrecen un servicio de gestoría para autónomos desde solo 30 euros y para pymes desde 50. Sin embargo, Espinosa advierte de que no siempre se puede confiar en estas ofertas low-cost. “Hoy en día existen numerosas gestorías online con un coste bajo, sin embargo, hay que ser cautos y verificar qué servicios prestan exactamente para no llevarse futuras sorpresas”, aconseja. 

La otra cara sería la de asesorías que cobran una gran suma mensual a sus clientes. Ocurre cuando algunas compañías acaban dando determinados poderes a los gestores para que ejerzan de representantes legales suyos ante ciertos asuntos. En estos casos su retribución prácticamente sería equivalente o algo superior a la de un salario de cualquier trabajador de la empresa.